Si queremos entender lo que es la revolución solo hay que mirar en Latinoamérica a Fidel Castro, al Ché Guevara y a Hugo Chávez. Los tres tienen en similitud que murieron a causa de ella, por un ideal, por un país, por hacer realidad la Patria Grande. Fidel mostró como soldado no solo la lucha de liberar a Cuba, sino también lo hizo con su verbo contundente, temerario y antiimperialista. El 13 de marzo de 1957 el comandante pronunció un discurso en la Universidad de La Habana, aún vigente hoy, afirmando que: "…la historia de los pueblos la hacen los hombres leales, los hombres que perseveran, los hombres que no desertan de su causa. Y así, la propia revolución ha ido depurando sus filas. Días hemos visto, en conmemoraciones como ésta, en que a la tribuna donde se venía a recordar a los mártires de la revolución acudían, hipócritamente, quienes por carecer de ideales, de moral, de honor, no tenían derecho a estar en esta tribuna o en ningún otro espacio… Había caras que nosotros necesitábamos, mucha paciencia para tolerar, puesto que la revolución no le ha negado a nadie un puesto de lucha, puesto que la revolución no ha sido excluyente, ni es monopolio de nadie… Por eso debemos aprender a analizar la revolución tal como es: una pugna enconada de intereses, y que las revoluciones se hacen velando por el interés de ustedes (hombres y mujeres humildes del pueblo); las revoluciones se hacen para llevar a aquellos los beneficios que nunca han recibido, aunque para lograr ese justo propósito haya que sacrificar todos aquellos privilegios y todos aquellos beneficios que hayan tenido con exceso unos cuantos… Esta es una lucha entre los que ayer los explotaban y el pueblo, para que el pueblo pueda tener lo que siempre le habían negado, deben saber que los sacrificados aquí (en virtud de la realidad de la revolución, los sacrificados conscientemente), son los privilegiados; a los que la revolución sacrifica sin consideración alguna son a los que explotaban al pueblo. Y los otros sacrificios, los que la lucha nos impone a nosotros, son los sacrificios que necesariamente debemos hacer para alcanzar el triunfo".
El pueblo venezolano ha pasado por grandes cuotas de sacrificios por las sanciones criminales de los EE.UU. especialmente en el gobierno de Maduro. Su política es acabar con este gobierno y la mejor solución es acelerar el colapso, aunque produzca un período de sufrimiento mayor (llámese hambruna, más pobreza, imposición del dólar), por el tiempo que sea necesario, hasta lograr la salida. Esta situación ha convertido a Venezuela en un estado de guerra no convencional, sabido por la ONU y la OEA, que obliga al gobierno a establecer estrategias para poder dar soluciones especialmente al problema alimentario y de salud que la acorrala, ya que los países que brindaban este tipo de auxilios fueron sancionados por el imperio. Cualquier persona (natural o jurídica), o país, que haga negociaciones con Venezuela tiene sanciones gravísimas a escala mundial. Ante este estado de guerra, las maniobras que ha empleado el gobierno, fue encomendar al empresario Alex Nain Saab Morán (abogado colombiano, de ascendencia libanesa y antepasados palestinos, nacionalidad venezolana y antiguana), hacer negociaciones con otros países para trasladar alimentos y medicinas al país. Cualquier medio que haya empleado para cumplir su misión, como soborno, chantaje, extorsión, etc, es válido en un estado de guerra. Aquí aplica Maquiavelo "el fin justifica los medios", ya que muchos venezolanos pudieron tener alimentos gracias a su pericia. Las guerras tienen episodios raros y paradójicos, por ende la acción de Saab debe verse como tal, como una estratagema. Había caras que nosotros necesitábamos, mucha paciencia para tolerar. Fue un recurso necesario para una tarea necesaria. Para la izquierda radical no es ético y para la derecha es un corrupto, pero en el campo militar se justifica la acción. Saab fue detenido por la Interpol en Cabo Verde, donde aterrizó para continuar su ruta hacia Irán para adquirir alimentos, medicinas, combustibles, necesarios para el país, haciendo triangulaciones a nivel internacional para las compras necesarias, "violando" las medidas de los gringos de apoyar a Venezuela. Su detención violó sus DD.HH. como diplomático, ya que no existía Código Rojo, luego apareció una orden de captura solicitada por el imperio. Cabo Verde, un país admirable en su lucha, se rindió al imperio para hacer prácticas de torturas, impedir la visita de esposa y médico, para finalmente extraditar a Saab. Todo este accionar de los grandes medios de comunicación y de los países que adversan al gobierno de Maduro lo justifican porque Saab es el "testaferro del régimen", según Luisa Ortega Díaz; por estar señalado en los paraísos fiscales de los Panamá Papers, Pandora Papers y otros negocios con el Estado venezolano. ¿Qué hay de los paraísos fiscales del Rey Juan Carlos? por mencionar uno.
Ahora bien, creer que Alex Saab es un revolucionario socialista marxista, es un error. Es un empresario que, como tal, se benefició de una coyuntura política económica y salió al ruedo, como cualquier empresario lo hubiera hecho, llámese Lorenzo Mendoza, Schemell, Orlando Camacho o Francisco Martínez, o un militar como Carlos Osorio, así que hubiera dado igual que la negociación la hiciera un venezolano. Los lucros que se derivan de este negocio son muy tentadores. Si el gobierno cree que los empresarios, en esta ola de diálogo han cambiado su ideología está muy equivocado. El empresario es burgués, explotador, capitalista, practica la plusvalía. Sin embargo, es meritorio reconocer que Alex Saab no se ha dejado sobornar por "la justicia" norteamericana, a pesar de las torturas y vejaciones a las que ha sido sometido, acto éste impulsado —estimo yo— por sus raíces palestinas, por la dignidad que ha tenido Palestina de no arrodillarse al Estado sionista y al imperio, una acción gallarda, pues dudo mucho que en la derecha venezolana —así lo ha demostrado— haya alguien que defiende los intereses de la patria, independientemente de su ideología. El presidente Maduro quiso jugársela soltando a Freddy Guevara para que dejarán libre a Saab, lanza una estrategia de nombrarlo miembro de la mesa de negociación, pero dada la extradición abandona la mesa de diálogo en México, cuyos avances políticos ya estaban teniendo resultados favorables más para la derecha que para la izquierda, más para el imperio que para el país, más para los fascistas asesinos que para los mártires de la revolución. Esto es un triunfo para los que defendemos el sacrificio de Chávez. En este sentido, hay que darle las Gracias a Alex Saab y al imperio, por haber evitado entregar nuestra soberanía a los EE.UU., a pesar de que el proyecto bolivariano está en el fondo del abismo por el gobierno pactar con la derecha y arrodillarse al imperio. Supongo yo, entonces, que el gobierno de Nicolás Maduro ahora si meterá preso a Juan Guaidó, en vista de que se incumplió la solicitud de extradición de Saab, ¿o acaso seguirán las excusas para no detenerlo?
Saab seguramente no sabía que estos son los sacrificios que necesariamente se deben hacer para alcanzar el triunfo. Aunque para lograr ese justo propósito haya que sacrificar todos aquellos privilegios y todos aquellos beneficios que hayan tenido con exceso unos cuantos. Los empresarios tratan de contagiar a las clases dominadas con su falta de espíritu de sacrificio, falta de espíritu creador y falta de deseo de progresar. En el caso de Saab los resultados de su detención arbitraria deben ser vistos como un sacrificio, lamentable para él porque el odio del imperio contra el país lo tocó, pero una oportunidad para la revolución Bolivariana de continuar con el legado de Chávez. A estos efectos la izquierda unida debe exigir al gobierno de Maduro revertir "las bondades" que ha tenido para con la derecha apátrida, exigir no solo el reconocimiento ante el mundo de su gobierno, sino de hacer respetar la soberanía de Venezuela, de reconstruir la moral, no seguir con las imposiciones arbitrarias, de refundar el partido de gobierno y de encaminar el proyecto Bolivariano, todos estos caminos indispensables para salvar al país. Como Fidel creo que la historia de los pueblos la hacen los hombres leales, los que no desertan de su causa.
23/10/2021