Vivimos una crisis desconocida en nuestra historia, es peor que una guerra, esto lo decimos sin exagerar. Ahora tenemos arrase de las bases materiales y espirituales de la sociedad, el vacío es enorme; el sentido de pertenencia y la visión de colectivo se desvanecen en una lucha de todos contra todos.
El país hace tiempo que se escapó del control de un Estado inexistente, y hace tiempo que la oposición gringa dejó de ser una opción que emocione a la masa. Ahora se develan, gobierno y oposición, como lo mismo, mellizos que pugnan por la administración de un sistema que permite la apropiación privada de las riquezas nacionales y del trabajo de los obreros, condenando al grueso de la población a los márgenes de la sociedad. No tiene nada que ofrecer diferente de penurias.
La restauración del capitalismo depredador acaece sin resistencia, sin impedimento. La masa irredenta, los humildes, la sociedad se encuentra huérfana, estupefacta, sin entender cómo fue que el gobierno de Chávez devino en este desastre descomunal. El resultado está a la vista, lo padecemos: la masa descorazonada produce un éxodo bíblico, el mayor que se haya visto en este hemisferio. Aquí adentro la guerra de todos contra todos se hace absoluta, al salir a la calle vamos a un campo de batalla, en cualquier actividad se manifiesta la agresión del prójimo desesperado; nada es sencillo, todo puede ser escenario de un pillaje, el delito es forma de vida. Lejos quedó el pueblo solidario, consciente, que derrotó golpes y saboteos petroleros, dando señales de solidaridad, de fraternidad, que supo organizar las bases sociales y políticas, que acompañó al Comandante en la construcción del futuro humanista, de fraternidad que conseguimos avizorar en el horizonte.
En estas circunstancias terribles se está decidiendo la existencia misma de la Patria, que se esfuma en las "aguas heladas del cálculo egoísta", sin dolientes, sin el amor de sus hijos. Todas estas generaciones desaparecerán y pasarán a la historia como las generaciones que una vez tuvieron Patria y no supieron defenderla, dejaron que una mafia en complicidad con intereses internacionales les robase el futuro y la Patria a sus descendientes, no tuvieron la grandeza de importarse por algo más allá de su mezquino entorno.
Hoy es necesario el concurso de una dirección que devuelva la Esperanza a la gente, las razones sagradas para luchar, el sentido de la vida, sólo así podremos defender a la Patria. No importa el número, recordemos las palabras de Martí:
En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro.
Se vive un momento similar a 1810, al 23 de Enero, al 4 de Febrero, cuando unos jóvenes tuvieron la grandeza de tener la visión de futuro que construye y defiende a la Patria. La Patria trasciende al presente, es intemporal: se nutre de la epopeya pasada, del desprendimiento de sus hijos en el presente, y vive en el futuro heroico que se fragua desde el ahora. Tienen la palabra los que sean capaces de poner sus días al servicio de la lucha por devolver a la Patria la Esperanza, el futuro, la vida…
¡CHÁVEZ ES LA ESPERANZA!