El plan del pentágono para acabar con Chávez era secreto, sólo unos pocos militares gringos de alto rango, algunos dos o tres nacionales, y un cuerpo especial de la cia lo conocían. Sin embargo, y como ocurre con todo plan secreto, a medida que se va desarrollando se va develando.
El objetivo previo: salir de Chávez, sabían que con Chávez era imposible derrotar al intento socialista, el Comandante mantenía a todos los oportunistas en el redil, no había chance de maniobra para los capitalistas internos ni externos, todos se estrellaban contra la fuerza de Chávez.
El primer objetivo: Dejar al país sin la potencia económica, debilitarlo, arrodillarlo, para eso era necesario acabar con PDVSA, la roja rojita, transformarla en un cascarón, obligar al país a privatizar el petróleo, entregárselo a los imperios.
El segundo objetivo: Destruir el instrumento político capaz de dar una respuesta al desmantelamiento del chavismo, transformar al poderoso PSUV en una versión de acción democrática, de copei, o desaparecerlo totalmente.
El tercer objetivo: Eliminar del escenario político a los líderes capaces de organizar una respuesta a la destrucción del chavismo, del Socialismo. Para eso se les debía encarcelar, condenarlos al olvido, y a los que consiguieran escapar, aplicarle el fusilamiento moral, acusarlos de cualquier canallada, desprestigiarlos, no dejarlos hablar, defenderse.
El cuarto objetivo: conseguido los anteriores objetivos, el chavismo estaría prácticamente inutilizado, incapaz de resistir, el Socialismo estaría derrotado, y se debía pasar a la formación del nuevo sistema de gobierno, preferiblemente reeditar al pacto socialdemócrata, el pacto de punto fijo.
Los tres objetivos luego del asesinato de Chávez fueron alcanzados. Los gringos, conocedores del alma de los políticos venezolanos, así como sabían que de Chávez no podían esperar debilidades, no ignoraban que el chavismo estaba poblado de “flojos flojitos” sin las condiciones intelectuales, ni el coraje necesario para seguir el camino del Socialismo. Por otro lado, la derecha gringa, de tomar el poder, aplicaría al pie de la letra el plan del pentágono, sólo habría diferencias de estilo y de velocidades.
No se equivocaron los gringos, con el madurismo el plan caminó hasta los tres objetivos de destrucción: consiguieron acabar con PDVSA, transformar el PSUV de Chávez en una ad, eliminar a los líderes chavistas capaces de una respuesta. No obstante, en el cuarto objetivo, el de construcción, les falló el madurismo, su condición de lumpen marginal no les permite construir, sólo son capaces de destruir.
Falta saber si los gringos previeron este inconveniente, si tenían destinado al madurismo para la fase de destrucción, y luego inducirían un cambio de jefatura para la fase de construcción del nuevo orden. Este cambio puede ser que nazca de las entrañas del madurismo, de su fracción más sensata, maleable. O quizá sea un relevo de fuera del madurismo, o puede ser que la gran jugada de los gringos sea unir las ventajas de los dos bandos en un pacto. Eso no lo sabemos, la realidad aún no lo devela. Sin embargo, podemos decir que todo dependerá de las fuerzas internas del madurismo, si se impone el pensamiento pragmático del lumpen sindical, o por el contrario los oportunistas consiguen tomar el mando en la fase de construcción. De los nostálgicos del 4 de febrero no hablamos, están extraviados, no consiguen interpretar el momento histórico, sus asesores no atinan a construir una estrategia diferente a seguir flotando.
Se deduce que el plan de reivindicación del Chavismo, del Socialismo, debe reconstruir lo que el plan gringo destruyó.
¡CHÁVEZ VOLVERÁ!
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