Pensemos en un ejercicio de imaginación: ¿Qué cambiaría si ahora en noviembre no hay elecciones? La respuesta es sorprendente: no cambiaría nada, todo seguiría igual, a lo sumo cambiarían caras, pero no la esencia. Por ejemplo, en el Zulia, cambiaría el actual gobernador por uno igual o peor, lo mismo en Lara, en Mérida, en todas partes, y si alguno se le cuela al cedazo, allí están los tribunales para enderezar entuertos, lo inhabilitan, o le nombran un protector. Lo que demuestra que las elecciones del madurismo capitalista son una simple distracción. El que disienta, aunque sea un poquito, el que no favorezca al statu, es inhabilitado. Se demuestra que las elecciones burguesas son una distracción, el verdadero opio de los pueblos.
El madurismo es tan chimbo, tan malo, que todo le sale mal; por supuesto que las elecciones en sus manos perdieron su esencia de distracción, de opio, no funcionan. Estas elecciones de noviembre pasarán a la historia como las elecciones que menos cumplieron su papel de adormecer, de distraer. De todo ha hecho el madurismo y sus comparsas de la derecha tradicional para emocionar, desde hablar del consabido ataque terrorista que es el comodín para justificar todo, hasta las pugnas por las tarjetas, las renuncias, hasta cachetadas se han dado, y nada, por allí acusan a cuatro iguanas, y nada, no emocionan.
El fracaso de las elecciones, independiente de los números, por supuesto inflados, de los electos, es patente, no cumplieron su verdadero papel, al contrario, sirvieron para agravar aún más el desagrado de la masa hambrienta, despojada de lo básico. Las elecciones dejaron de ser una válvula de escape, el descontento se acumula. Ahora, en este momento, las elecciones no son solución a la crisis del capitalismo. La solución vendrá por otros canales. Vivimos los estertores del madurismo, fracasó, no podía ser de otra manera, es una aberración histórica que sucede bajo el paraguas de la renta, no le sirve a ninguna clase social.
El inevitable fracaso del madurismo coloca al país en una situación sumamente peligrosa, en este interregno madurista se demostró la flojedad de las clases sociales que han sido amamantadas por la renta petrolera. Los obreros esperan su gota, ese es el máximo de sus luchas, los burgueses esperan un contrato que los haga ricos de la noche a la mañana, la clase media vive su oropel desde un cargo, desde su función de justificadores intelectuales de la dominación. Con el madurismo afloró esta debilidad, no pudo la sociedad construir una resistencia a la barbarie, permaneció inerte.
La esperanza está en la historia, en el pasado heroico, doscientos años de asombros históricos no pueden haberse perdido: allí está Bolívar que se opuso a la naturaleza, allí está la resistencia de la generación del 28 al general gómez, allí está la resistencia a pérez jiménez, allí está Fabricio. Todavía camina por las calles la resistencia al pacto de punto fijo; Iracara, los Humocaros, Douglas, Argimiro, Américo Silva son más que recuerdo, presencia; allí está el Comandante Chávez, viviendo en el corazón de los humildes, resistiendo, con su ejemplo, al olvido. Allí está la reserva moral que en esta hora difícil dirá presente en la batalla por evitar que el país continúe en manos de la barbarie.
¡CHÁVEZ ES LA SOLUCIÓN!...