En la historia se presenta un fenómeno interesante: a un Líder Gigante, a un gran Presidente, con mucha frecuencia lo sigue un líder pequeño, un presidente menos que mediocre. Bolívar y su inmenso pensamiento de una Gran Colombia es sustituido por Páez y Santander, con sus ideas de mezquinas repúblicas que hasta hoy pelean. Lenin, Mao fueron sustituidos por sus opuestos en ideas y en tamaño. Y así sucede con muchos líderes que no vamos a nombrar para no entrar en honduras. Este fenómeno de sustitución de Gigantes por anodinos que ocurre en todo el planeta ha ido tallando un liderazgo mundial menos que mediocre.
La humanidad es gobernada hoy por los grises, pensemos en Kennedy y veamos a trump, o a biden, para entender la decadencia. Si volteamos hacia Europa la situación no es mejor. En la América padecemos este fenómeno, hay pequeños presidentes y ningún líder. En Venezuela la situación es similar. La decadencia avanza como una nube negra sobre el planeta, vivimos una era de mediocracia. Hoy, qué falta hacen aquellos líderes, que su presencia en una cumbre estremecía al mundo. Pensamos en Fidel y su denuncia "de una especie a punto de desaparecer"; pensamos en el Che en Punta del Este; en Chávez en la ONU, y su "aquí huele a azufre". Y pensemos en la penosa última reunión de la CELAC, más parecía una reunión de viejas rezongonas pujando por parecer estadistas.
La humanidad camina hacia su extinción. Sin líderes capaces de corregir el rumbo, con ellos no habrá futuro. Es necesario estudiar el fenómeno de la degradación de la conducción política mundial, el deterioro de las organizaciones mundiales, el desánimo, el escepticismo de la gente. Hoy la política dejó de ser simplemente un asunto del poder, para transformarse en un asunto de la sobrevivencia de la especie. Los tiempos reclaman un ejemplo, un rayo que le indique a la especie el camino de su salvación, que explique con claridad el dilema que hoy vive la humanidad: "o la especie recobra, adquiere, su conciencia de pertenencia al todo, de su responsabilidad con el presente y el futuro, o la especie desaparece".
Aquí, nosotros, debemos volver al Plan de la Patria, el original, el de Chávez, a su espíritu. Chávez lo explicó con claridad en la presentación de su programa de gobierno en el CNE, nos hablaba del quinto objetivo histórico:
"… y el quinto objetivo histórico tiene que ver sobre todo con el tema ecológico, pero mucho más que ecológico, es político, es ético, tenemos que contribuir, seguir contribuyendo, pero de manera más firme, así lo digo, con la salvación de la vida en este planeta y la supervivencia de la especie humana en la Tierra que está siendo amenazada precisamente por el sistema destructivo del capitalismo"…
Nos preguntamos con tristeza y angustia: ¿Sería Chávez el último de los gigantes?
La respuesta, más allá de la realidad terrible, tiene que ser un rotundo ¡No! La prédica de estos grandes no puede haber caído en el vacío, en algún lugar debe germinar la semilla, debemos tener esperanzas. La especie humana, el hombre, tal como lo dijo el clásico: "No es una pasión inútil". La especie humana recuperará su relación armónica, amorosa entre sus miembros y de estos con la naturaleza. Venezuela cumplirá su papel histórico…
¡CHÁVEZ VIDA!