Si alguien quisiera una definición concisa de la función del periodista, esta podría dejarlo satisfecho: "es buscar la verdad y difundirla". El periodista desde siempre es un buscador y un difusor de la verdad, y esa batalla la va perdiendo con los dueños de los medios que tienen sus propios intereses, y con los gobiernos que defienden los intereses de los apropiadores y tienen alta capacidad de censura. Esa batalla ha sido cruenta, en ella los periodistas han conseguido grandes éxitos, han derribado presidentes, mostrado la realidad de gobiernos y de guerras, desenmascarado charlatanes. También en la lucha por la verdad han entregado su vida muchos periodistas, como en Ucrania, y muchos han perdido sus empleos, otros renuncian a sus empleos en la televisión buscando más libertad para su función.
El auge de las redes sociales ha revolucionado el campo de la comunicación, del periodismo. Lejos en la época del Ciudadano Kane, de imaginar esta revolución. La masa ha accedido a la comunicación de forma inimaginable, es así que encontramos personas con millones de seguidores, cualquiera puede entrar en este mundo. La prensa escrita en papel emigró a las redes; el twitter, supera en velocidad a cualquier página tradicional.
Este cambio en las comunicaciones, unido al poder de los juegos digitales, al llamado metaverso, a las nuevas compañías de películas por internet, todo conforma una verdadera nueva realidad, que está por verse si el cerebro está preparado para asimilarla. Hasta ahora, no percibimos la realidad del cambio. Por ejemplo, el comportamiento de los jóvenes en las grandes naciones, disparando "como si estuvieran en un juego de internet, o de Nintendo", no son tratados como una especie de esquizofrenia producida por esa nueva realidad, donde una vida de más o de menos significa sólo la pérdida o el triunfo en un juego. La realidad de las redes se traga a la realidad real. Y los gobiernos piensan, ingenuos, que el problema es de un mero acceso a las armas y no de trastornos mentales graves y profundos de los que la usan.
Aquí en Venezuela el fenómeno no es tan evidente, quizá por las dificultades de arribar al mundo digital, pero no deja de ser preocupante. El gobierno es agente principal en la creación de la realidad virtual, de la "metamentira", se hace su propio universo paralelo, que igual se traga a la realidad real y lleva a la población al borde de la esquizofrenia. El uso de los medios de comunicación oficiales, unido a la censura, el uso de robot en las redes facilitan la creación de esa realidad virtual, de ese universo paralelo donde el madurismo, crea héroes como alex saab, o crea corruptos a su conveniencia, impone el silencio a líderes, calumnia al chavismo auténtico, condena al olvido al mismísimo Chávez. El madurismo ha hecho de la mentira su forma de gobierno.
La masa, así lo denuncian las encuestas, está aturdida, no encuentra caminos para entender la confusión, los líderes del gobierno y de la oposición no consiguen conectar con una masa con las referencias alteradas, las conexiones con la realidad rotas. Ahora la verdad, como vínculo con la realidad, criterio de normalidad, de salud mental, está ausente.
La tarea de los revolucionarios, de los chavistas auténticos, es inmensa. Ya no es un asunto meramente político, ni económico. Se trata de la salud mental de la sociedad, de la humanidad. Es urgente, vital, un gobierno sano, restablecer la conexión con la realidad real…