"Cuando un comerciante
no es un felón, es un salvaje"
Baudelaire
El lunes muy temprano estuve de compra en un negocio relacionado con la venta de productos de limpieza; muy concurrido, con precios aceptables en comparación con la competencia, y hasta los momentos parecen unos de los mejores. El dueño o administrador se mantiene en permanente movimiento participando en la atención de los compradores, y de vez en cuando se le oye lanzar acusaciones contra el gobierno por los aumentos de los insumos al relacionarlo con el manejo de los dólares en nuestro país. Este comienzo de la Semana Mayor me sorprendió, cuando se hacía la pregunta, como para llamar la atención en los pocos clientes de esa hora de la mañana: ¿Ahora de quién es la culpa?
Estuve poco tiempo. El suficiente mientras me atendían y precisamente en ese momento se le salió una gran verdad al comerciante –¿reflexiones de la Semana Santa? – tan cierta, como el espíritu combativo y ejemplarizante del protagonista principal de una conmemoración universal: Jesús de Nazaret, quien tuvo la valentía y osadía de enfrentar a los enemigos –fariseos– los explotadores de aquel entonces de un pueblo sufrido, como el nuestro; motivo para ser crucificado. Entre gestos y una veracidad que, nadie puede negar, hacia una explicación muy sencilla ¡El hombre tiene varios meses bregando por detener la inflación, y por momentos el dólar se ha mantenido estabilizado, pero los precios de los insumos siguen subiendo, quedando muy claro que, no es un problema del gobierno!
El presidente Nicolás Maduro, ha venido acertando en los últimos meses en materia económica, más de los que se pueden imaginar los desconcertados opositores. Las pruebas están a la vista de todo el mundo; el dólar se ha mantenido en la barrera de los 4 a 5 bs, frenando el alza vertiginosa de la divisa estadounidense –la soga de la economía venezolana– y a la vez calmando la desesperación de cuanto habitante se levanta pensando en la hora del subí y baja del dólar en relación con nuestra moneda. Sin embargo, esto no ha bastado para frenar la especulación y la usurera acción de los grandes comerciantes monopólicos, que manejan los dólares y son más pitiyanquis, que los mismos gobernantes gringos.
El aumento del salario y la pensión les abrió las agallas a los comerciantes, como quien dice ¡La historia vuelve a repetirse! Todos los artículos de primera necesidad los elevaron, y por eso un amigo, cuando le pregunto ¿Cómo estás? ¡aquí viendo para arriba para saber dónde está la comida! Y no es para menos, porque lo que llama un señor de muy avanzada edad ¡la gasolina del pobre! para arrancar por la mañana: ¡el café! está por encima de los 30 bs el kilogramo; paradójicamente en estos momentos conseguimos en los negocios más de 200 marcadas de cafés y todos son fabricados con la materia prima producida en nuestra querida tierra venezolana. Entonces ¿Por qué el alza?
Sí, me preguntan ¿Cuáles son mis argumentos para opinar sobre la materia económica? Les puedo responder de manera muy sencilla, rápida y precisa. Estuve por más de treinta años laborando en uno de los tres supermercados que, existían hace más de 40 años en Acarigua: Cada, Piemonte y Automercado el "Palito" de un laborioso, visionario y habilidoso comerciante, el cual llegó a esta ciudad proveniente de Duaca –Lara– y a través del tiempo me permitió aprender, porque aportaba buenos resultados por un bajo salario. Manejaba la contabilidad de puño y letra, adquiriendo la experiencia necesaria para colocarle precio a la mercancía, cuando las ganancias había que, buscarla compitiendo y eran muy escasas. Sin embargo, de esa clase de negocios aparecieron muchos ricos, algunos de ellos, cuando estaban en el ocaso de su vida, porque respetaban medidas en favor del pueblo, como era el caso del precio de las compotas, un artículo necesario en la alimentación de los niños.
En estos momentos la anarquía marca la pauta, impuesta precisamente por los comerciantes usureros, y la tarea del gobierno por controlarlos se hace sumamente difícil, ya que, antes cualquier medida a favor del pueblo aparecen los Guaidó, apoyándolos con la mirada puesta en la protección del gobierno de los Estados Unidos, con una arma, hasta hace poco muy poderosa: el dólar, el cual se encuentra en una etapa sumamente difícil, por una razón muy sencilla: gobiernos que, han estado bajo la política económica implementada por la parasitaria acción del imperialismo, empiezan alejarse por dos razones fundamentales: una, han entendido que, arrimarse a los gobiernos de los EE.UU siempre se llevan las de perder, y por la otra, la herramienta para presionar, como es la moneda, siempre está por encima de los intereses de cualquier país en el mundo.
No sé, si, un lector muy respetuoso, pero defensor de la manera de proceder de los gobernantes gringos está de acuerdo con mi opinión sobre el complejo problema económico del mundo, empezando por el mismo estado depredador: Estados Unidos, con una inflación ahogando a todo creyente del sueño americano, y una deuda para sentarse a mirar la calculadora incrédulo antes los números. Por eso, podemos decir: donde el dólar toca tierra todo cambia, y todavía no he visto que, sea en beneficio de los pobladores. Esa arma utilizada por los gringos para imponer su hegemonía, empieza a hundirse por propio peso, y por eso en estos momentos echan manos al poderoso aparato mediático, con el cual distorsionan, hasta la luz del sol, con sus FALSAS NOTICIAS, haciendo más daño afuera, que, adentro, Todo país sin un presidente, como Nicolás Maduro, con el temple de acero y el apoyo de unas fuerzas armadas leales y un pueblo decidido a defenderlo, claudica antes la presión imperial. Los gringos, con la ayuda de los gobiernos alcahuetas de Colombia han venido desbaratando cualquier medida del gobierno en beneficio del pueblo. La inflación es parte inherente al capitalismo. En Venezuela la guerra librada no ha sido en vano, y por eso empezamos a ver la luz, aún, cuando sea en la lejanía.