¡Sin distracciones!: los socialistas debemos ser "monotemáticos"

Los socialistas que escribimos para publicar nuestras ideas somos "monotemáticos", si no seríamos periodistas. Y no somos periodistas, así haya periodistas socialista… y monotemáticos. Este remoquete que nos endosan, sirve para hablar de un aspecto central del socialismo: la búsqueda de la perfección. En revolución, significa perfección moverse junto a la realidad, porque la experiencia siempre es precaria y cambia, es un ojo atento que cabalga sobre la realidad que puede pillar algunas leyes generales, cuando las hay. Hasta no agotar su análisis no podemos soltarla, es decir, nunca. Los socialistas debemos ser obsesivos, no podemos distraernos, y todo debe confluir en nuestro objetivo el cual es la construcción del socialismo sobre bases morales sólidas, lo único que no se mueve de forma tan vertiginosa. Para ello hay que estar atentos, insistir en la crítica, no dejar pasar nada sin hacer alguna observación.

Si el capitalista y el capitalismo son "monotemáticos" con el tema de la libertad de empresa, la libre iniciativa, la propiedad privada; si su único tema es el lucro y satisfacer su vanidad; si para el capitalista todo orbita en torno a la acumulación de riquezas, el político socialista revolucionario no puede dejarse embaucar y engancharse con las mentiras capitalistas, puesto que de ellas están hechos los valores fundamentales de la sociedad que justo queremos y debemos cambiar.

La dirigencia socialista verdadera no se puede distraer con deseos, odios, venganzas, envidia, mezclar vicios personales heredados de la vieja sociedad con el proceso para erradicarlos, matar dentro, lo que se busca matar fuera, en la sociedad. Como dice Toby en su último artículo: la vanguardia de la revolución, es decir el político revolucionario… "al ir creciendo su influencia, va aumentando la organización de las bases, de esa forma se construye un instrumento político, (pero) que debe prefigurar las relaciones de la sociedad que se quiere fundar..." Esto quiere decir que por lo general, la sociedad burguesa capitalista reproduce en nosotros sus prácticas sociales, por eso hay que estar atentos y vigilar hacia dentro, es decir pillar nuestra conducta, y hacia afuera, pillar "las relaciones de la sociedad que queremos fundar", que deben ser distintas a la que queremos cambiar, vigilar dónde están los errores de percepción y acción. Hay que ser obsesivos, "monotemáticos" (como dice nuestro politólogo distraído).

Pongamos un ejemplo. Lo que realmente despertó al pueblo de Venezuela aquel 4 y 5 de febrero fue que Chávez asumiera la responsabilidad de sus actos, conducta insólita en una Venezuela llena de políticos embusteros e irresponsables, como fue aquella de 1992. Ahora renacen de sus cenizas los mismos embusteros e irresponsables, disimulados de socialistas. ¿Qué pasó?, dejamos de vigilar, nos distrajimos, relajamos nuestra conducta moral y toleramos sus faltas, en nosotros y en el otro. Es natural ahora que todos mientan descaradamente, que la mano izquierda no se entere de lo que hace la derecha, "vicios privados, publica virtud", y toda clase de disociación. Ese espíritu socarrón del politiquero criollo nos jugó una mala pasada a Chávez y a todos nosotros que alguna vez pensamos desaparecería para siempre cuando todavía Chávez estaba vivo, pero muerto Chávez brotó de nuevo porque nosotros lo toleramos, brotó del interior de cada uno de los que ocuparon su lugar y sus espacios en el gobierno; dejamos de ser "monotemáticos" y empezamos a descansar de la revolución buscando el éxito personal. Nos fue más fácil caer en los vicios del pasado que superarlos. Ahora, muerto Chávez, la nobleza del comandante a todos les resbala; ¡con qué facilidad se miente!, ¡con qué frialdad los que se dicen chavistas esquivan sus responsabilidades y se eximen de sus culpas!

Chávez asumió su responsabilidad en la rebelión y sus consecuencias. Nosotros no distrajimos y ahora todo un pueblo está pagando por eso, quedando huérfano de líderes de moral sólida, capaces de conducirlo hacia la otra "tierra prometida", la del socialismo, el cambio socialista, la liberación socialista de la esclavitud al capital, al capitalismo, al trabajo alienado y alienante. Un pueblo acostumbrado a ser birlado por los politiqueros del pasado pareciera hoy harto de mentiras, y con estos necios que solo saben mentir, prefieren algunos aferrarse a la fe en sus palabras infames, creer en sus vanas promesas, matar por ellos si es preciso, negar la realidad a como dé lugar…, que sufrir de nuevo el dolor del desengaño. Pero el resto, que son la mayoría, ha optado por no volver a creer jamás en nadie ni en nada. Y no sabemos qué es peor, la negación de la realidad o la pérdida de la fe.

Aquel gesto noble de Chávez de asumir la responsabilidad de la rebelión y sobre ella prometer la victoria futura resulta irrepetible porque nadie ahora lo va a creer honesto. Este ha sido el más infame de los daños ocasionado por la dirigencia madurista a la revolución, el daño espiritual a la masa chavista, la amputación de su consciencia social y la pérdida de la fe en ella misma. Y todo por habernos distraído de nuestro objetivo moral por el éxito privado y personal. Tal día como hoy nació Hugo Chávez, el mayor de los monotemáticos: independencia y patria socialista…



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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