Los chubascos que vinieron con el año nuevo, pintaron de sonrisas verdes a los árboles del paisaje. Un aire fresco se respira en el nuevo período. Los malojos buscan de forma acelerada ofrecer sus espigas doradas al sol. Las guacharacas a veces adelantan sus conciertos y muy temprano en la madrugada, ya se escuchan sus roncos y alborotados cantos. Todo se ha hecho una fiesta y los cerros lucen sus trajes del color de la neblina, con los cuales pretenden cobijar al astro rey.
El periodista Juancho Marcano aún con la alegría de la llegada del nuevo año, llegó a su conuco con su perro Pipo y ambos recorren el sembradío, viendo la frescura de las plantas y la emoción de la mata de mango por las caricias de la lluvia y porque ya empieza su floración para producir exquisitos frutos para sus amigos y allegados. "Si la lluvia sigue así, habrá bastante que comer en los conucos de la Tacarigua de Margarita", se dijo el reportero.
El perro Pipo, viendo la contentura de Juancho por la lluvia y el año nuevo, le preguntó, por qué se alegraba la gente con la entrada de otro año y qué significaba en la vida de los humanos.
El periodista que estaba extasiado con el verdor de las matas de aguacate y que de las cuales espera que florezcan y produzcan esos frutos, a los cuales su abuelo llamaba "mantequilla en pote verde", comentó:
"Sucede, Pipo, que cuando empieza un nuevo año y ya hemos celebrado el nacimiento del Niño Jesús, tenemos la esperanza que vendrán tiempos mejores y que la felicidad será un viento que no sólo envuelva a los humanos, sino a los animales y las plantas, que son los seres vivos de este planeta tierra, y los cuales interactuamos en el medio ambiente para proporcionarnos vida y que cada quien viva feliz en su espacio de la forma más armoniosa posible".
"Bien interesante y hermosa, Juancho, tu respuesta y si la cosa es así, no tengo porqué comentar más, sino seguir viendo el cuadro hermoso que ha pintado la lluvia en el conuco". Y así hombre y perro se dispusieron a extasiarse con el paisaje.