Docencia Amena

Después de las megaelecciones del 21-N qué podemos descifrar del Socialismo Bolivariano

En las megaelecciones realizadas el pasado 21 de noviembre la escena permitió presenciar la participación de una serie de candidatos y candidatas para gobernaciones, alcaldías y concejos municipales con discursos diferentes a los de otras confrontaciones electorales. Entre las caras y verbos conocidos también estaban quienes intentaban despertar el interés de los electores con discursos bajados de tono, reconociéndose de años, la alta polarización caracterizada en el país, producto de la confrontación de dos modelos económicos que ha tenido defensores y detractores en Venezuela dentro de la arena política como lo son el socialismo, a partir de la propuesta Bolivariana y el capitalismo, en su fase neoliberal y aplicada a motus propio desde los centros de poder económico mundial.

A medida que nos acercábamos a la fecha de votación, notábamos por un bando aquella defensa y continuación del proyecto socialista parecía diluirse entre dedos como cuando del río se quiere agarrar agua. En cambio por el lado opositor – una menos recalcitrante a la liderada por Leopoldo López, María Corina Machado y Henrique Capriles- se le notó no caer en la cansona confrontación de una pelea cuerpo a cuerpo con el presidente constitucional Nicolás Maduro.

Muchos de esos entremeses de la parodia electorera giraron sobre la preocupante situación de los servicios públicos y/o el desmejoramiento de los salarios de los trabajadores con un poder adquisitivo cada vez más insuficiente. Tal vez fueron esas intervenciones los recursos empleados a la hora de dirigirse por los medios de comunicación con tal los orientara a mantenerse en la escena política. Especie de ralentización contra reloj. De ahí que viérase ciertas intenciones de medirse en los futuros comicios presidenciables pautados para 2025.

Ahora bien, ¿por qué las candidaturas afectas a la Revolución Bolivariana este 21-N pasado no intensificaron o defendieran -como era debido- el proyecto socialista con el cual están asentadas las bases para el desarrollo y bienestar de la sociedad venezolana tomando en cuenta el Plan de la Patria 2019-2025? De igual forma los partidos de oposición surgidos en tiempos recientes pero añorantes de la meritocracia gubernamental de la cuarta república siguieron perfilando su intención en el voto para, desde el poder central, gobernar en nombre de la socialdemocracia o ese resurgir del socialcristianismo con lo que, actualmente, el socialismo en Venezuela pareciera estar vetado o agoniza dentro del camino a seguir en momentos coyunturales. De modo que surge la interrogante: ¿Qué modelo de sociedad se busca imponer tras los efectos de la pandemia desde los centros económicos de hegemonía mundial? ¿Es posible Venezuela con todas sus riquezas naturales pueda conducirse por sí misma una vez levante la producción interna como en efecto lo demostró en los meses finales de 2021 sin el bloqueo criminal existente?

Muy bien podríamos colocarnos en momentos de la emancipación hispanoamericana cuyo proceso se despierta producto de la lucha de castas. Actualmente Venezuela sufre las consecuencias de su exportación petrolera –según estimaciones de final de año 2021 se produjo una recuperación en más de un millón de barril de petróleo- lo que ha permitido haya sido blanco fácil de los ataques hacia su aparato económico con graves impactos en su estructura social y modo de vida, especialmente en la población de menos ingresos salariales.

En ese sentido se mantiene vivo el coloniaje si comparamos esta actual "guerra económica" con lo que se vivió durante la dominación española al exportar petróleo, básicamente, con dólares, como el segundo rubro de salida. En esa época de ropaje colonial la España absolutista y monárquica sólo producía materia prima, mientras Inglaterra, por ejemplo, tenía una industria desarrollada, fuerte. Los productos elaborados ingleses llegaban a las islas del Caribe, y de allí a través del contrabando, entraban en territorio bajo el control de los españoles. Los ingleses "ni cortos ni perezosos" cobraban en monedas españolas y se las llevaban a Europa. Entonces aquel país de la península se fue quedando sin oro. Lo comparable de todo esto, pasado y presente, siendo nosotros los venezolanos parte de una terrible realidad como nación, es que como exportadores de petróleo las actuales potencias quieren seguir devolviéndonos productos elaborados a precios exorbitantes. Nos quedaremos sin petróleo, sin dólares y sin tecnología si seguimos con el modelo rentístico petrolero.

Según estimaciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) Venezuela cuenta con unas reservas certificadas de 315,3 barriles de petróleo y que podrían durar de acuerdo a como producíamos en el pasado, antes de vivir ataques a la economía nacional más bloqueo, unos 272,5 años. En cuenta, entonces, lo apreciado por la oligarquía criolla representada en los partidos de oposición extremistas es seguir copando la escena partidista-burocrática con tal vivir parasitariamente.

¿Y qué permitió en el pasado y podría seguir ocurriendo que sistemas de gobierno en Latinoamérica sean serviles al modelo neoliberal transgresor de potencias occidentales? ¿Cuál es el comportamiento de políticos de algunas naciones europeas con respecto a estas realidades que surgen en países como Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y más reciente Perú y Chile?

Según investigaciones respecto al tema "la socialdemocracia es una ideología política, social y económica, que busca apoyar las intervenciones estatales, tanto económicas como sociales, para promover la justicia social en el marco de una economía capitalista". Al manejarnos conceptualmente podemos hallar diferencia con lo que en Venezuela se describe como Socialismo Bolivariano. Pero en la forma como pudimos conocer el bipartidismo en Venezuela es cierto hubo amarras al poder hasta su debacle en la década de los noventa. Pues la socialdemocracia señalan autores: "Es un régimen de política que implica un compromiso con la democracia representativa, medidas para la redistribución del ingreso y regulación de la economía en las disposiciones de interés general y Estado de bienestar".

En otras líneas conseguimos lo siguiente: "La socialdemocracia tiene como objetivo crear las condiciones para que el capitalismo conduzca a mayores resultados democráticos, igualitarios y solidarios". Durante los gobiernos de la "guanábana" tal argumento fue despreciativo y las recetas a cumplir fueron las enviadas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco del Tesoro de los EEUU, cuyos resultados democráticos fueron más pobreza y expoliación de los recursos minerales. Pero hay más, estos sectores, repudiados hoy por la sociedad venezolana con conciencia de clase, se asocian a menudo con el conjunto de políticas socioeconómicas que se hicieron prominentes en el norte y el oeste de Europa –particularmente de organización social de los países nórdicos- durante la segunda mitad del siglo XX.

Ahora bien, qué tan cierto puede ser aquello si desde el poder legislativo como fue el caso, en Venezuela, cuando en 2015 ganada la AN en aquellas elecciones parlamentarias los partidos de oposición en representación de la socialdemocracia y socialcristiana eludieran sus propios preceptos: "la socialdemocracia moderna se caracteriza por un compromiso con políticas destinadas a reducir la desigualdad, la discriminación de los grupos desfavorecidos y la pobreza, incluido el apoyo a servicios públicos universalmente accesibles como atención a personas mayores, cuidado infantil, educación, atención médica y mejoras laborales". Pero ¿y qué pasaba en Venezuela entonces antes de la llegada de Hugo Chávez en 1998? ¿El pueblo recibía de sus gobernantes de entonces ese tipo de políticas para crecer dentro de un país con altas riquezas en el subsuelo?

Para muchos políticos vestidos de rojo pero por dentro de colores blanco y verde señalan aquel camino que incluso el mismo Chávez hiciera referencia al mencionar un tipo de economía emergente para el país. Pues la socialdemocracia, en algunos casos, se asocia con la tercera vía, una ideología que se desarrolló en los años noventa y que aparentemente quiere fusionar la economía liberal con las políticas de bienestar socialdemocráticas.

De igual forma la derecha se formula tomar el poder político ya, en últimas instancias, no de la manera sediciosa y no porque no dejara de querer, simplemente no pudieron y además se crean partidos cuya ideología tiene sus fuentes doctrinales en el humanismo cristiano y proclama como sus principios fundamentales la primacía de la persona humana. En el caso venezolano un poder económico basado en estas reformistas maneras de ideologizar se hace pasar por ser parte del bien social, el respeto a la dignidad esencial de la persona humana, la concepción del desarrollo como realización plena de cada persona, la solidaridad como criterio de convivencia social y la vocación preferencial por los más pobres.

¿Pero estos partidos políticos realmente toman en cuenta lo que está enmarcado en el preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela?

En el caso de los "partidos de laboratorio" calificados así por Travieso, como Primero Justicia o Voluntad Popular, estos fueron creados con el propósito de privatizar a PDVSA por parte de personal afín a la estatal y de esta manera venderla a las transnacionales. ¿Acaso lo de Monómeros y Citgo fue una acción diseñada en días posteriores a la autoproclamación de Guaidó en una plaza pública de Caracas en enero de 2020?

En este sentido el Socialismo del siglo XXI que ya a esta época se sustenta en Venezuela como un proyecto de integración e inclusión social a partir de la refundación de la República Bolivariana señala en el preámbulo de su Carta Magna una "sociedad democrática, participativa y protagónica…" "…asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación". Pero la participación del poder popular en muchas ocasiones queda relegada y es así como gobernaciones y alcaldías no permiten el desarrollo y crecimiento de las Comunas.

Así mismo el bloqueo hacia la importación de materia prima y la guerra económica ha permitido que las instancias gubernamentales controlen todo lo referente a productividad y distribución. También se ha dado una flexibilización en cuanto adquirir alimentos sin someterse a largas colas luego de la dolarización de nuestra economía para de esta forma poder paliar la situación entre los sectores más débiles. No obstante, ha dejado al Socialismo en unos apartados en el cual los medios de comunicación se han basado en desprestigiar y malograr su aplicación en el país y le acentúa incapacidad en comparación al modelo capitalista de satisfacer todas sus necesidades básicas a vivir en sociedad. Y así informan con debilidades, como por ejemplo: entrega de Alimentos Clap, aplicación de vacunas contra la pandemia del Covid 19, importación y distribución de gasolina con deficiencia a la hora de surtir, servicio de transporte masivo, entre otros.

Entretanto en la calle se logra apreciar supermercados, farmacias y tiendas recibiendo clientela constantemente en un país que meses atrás parecía totalmente quebrado. Asumido ésta se trata de un indicador y es la presencia de circulante. Lo que representa para muchos venezolanos, de la clase proletaria, una situación oxigenante en cuanto adquirir productos de alta demanda para el hogar, el trabajo y la escuela. También es cierto el resurgir de modos de producción basado en los emprendimientos, pues poco a poco se ha ido cubriendo mercados internos hasta tanto se pueda exportar. Es el terreno fértil y plano del socialismo si a final de cuentas prevalece como modelo económico de salvación mundial y capaz de hacer justicia social en cualquier parte del planeta si realmente se siembra, produce, cosecha y distribuye.



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Brígido Daniel Torrealba


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