l ciclo histórico vuelve a cumplirse: un mal gobierno capitalista, explotador, depredador crea condiciones de vidas -materiales y espirituales- insoportables para los trabajadores, éstos se rebelan contra la injusticia, en ese momento los mecanismos de sofocamiento del sistema son puestos en marcha. La rebelión es capturada y el sistema capitalista sale indemne de la crisis. Los obreros vuelven a su domesticación; quizá, alegres, con alguna prebenda menor.
En Venezuela este ciclo comienza a girar: el gobierno madurista, que tiene como misión restaurar el capitalismo, cumple su papel con bastante éxito. La restauración del capitalismo trae como consecuencia ineludible un aumento de las calamidades de los trabajadores a niveles insoportables, entonces, proliferan las protestas. En esa etapa estamos en Venezuela: los trabajadores asistenciales salen a la calle; los petroleros, después de años de sueño, de persecuciones, prisiones, acusaciones, comienzan a moverse. El ambiente de protestas pone en marcha los mecanismos de extinción de la rebeldía.
La dominación, a lo primero que apela es a la fuerza, a la represión, allí están las cárceles llenas de dirigentes obreros, atacan a las protestas con las bandas armadas, las acusan de terrorismo, de traidores a la Patria. No obstante, su mayor y mejor arma es la ignorancia, esa le ha dado excelentes resultados en todas partes y en todo tiempo. Se trata de desviar las protestas hacia objetivos subalternos, toda la energía se deriva a conseguir metas que no pongan en peligro al sistema capitalista.
De esta manera, los trabajadores son desviados de su objetivo histórico: liberar a toda la sociedad de la explotación, la depredación capitalista. Ahora vemos con alegría que los trabajadores salen a la calle a protestar, pero vemos con preocupación que salen con las mismas consignas economicistas de hace cien años: reivindicaciones económicas, cumplimiento del contrato colectivo… da tristeza que estas condiciones objetivas de hoy, excelentes para un retomar del camino revolucionario, sean desviadas hacia metas apaciguadoras de la rebelión.
La responsabilidad de los auténticos dirigentes obreros es no actuar como apagafuegos inconscientes al servicio del capitalismo, desligarse de los falsos dirigentes obreros que son funcionales al capitalismo, esos que no van más allá de la reivindicación concertada con el patrono. Esos que cuando llegan al poder les emerge su verdadera condición y restauran al capitalismo explotador.
La responsabilidad histórica de los dirigentes obreros es plantear metas de altura, ir a la raíz de la situación, romper el ciclo histórico que protege al capitalismo. Comenzar por explicar al sistema capitalista como problema fundamental de los trabajadores, de la sociedad toda. Recordar que con Chávez se intentó sustituir, y aquel ensayo fue liquidado con el magnicidio del Comandante. En ese momento no se pudo construir una resistencia a la restauración madurista, y de esa falla se origina todo este extravío, se desprenden todos estos males. Explicarles la gran tarea de los trabajadores: superar las luchas economicistas, incorporarlas a una lucha superior contra el sistema capitalista, contra el gobierno madurista que lo restaura entregando la economía a los privados explotadores, vendiendo a PDVSA, convirtiéndola en instrumento, pilar de la restauración capitalista.
Los obreros petroleros tienen en esta etapa una responsabilidad mayor: rescatar a PDVSA de la subasta criminal, ponerla de nuevo al servicio de la construcción de una sociedad sin explotación, donde "cada uno aporte según su capacidad y reciba según su necesidad", una sociedad de la hermandad, regida por el mandamiento de Cristo de "amaos los unos a los otros". Tienen la responsabilidad, el reto histórico, de transcender lo meramente económico y ponerse al frente de la masa rebelde, conducirla hacia el rescate de la construcción socialista, salir de este gobierno y volver al camino de Chávez.
¡LA MAYOR REIVINDICACIÓN OBRERA ES EL SOCIALISMO!...
¡CHÁVEZ, OBRERO!