La mañana de este sábado 31 de julio, el conuco de Ñango Marín se veía pepeaito. El humilde rancho y especialmente su gran corredor, se adornaba con bambalinas de colores. Destacaba el amarillo por el significado que tiene para los margariteños, el verde y el azul. Entre las matas de mamey, mango, pandelaño, cotoperí; el amarillo jugaba con el verde y a esa hora, la montaña nos regalaba un hermoso azul que guardaba detrás de su verdor. Todo esto, nos permitía una espectacular combinación de colores.
Ñango había previsto un sencillo pero emotivo encuentro para celebrar por lo alto nuestro Carabobo insular, que es como el historiador Iván Gómez León llama la batalla de Matasiete. No es cualquier cosa, que un ejército pequeño pero grande en patria, se propusiera derrotar a Pablo Morillo con un ejército de 3.000 hombres. A 204 años de este hecho, la victoria aún sabe a gloria.
El evento central, según lo que Ñango había colocado en la cartelera informativa, dispuesta bajo la mata de mamey, incluía fuegos artificiales y una lectura colectiva del libro de Iván, que tiene por título “El Pueblo Margariteño Debe Volver a Matasiete”. Ñango no decide las cosas caprichosamente.
Todo parecía como una playa tranquila y sin ola. El conuco de Ñango contrastaba con su aparente normalidad con playa Caribe, que siempre luce sus olas rápidas y fuertes. En un recorrido final que Ñango previamente había estimado para estar seguro que todo estaba en su lugar; no le llamó la atención que Chela, Chucha, el guacharaco Carrao con sus guacharaquitas se encontraban en ese momento bajo la mata de mango del destacado periodista Juancho Marcano. Ñango no le prestó atención al evento y menos le preocupó ver a Pipo dirigiendo la conversa.
Chela había visto a Ñango en su recorrido y recomendó guardar silencio por un rato. Hablemos de cualquier cosa por si Ñango se viene hacia la mata de mango –decía Chela- y una vez que estemos seguro que ha realizado un retiro estratégico para nosotros, continuamos enrollando el trompo.
Mientras se guarda el rato de silencio, Pipo se aguantó sus papeles y Chucha lucía muy impaciente porque justo en ese momento, ella tenía la palabra. Ya Pipo, el fiel amigo del periodista Juancho había dado lectura a un escrito de su fiel amigo Juancho Marcano y con esa lectura, logró descuadrar y meterle leña a la versión que todos tenían sobre ese 31 de julio de 1817. Pipo con la lectura de sete texto produjo un severo conflicto cognitivo y Chucha trataba de encontrarle significado y aplacar su angustia. https://www.aporrea.org/regionales/a304563.html
En el uso de la palabra, Cucha acompañaba a Pipo en su parecer y planteaba: Tiene lógica lo que acaba de leer Pipo y contrasta un poco con un par de artículo que leímos de Iván Gómez (La Batalla de Matasiete es el Carabobo Margariteño y Significación histórica del Cerro Matasiete) que es muy seguro en el afirmar, que justo ese 31 de julio de 1817, el ejército de 3.000 hombres al mando de Pablo Morillo fue derrotado de “manera humillante” por el pequeño pero heroico ejercito al mando de Francisco Esteban Gómez. Es sabido porque el propio Iván lo menciona en su libro (Volver a Matasiete) de la siguiente manera:
“A partir de entonces y hasta el mes de noviembre de 1917, fecha en que el general español Pablo Morillo y las tropas bajo su mando abandonaron la isla insurgente por el puerto de Pampatar, (siete años de lucha sin descanso, día y noche, en un esfuerzo sobre humano que mereció el reconocimiento de hasta su más encarnizados enemigos), nuestro pueblo libra la más ardorosa batalla por lograr la independencia del dominio colonial español, convirtiéndose en el primer territorio liberado”
Capto acá en esta cita, una diferencia de momento, respecto a la decisión de Pablo Morillo abandonar la isla por el puerto de Pampatar. En el libro, Iván precisa que Pablo Morillo abandona (¿voluntariamente?) en noviembre y en uno de los artículos ya citados, la partida fue en agosto.
El hecho que ahora quiero destacar y que debe ser el punto para debatir con Ñango y los conuqueros, es irnos a fondo para debatir, cómo podemos procesar esta situación de derrota humillante que nos dio nuestra independencia y explicar después, el trayecto desde Pampatar a Juan Griego (como Pipo por su casa) de un Pablo Morillo derrotado de esa manera para pintar con la sangre de nuestros luchadores, la laguna de Los Mártires, que se encuentra cerca del Fortín de la Galera.
Este hecho nos asomas situaciones y preguntas. No cabe duda, que la batalla fue ganada con mucho valor y sacrificio. Este triunfo, habla de nuestro empeño y fortaleza como pueblo. Sin embargo, es importante revisar, si esa victoria nos permitió ser el primer territorio liberado o si calza para haber declarado la independencia insular. Es necesario pensar y discutir un poco, en la situación de Pablo Morillo. Su venida a Juan Griego (con mucha libertad) tiene sus amarguras. ¿Nos dormimos en los laureles? ¿Cómo fue efectivamente esa derrota? ¿Un error militar haberle dado esa libertad a Pablo Morillo?
Dedo decir -seguía Chucha en su derecho de palabra- que en la bibliografía que nos recomendó Nango para esta jornada de hoy, tiene como lectura básica, el libro de Eduardo Blanco y no sé ahora, si los historiadores margariteños que se han ocupado de analizar esta batalla, le colocaron el condimento de Eduardo Blanco y no el ají margariteño.
Como se trata de un Volver a Matasiete, sería interesante oír sobre este punto, las opiniones de otros historiadores y cronistas de Margarita y propongo, que esta tarde en el humilde rancho de Ñango, se organice una especie de seminario para discutir en otro momento todo esto.
Referencias
1) Gómez L, Iván (2008) El Pueblo Margariteño debe Volver a Matasiete. Verbo Publicaciones.
2) Gómez L, Iván: La Batalla de Matasiete es el Carabobo Margariteño y Significación histórica del Cerro Matasiete. Artículos que recibí a través de mi correo electrónico.
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