Pipo, que es el fiel amigo del destacado periodista Margariteño, Juancho Marcano, toma la invitación que dejaron para él, en el mapire que tienen colocado bajo la mata de mango, como un dispositivo de buzón.
Lee su contenido: "Pipo, por favor, preséntese a la reunión de este viernes, sin tu fiel amigo Juancho Marcano. Punto a tratar: Millo"
Pipo en pose pensativa, se quedó viendo el papel y sintió que una especie de corrientazo le producía pequeñas vibraciones en sus orejas. Fue hasta el lugar donde se sienta con su fiel amigo Juancho a conversar. Ya en lugar de conversa, Pipo decidió echarse para intentar entender el motivo de esta reunión. No veía una razón clara de este encuentro, cuyo único punto era su otro amigo Millo. Pensó por un largo rato, sobre la posibilidad de unas zancadillas y luego, dejó esa idea a un lado. Convencido estaba Pipo, que esta forma de lucha no se daba entre ellos. Las zancadillas - se decía- es un recurso humanístico propio de los ciudadanos.
Vio hacia la mata de mamey que sirve como de plaza pública en el conuco de Ñango Marín y pudo ver, que en amena conversación, estaba la burrita Chela, la cotorra Chucha y el guacharaco Carrao. Es muy extraño ver al Carrao por aquí ahora. ¿Qué estarán cocinando? Intentó irse hasta allá, pero cuando iba en ese camino desistió.
Decidió irse a casa para iniciar una preparación y ensayar una posible defensa a su gran amigo Millo. La idea de la zancadilla volvió asomarse en su pensamiento pero se sacudió la cabeza y juró que esa idea, no volvería a entrarle en su sano juicio.
Al llegar a la casa, disimuladamente se tendió en el piso con la idea de contemplar a la gatica Rockyta, que en un rincón, jugaba imitando al gato maula, cuando jugaba con el mísero ratón del célebre tango que nos dejó Gardel. Estuvo pensativo y viendo a Rockyta por largo tiempo. ¿Invitarían a Rockyta? ¿Ella sabe algo que yo no sé?
Se dio cuenta Pipo de un cierto detalle; la gatica Rockyta estaba de lo más relajada. Jugaba, como juega el gato maula con el mísero ratón. Si fuera una zancadilla para Millo, - se decía Pipo- ella estaría como yo, pero de mal agradecido está lleno el mundo y tal vez, Rockyta anda en esto de una zancadilla contra Millo. Se acordó Pipo, que había jurado no traer el tema de la zancadilla, porque como problema, la zancadilla es propia de los seres civilizados y educados.
Pipo a medida que se acercaba la hora para el encuentro se llenaba de preocupaciones. Se cansó de ver Rockyta de los más tranquila y viendo que ya la hora del encuentro se acercaba, se levantó y sin que su fiel amigo Juancho lo viera, salió rumbo hacia la mata de olivo que está en el conuco de Licho. Pipo pensó, que la cotorrita Chucha había decidido tomar un terreno neutral para el encuentro.
Cuando ya estaba tomando la ruta para llegar al conuco de Licho, decidió darse otro tiempo y aplicó la estrategia clásica de su clase. Comenzó a dar vuelta.
Dio tantas vueltas, que cuando se percató, ya estaba bajo la mata de olivo, que por extraña circunstancia, es el árbol emblemático del municipio Gómez y la reunión estaba comenzando. Al acercarse, oyó que Chucha decía: miren, el camarada Pipo está llegando y propongo que le demos la palabra. Como Pipo, es muy cercano a Millo, creo que debe abrir el debate.
Pipo se paró en seco y echó una mirada al grupo. Vio la risa pícara del guacharaco Carrao y notó que los ojos le brillaban. Estos desgraciados son tan desgraciados, que van a utilizarme para darle una zancadilla a Millo. Vio a Chela muy sonriente y decidió un retiro estratégico.
Cuando ya Pipo daba la espalda, sintió el latigazo de Chucha. Pipo, tú que conoces mejor las andanzas de Millo porque son muy amigos, ¿qué puedes decirnos de Millo?
Pipo se volteo hacia Chucha y cuando le iba a decir sus cuatro cosas, oyó que la burrita Chela interrumpía a Chucha para decir: Pipo, el punto es Millo y lo es, porque entendemos, que este amigo, es como una extensión de las matas y de todos animales que vivimos en este paraíso que llamamos Tacarigüita. Millo, como casi todos los tacarigüeros, lleva una mata y un conuco en el corazón .
Pipo, cómo tú entiendes a Millo
¿Cómo entiendo a Millo? ¡Carajo! Tenían todo mi juicio revuelto, pensando en zancadillas. ¿Cómo entiendo a Millo?
Mira mis camaradas, para mí, el tacarigüero Millo es un hijo er diablo y le doy un título de ñapa o adicional. Además de ser un hijo er diablo, Millo es un vergatario. Ha sido el único ser de este planeta y tal vez de otros, que tuvo la valentía de contarnos en un libro, la historia de la venganza de la mata de mango. Una historia escondida que dice (entre otras cosas) que jamás hemos entendido el himno del árbol. El amor que le deben los humanos a la naturaleza, lo pagan con palos, malos tratos y ganas de acabar con lo verde.
¿Pipo te refiere a copei?
No Chucha, a Copei lo acabaron los copeyanos. La corrupción acabó con los verdes y con los blancos. Pero volviendo al punto, debo también decir que este tacarigüero es capaz de oirnos. Cuando la gente civilizada y educada, casi no es capaz de oírse entre ellos; el oído de Millo, llega hasta nosotros y nos entiende. Es muy difícil no disfrutar los artículos que Millo escribe en Aporrea. En ellos siempre hay verdor, frescura y yo dándome mi bomba de filósofo preguntón.
Fijense mis queridos camaradas, que Millo escribió un libro sobre las matas emblemáticas de los municipios de Nueva Esparta y te puedo jurar Chucha, que muy pocos alcaldes conocen, cuál es el árbol emblemático de su municipio.
Yo propongo a esta asamblea, que Millo sea declarado el hijo er diablo, mas hijo er diablo del Municipio Gómez y le demos el título del más vergatario. Un patrimonio viviente de las plantas y los animales.
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