Cuando la ley deja de funcionar en una sociedad, cuando la Dama de la Justicia pierde la venda, deja de ser imparcial, entonces, se desvanece el respeto y la ley se hace inútil. Una sociedad así entra en el caos, donde cada uno sentencia y ejecuta de acuerdo a su voluntad, se impone la ley del Estado forajido, de la muchedumbre guiada por la manipulación interesada.
En estos días de redes, que son elevación máxima del rumor, y de poderosos medios de comunicación especialistas en deformación de la realidad, se produce un fenómeno inédito que se acentúa en las sociedades con gobernantes débiles, sumisos a esa expresión de la opinión pública: "violentar el imperio de la ley es una norma para gobernantes y gobernados". Se produce un caos que amenaza la existencia y propicia el arribo de tiranías altamente represivas.
El madurismo es un claro ejemplo de este fenómeno: aquí, hoy, se juzga y se condena sin juicio, es suficiente la acusación en un programa de televisión de los miércoles, rápidamente repicada por los comentaristas sumisos, y difundida en las redes para que el individuo señalado sea condenado por la opinión pública, sometido al escarnio, todo sin juicio, sin derecho a la defensa, el descrédito, la cárcel lo acompaña sin derecho a nada. Es un paria. De ejemplos están llenas las cárceles y el exilio. Los derechos humanos sólo existen en las piruetas que da el madurismo para mostrarlos a la opinión internacional. La ley, los tribunales, son superfluos, la barbarie del tuiter los sustituye.
Al Estado se le fue de las manos el país, todos los ámbitos de la sociedad estallaron, pero es la justicia la señal evidente del deterioro social. Empujada por las redes, la fiscalía arremete contra el motorizado aquel que salvó a la guacamaya, los tribunales callan, la dama de la justicia, ahora sin venda, voltea para el otro lado. Recientemente tenemos el caso del entrenador de fútbol acusado de abuso sexual por el equipo de fútbol femenino. No se le abre un juicio, se le falta así el respeto a él y también a las muchachas de la acusación; de inmediato es condenado por las redes, ni siquiera se le toma declaración, no tiene derecho a la defensa, la federación de fútbol lo injuria, la fiscalía presto arremete, lo califica de aberrado. Las cárceles están llenas de secuestrados políticos sin juicio legal, sólo la voluntad de los gobernantes. Lo mismo, pero de signo contrario, sucede con el preso de Cabo Verde, es exonerado, premiado con un cargo diplomático exprés, objeto de todas las consideraciones, todo sin ni siquiera revisar las acusaciones.
La situación de caos que vivimos, de país forajido, hace urgente, imprescindible, el rescate del imperio de la ley, condición previa a la existencia de la Patria. No es un problema meramente político, se trata de la sobrevivencia. Nadie quedará a salvo del caos, a todos nos afectará.
No cabe duda, lo maltrecho de las leyes, la ausencia de Estado lo afirman, el país se está disolviendo en nuestras narices. El imperio de la ley no existe, vivimos una situación de tiranía, y como dijo el Libertador: "Cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho".
¡CHÁVEZ JUSTICIA!...