¿Cómo se controla una sociedad? El tema ocupa desde siempre a los intelectuales y a los gobernantes. Se consideran dos factores principales en el control de una sociedad: la conciencia y la fuerza física. La conciencia, la visión que la sociedad tenga de sí misma, que cada individuo tenga de la sociedad y de sí mismo, es el fundamento del control, de la dominación en una sociedad. En este binomio la fuerza es secundaria. Ya el Libertador dijo: “por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza”. Por la ignorancia de las condiciones de vasallaje en que vive la sociedad y la ignorancia de la fuerza liberadora, de la masa unida alrededor de un objetivo altruista. El no saber que el mundo se puede cambiar, que otro mundo es posible.
En Venezuela se padece hoy a un gobierno que perdió el soporte espiritual, la conciencia que le proporcionaba la misión encomendada: la construcción de una sociedad diferente a la sociedad capitalista. Así liquidó el sentido de pertenencia a un esfuerzo común, se perdió la felicidad de los individuos de saberse parte de una empresa altruista, de tener en el prójimo a un amigo y no a un adversario. Esta conciencia perdida fue sustituida por la conciencia individualista, del sálvese el que pueda, del egoísmo, de la guerra de todos contra todos. En estas condiciones, el gobierno se despojó de su fuerza principal, la conciencia social, y ahora se soporta sólo en la fuerza, privado de credibilidad, del respeto y la consideración de las masas.
Cuando un gobierno se sustenta sólo en la fuerza es un signo inequívoco de desgaste grave. Las señales en Venezuela hoy son alarmantes, el país todo está conmocionado. Pensemos en la situación oscura de Apure, cuando el gobierno, iluso, cree retomar el control con el aumento de la fuerza, como si la solución al descontrol fuese un asunto de represión, de pólvora, de morteros. En la cota 905, en Petare, en las carreteras de oriente, en el Zulia la situación es similar, o el gobierno se rinde, y da como perdidas estas zonas, o irrumpe con la represión inútil. El país no tiene liderazgo, ni tiene formas de control. Lo de las alcabalas en las carreteras y ciudades es una señal del estallido de la sociedad, cada una de estas alcabalas actúa como una oficina de recaudación de impuestos obligatorios, tienen sus propias reglas, su soberanía, aplica su propia ley a su capricho, es un fragmento que se considera un país, un propio Estado.
El país enfrenta una situación de urgencia. No hay liderazgo, ni individual ni institucional, las organizaciones nacionales estallan junto a los liderazgos, no hay fuerzas de cohesión, no hay ideas que unan, se pierde la conciencia de sociedad. No son poca cosa los millones del éxodo, no es señal halagadora la ausencia de resistencia organizada al desastre. El concepto de Patria se ha reducido a los intereses de la estrecha cúpula, la imagen de los grandes hombres se ha desfigurado hasta ponerla al servicio de los bajos intereses de los gobernantes. Se corre hoy el peligro de perder la nación, ya la privatización, que es decir la fragmentación espiritual y material de la Patria, contamina toda la economía, nada está a salvo del morbo privatizador, desde pdvsa, hasta las plazas de los pueblos, el oxígeno, las vacunas, todo. Los bienes materiales de la Patria se subastan en secreto y con ellos el espíritu nacional… Son días de cielo encapotado.
¡SALVEMOS AL PAÍS, TODOS SOMOS RESPONSABLES!