Para efectos de manipulación de la opinión pública, el madurismo pinta las elecciones de noviembre como un triunfo, pero en lo interno cunde la melancolía. Las señales son claras: los ataques desproporcionados a los observadores internacionales, eso de que vinieron a espiar, parecen cosas de muchachos malcriados, las insistentes acusaciones de diosdado a esos observadores indican una búsqueda de culpables, un querer justificar la realidad que les es adversa. La merma en la votación los alarma.
La realidad del desastre, el susto que los habita no se pueden esconder. A diosdado, en la entrevista con Villegas, se le derrama la sopa y declara, veamos la noticia:
El primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Diosdado Cabello, dijo este domingo que no está "conforme" con los resultados de las elecciones del pasado domingo y aseguró que los resultados del chavismo se deben "revisar" a pesar de que su formación obtuvo, al menos, 19 de las 24 gobernaciones del país, incluida la capital, Caracas.
"Nosotros ganamos todo esto, pero yo en lo personal tengo mis dudas. Tengo mis dudas, no estoy conforme pues, no tengo la conformidad", aseveró Cabello durante una entrevista en el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV).
El número dos del chavismo aseguró que revisarán los resultados de la contienda electoral para evaluar un mecanismo, en el que "los números en vez de bajar o detenerse, puedan incrementarse".
Contrastan estas declaraciones con la euforia de las primeras horas, son señal clara de una alerta interna, saben que tienen los días contados, se les acabó la magia. El malestar en las filas del madurismo es inocultable, allá adentro debe haber presiones para cambiar el rumbo. La cúpula madurista siente el vaho caliente de la bestia del rechazo y se defienden como saben hacerlo: buscando excusas, distrayendo, creando peligros.
En este ambiente debemos analizar las declaraciones del madurismo, cuando por enésima vez recurren a la amenaza colombiana, de esta manera controla a militares y civiles, crea un ambiente bélico que no permite otra cosa que estar pendiente de los movimientos del "enemigo", aleja la tentación de pensar en resolver el problema de Miraflores.
Es paradójico que mientras más tratan de distraer, más miedo crean en sus filas y precipitan una estampida. El mapa rojo no los aquieta, los oportunistas son expertos en detectar debilidades. La política es rara, lo que ellos pintan como un glamoroso triunfo, aplaudido hasta en lo internacional, al contrario, demuestra su profunda debilidad, pocos quieren acompañar a los que demostraron que están en caída libre, con el sol a la espalda.
No hay dudas, vienen tiempos de desenlace de la crisis. Pasada la distracción de las elecciones, llegó la triste realidad de un país en ruinas como pocos en el mundo y esa crisis en medio de una situación de carencia de liderazgo tiene mal pronóstico. Ojalá algunos se percaten y tomen medidas preventivas antes de que nos arrope el caos. Ojalá algunos entienden que actuar hoy evitará muchos dolores a la Patria.
¡CHÁVEZ, ACCIÓN!...