La difícil situación que vivimos, la profunda devastación económica, y mucho peor la pérdida de esperanza, la catástrofe espiritual, la ausencia de líderes, generan en la masa una profunda decepción, escepticismo. Las masas carentes de instrumentos para comprender la realidad política, confundidas, manipuladas con las imágenes que imitan lo que antes fue, ese es el signo de la hora que atravesamos. Venezolanos huyendo de ellos mismos deambulan en el exterior ingrato, otros subsisten agrediendo a su prójimo, y los más se exilian en el interior de sus mezquindades personales.
Los días son como la negra noche, siente el país que todo acabó, que nunca jamás saldrá el sol, que no volverán los días de felicidad que vivimos ayer con el gobierno honesto, coherente, creíble, querible del Comandante Chávez, cuando gobernantes y masas latían con un mismo corazón, los problemas se enfrentaban unidos de verdad, las palabras tenían sentido y la crítica era herramienta para construir el futuro.
Es la hora de los dirigentes vergatarios, los de verdad, el país los necesita, corremos el riesgo de perder a la Patria de Bolívar, la nación se derrumba, necesita como nunca de sus mejores hijos. En estos tiempos se demostrará si merecemos una patria, o si la dejaremos perder sin hacer nada, huyendo, escondiendo la cabeza como los avestruces.
El mundo decente, los justos, tienen sus ojos puestos en Venezuela, aquí se decide si los intentos Socialistas indefectiblemente desembocan en sus contrarios, si regresan a la barbarie, o si es posible revertir la canallada y retomar el camino que otros procesos perdieron; se decide si la humanidad es una pasión inútil, si el destino fatal es ineludible, o si la lucha tiene sentido. El hombre no puede limitarse a su mezquina existencia; tiene, debe, está posibilitado por su biología, por su capacidad de pensar y de imaginar, tener conciencia de pertenencia, de responsabilidad con la especie, conciencia de futuro, de responsabilidad con las generaciones futuras, de eso depende la existencia del homo sapiens, de la vida toda.
Esta lucha en Venezuela será registrada por la historia, que ya nadie escribirá, como uno de los últimos intentos de salvar la existencia de la humanidad. El reto es inmenso, requiere de dirigentes que vuelen más allá de su tiempo, y capaces de explicar a las masas su responsabilidad. Es hora de actuar, de revivir el espíritu que hizo posible el Paso de los Andes, la liberación de un continente. Aquí hay reservas morales, hay esperanzas, ya comienzan a surgir, con valentía, las respuestas profundas a la crisis provocada por la traición.
Venezuela ha escrito en la historia páginas heroicas en la lucha por la liberación del humano, Bolívar y los próceres de la independencia desde el Panteón Nacional iluminan el camino de la dignidad, nos recuerdan que un pueblo que no se somete a sus verdugos que lucha, se rebela, siempre conquistará su liberación y podrá construir mundos de felicidad para todos. Allá en el Cuartel de la Montaña está el Comandante esperando el momento cuando la lealtad a su pensamiento guíe el regreso al camino extraviado. Entonces la vida será de nuevo guiada por la lucha contra la lógica del capital.
¡CHÁVEZ LEALTAD!