Sólo aceptando que estamos en guerra podremos resolver las adversidades que hoy padecemos, situarnos en la realidad, identificar a nuestros verdaderos enemigos, dejar de imputar a un familiar, a un vecino, a la junta de condominio las calamidades, desistir de buscar soluciones fantasiosas, como el escape al exterior, y por una buena vez, enfrentar nuestra responsabilidad como parte de esta guerra.
Decía un clásico que "en la guerra la primera víctima es la verdad", sabias palabras. En la guerra, además de todo el desastre material, de las armas, de las muertes, el engaño es la principal arma. El engaño unifica a la política y a la guerra, es su esencia. Hoy en Venezuela padecemos un gran engaño: fuimos invadidos por un ejército de ocupación que no usa fusiles, tanques y aviones, no obstante, es más efectivo y, hasta hoy, no conseguimos darnos cuenta.
El madurismo es ese ejército de ocupación. En su versión política, consiguió en poco tiempo éxitos militares: desmovilizar, neutralizar al país invadido, anular la resistencia; paralizó la industria petrolera, acabó con las refinerías, con los pozos, y todo sin disparar un tiro, sin un misil, sólo con engaño. El pulverizar el sueldo de los venezolanos fue una colina conquistada, un objetivo militar logrado. Destruir a las Universidades, golpear la inteligencia, fue parte del esquema de guerra arrasada del enemigo, privar al país de combustible fue meta bélica. Al final, tenemos un país vencido, paralizado, desmoralizado, que espera ser repartido a los imperios mundiales. Todo eso ocurre bajo el engaño de un gobierno con camuflaje de chavista.
Acertó el Comandante cuando postuló que sólo el Socialismo nos permitiría tener Patria, que la Patria o era Socialista o no era. De otra manera, con el capitalismo la Patria será víctima de alguno de los imperios, no puede escapar a la red capitalista mundial. Es un engaño más de esta guerra cuando el madurismo se baña de antimperialismo y, simultáneamente, se rinde a los pies del imperialismo ruso o chino, y -ahora lo sabemos- a los gringos… pero en secreto. El ejército de ocupación madurista ataca el corazón de la Patria, a su principal valor: el camino al Socialismo, los logros socialistas.
Estamos en guerra y la estamos perdiendo. La Patria cayó en manos del enemigo y pocos la defienden, y quien lo hace no actúa de manera orgánica; lo hace disperso, como un francotirador, no hay un ejército que le haga frente al engaño y a las acciones militares-políticas. Es necesario organizar la resistencia, que parte desde lo individual, darse cuenta dónde está el enemigo, detectarlo, ese es el primer paso. Luego, es necesario entender que los problemas de hoy sólo se resuelven derrotando al invasor, sacándolo de Miraflores, sólo de esta manera conseguiremos retomar las colinas que hoy están en sus manos, devolver el sueldo a los venezolanos, recuperar la educación, la salud, tener futuro para nuestros hijos. Es necesario rescatar a la organización social y política de Chávez, ese es el núcleo del nuevo ejército libertador, es necesario que aparezca el alto mando de ese ejército popular que una vez colmó siete avenidas, que con sus componentes civiles y militares supo derrotar el sabotaje petrolero que perpetró otra fuerza de ocupación que hoy es cómplice del madurismo. Todos somos miembros de ese ejército de defensa de la Patria, todos, civiles y militares, de acuerdo a su capacidad y posición tenemos un deber que cumplir.
¡CHÁVEZ, SOBERANÍA Y DIGNIDAD!