"(…) la realidad de un edificio no consiste en las cuatro paredes y su techo, sino en el espacio cerrado dentro del cual se vive". Lao-Tse [i]
RESUMEN
Resulta que ya hace más de 7 años vienen cerrando las calles públicas con portones en varios sitios de la ciudad de Cumaná, generando la imagen de fortaleza amurallada y de núcleos urbanos dispersos, producto a su vez, de la influencia expatria en tierra cumanesa que muestra el paisaje de la anticiudad y de la negación absoluta de la relación con el entorno, pues lo más importante, al parecer, es la "seguridad" y el "confort" y no el uso colectivo y de orden público constitucional y, mucho menos, el libre tránsito vehicular y peatonal de todos sus habitantes y del público en general.
CONSIDERACIÓN PREVIA
En mis años de estudiante, me decía algún compañero de estudios, para despejar dudas sobre las competencias de la arquitectura y del urbanismo, que una hacía edificios y la otra ciudad, así de elemental. Con el tiempo me fui dando cuenta que la cosa no era realmente de esa manera.
Ni arquitectos ni urbanistas parecían tener mucho protagonismo en esos menesteres, por lo menos en Cumaná, donde la ciudad crece a la buena de Dios, en una abigarrada mescolanza de depauperados constructores espontáneos, empresarios de la construcción, sindicalistas de variada pinta, escuderos de la politica y un cierto toque profesional otorgado por muy pocos arquitectos y planificadores.
Ahora, con muchos más y menos ingenuidad, no tengo la menor duda de que, las ciudades son el resultado de un accionar urbanístico y edilicio donde ese espejismo llamado arquitectura, planes urbanos y planificación territorial están ausentes en gran medida.
El vivir este proceso de desengaño juvenil donde el idealismo académico fue siendo desmontado por la contundencia de la realidad, no me ha generado ningún tipo de desengaño, por lo menos que yo las sienta. Por el contrario, he continuado imaginando una ciudad de Cumaná diferente, parecida a la que ahora parece despuntar. Si es sólo sueños, los prefiero al cinismo.
ACOTACIONES NECESARIAS
He conservado, mi capacidad de asombro ante las posiciones que adopta el ciudadano frente a los cambios que ocurren, una infausta pizarra de una de las juntas de vecinos de la ciudad de Cumaná, me sorprende por su inédita virulencia y menosprecio que se evidencia, no puede producir otra cosa que sorpresa, sobre todo por lo que involucra, pues ella refleja un sentimiento de poder invencible.
Es decir, el desafío que impone la responsabilidad individual compuesta por innumerables complejidades internas reducida a un elemento singular-anónimo o una singular identidad-diferente cuyo razón es la angustia social sumergida y sumidas en la conciencia moral: forma de trabajo, modos de vivir y visiones del mundo –cultura la llaman-.
De allí, que el objetivo de la pizarra demuestra –obviamente de manera apresurada-, lo desacertado de las políticas que en materia vecinal, planificación urbana, derechos humanos y civiles intenta llevar adelante algunas juntas de vecinos de la ciudad de Cumaná. Nada más ni nada menos, todo se demostró en sólo un instante, que cualquiera en su sano juicio pueda comprender que:
- Se dogmatiza el adjetivo de "morosos" como una inusual forma de exponer al escarnio público a seres humanos presuntamente insolventes.
- El método utilizado no es el de informar a los que corresponde al interior de la comunidad al colocarlas en la calle, sino a todas aquellas que transitan.
Más allá de las consideraciones, del por qué y para qué, se devela una curiosa y vehemente desconocimiento del modelo de ocupación territorial que la sociedad cumanesa ha venido construyendo a lo largo de estos últimos de 53 años, producto del encuentro de intereses de esta sociedad y de un pacto entre sus integrantes y que, por lo tanto, la pretensión de modificar, ahora, tal circunstancia responde a una visión voluntarista del cambio social.
Pues, al parecer lo que sobra son proyectos específicos, todo el mundo tiene una aspiración individualizada. Sobra imaginación y agallas, lo que escasea es la sabiduría y la humildad, para entender que una urbanización que se respete a sí misma, es bastante más que un programa de inversiones o una cuantificación de activos a la venta, con su respectivo cálculo de beneficios económicos.
Lo que están imaginando algunas juntas de vecinos, es que el cierre de calles públicas con portones en varios sitios de la ciudad de Cumaná, es generar la imagen de fortaleza amurallada, es ampliar la dispersión, es producir la influencia expatria en tierra cumanesa, es mostrar el paisaje de la anticiudad y es negar la absoluta relación con el entorno, lo cual está poniendo en peligro más de 500 años de la resistencia indígena, su democracia emergente y su concertación social.
Por eso resulta doblemente chocante la pretendida búsqueda de unos nunca bien definidos "equilibrios territoriales". Y lo pienso así porque presupone que la búsqueda no es tal y además, porque pide algo que está implícito en el mismo concepto de equilibrio [ii]: "contrapeso, compensación, armonía entre cosas diversas".
Entonces, resulta demasiado obvio que el cierre de calles públicas con portones en varios sitios de la ciudad de Cumaná, es la consecuencia, no de las acciones del espejismo la planificación territorial, sino del desarrollo sin normas, sin regulaciones del uso colectivo y de orden público constitucional, impidiendo con ello, el libre tránsito vehicular y peatonal de todos sus habitantes y del público en general, sin intervención hasta ahora de manera estratégica de las instituciones y organizaciones del Estado, teniendo como saldo que "entre el fuerte y el débil, entre el rico y el pobre y entre el amo y el sirviente, es la libertad la que oprime y la ley la que libera" [iii].
POSDATA
Y, juzgo prudente, el compás para reafirmar la convicción de muchos de mis lectores de que esas reflexiones de las que hablan tienen que darse en todos los espacios de la sociedad venezolana. Es un método para abordarlas. La necesidad de estas reflexiones recibidas es ahora más importante que nunca; porque no es honesto resistirse a poner a las cosas el nombre que se merecen; porque nada de lo que existe debe ser innombrable para aquellos que quieren otro mundo posible.
REFERENCIAS
[i] Lao-Tse era un filósofo metafísico Chino del siglo antes de Cristo que preconizaba la vida interior y el destierro del corazón de toda mundanidad. Junto con Confucio, casi su contemporáneo, se le consideraba entre los sabios más grandes de China.
[ii] Julio Casares (1977:345). Diccionario Ideológico de la Lengua Española: desde la idea a la palabra, desde la palabra a la idea. 2ª ed. corr. y aum.,. 20ª reimp. Barcelona: Gustavo Gili. España.
[iii] Jean Baptiste Lacordiere (1830). Célebre predicador francés que defiende el valor de la razón humana en la conquista de las verdades de orden natural.
¡Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento¡
ANEXO FOTOGRÁFICO