Maduro, la transición de la transición

En las revoluciones se produce un fenómeno peculiar, siempre son derrotadas en dos etapas. Primero hay una transición, y luego una transición de la transición en el deslizamiento hacia el capitalismo. El ejemplo más notable es la Revolución Soviética: allá, Gorbachov inicia una transición que da pie a la transición, ya definitiva, de Yeltsin. Gorbachov realiza una apertura con un pie en el pasado socialista y el otro pie en el futuro capitalista, una ambigüedad que permitió abrir las puertas al crecimiento explosivo de la mentalidad capitalista; el capitalismo sin cadenas, sin freno, se posesionó del país y sucedió lo impensado, apareció Yeltsin, una puñalada en el corazón de la Unión Soviética que se retira de escena sin disparar un tiro.

Aquí, entre nosotros, maduro hace el papel de un Gorbachov tropical. Desde que capturó el poder, el madurismo viene dando pasos hacia la restauración, es verdad que son pasos torpes, sin cohesión, pero tuvieron el efecto de iniciar la transición al capitalismo. Poco a poco se fueron cayendo los afeites, y a esta hora está muy claro el papel restaurador del madurismo. Ahora, sin rubor ninguno, maduro es capaz de declarar en una reunión con la clase obrera:

"¿Para dónde van los impuestos que los empresarios pagan? Para convertirse en salud, en educación pública, gratuita y de calidad para el pueblo, en viviendas, en obras públicas, en salarios y el ingreso mínimo de los trabajadores", sentenció el presidente". (Aporrea)

De esta manera, y a la mejor usanza de los teóricos del capitalismo, justifica la existencia de los empresarios capitalistas: "los capitalistas aportan para el bienestar social, mientras más ellos ganen más bienestar". Esta tesis del madurismo se inscribe en el pensamiento de aquel empresario que decía: "Especulamos, pero damos empleo".

En esa misma reunión, maduro explica:

«La reforma que se hizo en la Asamblea Nacional es para cobrarle a los millonarios. Ellos tienen bastante, tienen platica. Y ese dinero que les vamos a cobrar va a tener un efecto muy bueno para la inversión social de este año y para el fortalecimiento del uso del bolívar».

¡Si Chávez lo oyera! Después de casi una década de gobierno, maduro confiesa que los capitalistas tienen platica, están bien, ganan bastante. Raro socialismo el del madurismo donde los capitalistas explotan, especulan… pero pagan impuestos, dan una limosna de la apropiación del trabajo ajeno y la riqueza social. El madurismo es ambiguo, como Gorbachov; por un lado, habla de socialismo, llama a la construcción del socialismo, y por el otro impulsa al capitalismo. Esa ambigüedad es propicia para el aparecimiento de un Yeltsin, un pinochet que impulse sin ambages al capitalismo. Esta imprecisión en la economía se refleja en la política, el madurismo no encuentra una forma política que le dé estabilidad a su forma económica. El país está inestable en la economía y en la política. En esta situación pierde fuerza para defender su soberanía, es víctima, como nunca, de las apetencias de los imperios.

La crisis que vive el país busca soluciones que le permitan estabilidad, el tiempo se agota. En todo este cuadro se nota la ausencia de la opción chavista auténtica, del Socialismo olvidado, defendido por pocos. Pero la construcción socialista no es un capricho de algunos trasnochados, se trata de una necesidad vital para la Humanidad, que en manos del capitalismo camina hacia su extinción. Aquí, en Venezuela, se construía la Esperanza… la Esperanza no debe morir.

¡CHÁVEZ, LA ESPERANZA!



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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