Opositores caraduras

Caraduras e inmorales, haciéndose los paisas, así van los candidatos opositores bregando calle en medio de la precampaña electoral para las elecciones regionales y locales del mes de noviembre. La tienen cuesta arriba pues hasta hace pocos meses sus electores solo escuchaban sus gritos histéricos llamando a la abstención y al desconocimiento de todas las instituciones democráticas del país. Estaban afanosos enarbolando las banderas del apocalipsis, del fin del mundo, pero ahora han vuelto derrotados con el rabo entre las piernas.

Pero las vueltas que da la vida. Sus amos del norte los obligaron a cambiar el discurso y pretenden hacer olvidar a sus partidarios de todos los insultos y descalificaciones que emitieron en contra del árbitro electoral, justamente ellos que ocuparon cargos de gobernadores, alcaldes, diputados y concejales. Esta gente le decía al pueblo que no votara, que todo era un fiasco. Tamaña irresponsabilidad.

La realidad es que terminaron convertidos en un fiasco, ellos que utilizan al sistema político y electoral venezolano de acuerdo a sus intereses, conveniencias y negociaciones encubiertas. No tienen autonomía ni palabra. Vendieron su alma al diablo, una vez más, y se arrodillaron ante el Tío Sam y el vetusto Cartel de Lima. Reminiscencias neocoloniales de dominación y subordinación a cargo de la logia conservadora continental.

Por esas ambivalencias, torpezas y falta de seriedad es que los candidatos opositores encuentran las calles totalmente vacías. Deben llevar a cada comunidad sus propios autobuses llenos de "extras" vestidos con las franelas multicolores que representan a sus respectivas toldas políticas. Una puesta en escena para que por lo menos las fotos de las redes sociales salgan mínimamente decentes, con los "actores" rellenando el fondo en una ficticia comparsa.

Eso es todo. Los despliegues son únicamente para llenar las coberturas en redes sociales. Pura finta. Parrilla para el marketing electoral que hará creer a unos cuantos incautos que su advenedizo candidato tiene pegada. Nada de discurso, ni debate político, pues se pueden revelar las costuras de la logia neoliberal y conservadora que solo defiende sus intereses de clase y nada a favor del pueblo. Por eso pasan raudos y veloces por las calles, haciendo muecas y repartiendo abrazos, pero en total silencio, dejando una estela de dudas y desconfianza entre sus propios seguidores que no terminan de convencerse.

No pueden hacer más. Los sosos opositores (blancos de orilla como Ocariz, Uzcátegui o Schloeter), no pasan de ser unos sifrinos desencajados en medio del calor del barrio. Son unos monigotes resplandecientes que no cuajan en este circo. Ni que los disfracen, ni que regalen dádivas o prometan el paraíso animan a la tribuna. La gente los repudia y los reconoce como responsables del golpismo, del bloqueo económico, de los intentos de magnicidio, las invasiones mercenarias y del acoso imperial promovido personalísimamente por la cúpula de los partidos neofascistas Voluntad Popular y Primero Justicia.

Estos despreciables vendepatrias solo se aparecen en campaña a mentir y engañar. Mientras, en la acera del frente, los líderes revolucionarios han dado la cara y nunca han abandonado a la gente, han sido constantes en la lucha y en defensa de la patria. Están allí en medio de todas las dificultades, de la pandemia y del bloqueo, codo a codo junto a sus comunidades. Esto lo reconoce el pueblo que jamás votará por las hordas violentas que incendiaron el país en la última década. Así se disfracen de mansos corderos.

Para rematar la debacle opositora, la división sigue a la orden del día. A menos de seis semanas del proceso electoral, aún persiste el choque entre los candidatos bates quebrados de la MUD y Fuerza Vecinal. Uzcátegui aún insiste en su perorata del discurso retador, y afirma que "El voto es un derecho que debe ser respetado. Lo correcto es medirnos para que la gente elija. Estamos a 42 días de las elecciones y no aceptaremos imposiciones. El llamado es a medirnos! Trabajamos en una gran cruzada por Miranda para exigir primarias".

Del otro lado del ring, Ocariz se hace el loco pues ya tiene bajo el brazo la tarjeta de la MUD y cree, según sus desacertados cálculos, que tiene el triunfo asegurado. Esto a pesar del altísimo repudio a su nefasta gestión como alcalde del municipio Sucre y al elevado descontento de sus antiguos compañeros de partido que lo acusan de alta traición y deslealtad.

Pues rodarán feo ambos candidatos. Los asesores de ambos contendientes sufren de una grave crisis de disonancia cognitiva. Están tan alejados de la realidad que perdieron la capacidad de ver la inminente derrota que sufrirán el próximo 21 de noviembre.



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Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

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