Es inútil tratar de controlarla. Según Fernando Savater la televisión lo delató todo y ahora ya no hay áreas vedadas para nadie. Internet terminó de contar lo poco que quedaba por saberse. En otro tiempo mujeres y niños eran menores de edad y se les estorbaba la información sobre ciertos temas: especialmente sobre sexo y política. Esa información estaba incluso prohibida para los varones, salvo altos prelados, importantes funcionarios del Estado, ricohombres y demás. Supongo que ricahembras como Isabel La Católica o Isabel I de Inglaterra sabían todo y eso que dicen que la inglesa era virgen.
Hay, solo en Windows, unos programas para restringir a los niños el acceso a Internet. CyberPatrol (‘ciberpatrulla’) y NetNanny (‘nana de la red’) que bloquean el acceso a una extensa lista de sitios pornográficos. Los producen adultos que pasan el día entero visitando sitios prohibibles, los ojos saturados de pornografía al final del día. Un jovencito destapó uno de estos programas y develó la nefanda lista por toda Internet. Es fútil, si no la ven en su casa la ven en la del vecino o en el cibercafé.
Ahora no solo saben todo sino que hacen todo. La liceísta toca burlona el trasero del liceísta y este hurga el sexo de la chica de 12 ó 13 años y le dice «¿desde cuándo no come esa loca?». Sí, es soez, pero no te escandalices, que es cosa de niños y está pasando en este momento en cualquier parte. Sé que es difícil para las generaciones anteriores, para quienes cualquier pieza de información sobre sexo, por baladí que fuese, era un tesoro, pues había un 13 de Abril informativo sobre la materia, es decir, como pasó aquel día de 2002, se nos ponía Tom y Jerry en vez de contarnos cómo era la cosa.
Por eso no debe extrañar a nadie que la red de pornografía infantil haya comenzado a ser controlada por los propios niños, con sus cámaras fijas y filmadoras de teléfonos móviles celulares para que ellos mismos produzcan las imágenes lujuriosas.
Cecodap, organización de defensa de niños, niñas y adolescentes, hace bien: hablar del tema con los jovencitos y jovencitas, no dejar el asunto en manos de la delincuencia, que es lo que seguramente ocurrirá si lo único que se hace es prohibir que el Orinoco siga su curso.
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