Vuelven los capitalistas al diálogo, se sientan en la mesa haciendo bueno aquel refrán de que “perro que ladra no muerde”. Los guaidoses y los maduristas se atacan mutuamente en lo que es un show para pendejos que se lo crean. Debemos preguntarnos, ¿qué se esconde tras el diálogo, cuál es la verdad?.
Lo primero es entender que lo que se ve, la pelea de los perros, no es el verdadero diálogo, es un mero adorno de unas conversaciones, unos acuerdos entre los dueños del circo, entre rusos, chinos, europeos y gringos que buscan proteger sus intereses. Ya el madurismo cumplió su parte en la restauración capitalista y la deformación del recuerdo chavista, ahora -quién lo puede negar- el país es más capitalista que nunca, las zonas especiales, la ley antibloqueo, la venta de pdvsa, las privatizaciones en secreto confirman el regreso del capitalismo. El problema hoy es consolidar la forma política, espiritual, del capitalismo salvaje instalado.
Y allí entra el diálogo, parece que ya los dueños internacionales tienen un acuerdo y falta que sus operadores nacionales lo acepten. ¿Cuál sería ese acuerdo? No lo sabemos, sólo caben conjeturas. Lo fundamental del acuerdo es el destino de los jerarcas maduristas. Si los dueños internacionales los consideran aptos para seguir al frente del capitalismo, o piensan que ya cumplieron y deben ceder el lugar a otros operadores. Parece que se prepara su salida, la actitud de la fiscalía culpando de las violaciones de los derechos humanos a los subalternos es un intento por exculpar a los cinco de la cúpula, lavarles la cara, permitirle viajar por el mundo sin peligro. El llamado a elecciones, que el madurismo en condiciones normales no puede ganar, es brindarle una salida honorable. El resto de las condiciones que los gringos proponen son un armisticio, un acta de rendición.
El problema central del madurismo es que perdió el apoyo, dilapidó la herencia que le dejó Chávez, está desgastado, no controla el país, en su afán por permanecer destruyó a las instituciones, desprestigió a las leyes, de esa manera no le sirve al capitalismo, se requiere remozar el estamento político. Desechan al madurismo, alguien debe ser chivo expiatorio. El madurismo ofrenda a sus subalternos, aunque seguramente exigirán unas piezas grandes, de arriba. Se acerca una estampida en el madurismo, allí nadie está seguro, todos son negociables, todos son negociadores. Sin apoyo, el madurismo vive un cruel dilema: para ser aceptado, para permanecer, debe cumplir con unos requisitos que lo conducen a una derrota segura, le corta las alas de un posible fraude.
Todo indica que los dueños internacionales quieren recuperar un pacto de punto fijo, forma de dominación que calza bien con un país rentista. Para eso es necesario que el madurismo acepte la alternabilidad en el poder, clave de la dictadura democrática, y entregue algunos chivos expiatorios. La división del partido del madurismo es inminente, allí adentro no hay lealtad, después de traicionar a Chávez pueden traicionar a cualquiera. El futuro próximo dirá si los subalternos nacionales pueden cumplir los acuerdos internacionales, o si serán necesarias salidas de fuerzas. Todas las posibilidades están contempladas, incluso la de envolver al país en una conflagración interminable.
La situación es terrible para el país, se sientan en una mesa a subastarlo, de allí no saldrá nada bueno para la Patria.
¡NO AL PACTO DE LOS TRAIDORES!
¡VOLVER A CHÁVEZ MÁS NECESARIO QUE NUNCA!
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