El asesinato del Comandante Chávez no fue una pieza suelta, se trató de un fino plan para la restauración del capitalismo y la liquidación del Socialismo. La primera etapa la cumplió con éxito el madurismo: arrasó con los avances, materiales y espirituales, hacia el Socialismo, deformó la imagen de Chávez, desplazó a los chavistas verdaderos, los sometió a una campaña de descrédito, los encarceló, lanzó al olvido las metas de la Revolución.
Ahora, cumplida esa primera etapa, las contradicciones se desplazan hacia cuál será la forma de capitalismo, sus relaciones con la burguesía nacional, y su obediencia, sumisión, a cuál imperialismo. En la disputa por la conducción del capitalismo se presentan dos tendencias, cada una con su propuesta.
Una, el madurismo con su legendaria ineptitud, fiel a su origen lumpen-proletario, carece de proyecto de país propio, y se somete sin condiciones a la voluntad de los imperios, principalmente, ruso, chino, Turquía, Irán, cuidando siempre de favorecer a la neoburguesía madurista, a los alex saab y similares. Clama por inversiones imperiales, y le cumplen todas sus exigencias; las zonas especiales económicas son un claro acatamiento de esos requerimientos, reforzados en el reciente viaje del madurismo a países asiáticos. Esas zonas son territorio extra nacional, pedazos de Patria colonizados, regresados a la esclavitud.
La otra tendencia capitalista se expresa en fedecámaras, y se resume en un plan de gobierno: "Camino al futuro, Venezuela 2035", que publican recientemente. Es un programa que muestra la precariedad del instrumento político que representa a esta burguesía consanguínea con el imperio "otan", que obliga a la misma burguesía tradicional, que históricamente lucró con la renta, a asumir su propia representación.
Las dos tendencias se presentan con diferentes ropajes, que ocultan su realidad de agentes del capitalismo internacional, de caporales de la explotación de este país, de agentes encargados de engarzar al país en el tren de alguno de los imperialismos existentes, de adecuar la economía nacional a sus exigencias, de esquilmar sus riquezas, y el dolor y el sudor de sus habitantes.
La batalla entre estas dos tendencias depende principalmente de los intereses de los imperios, en esta lucha nacional se refleja como nunca la batalla internacional. Los países de la otan necesitan estratégicamente lo que Venezuela tiene, es una presa muy valiosa para perderla en manos de este gobierno inepto o de esta oposición boba. Los propios dueños toman el control de la política. En el futuro se verán las consecuencias cruentas de esta batalla, se mostrará lo que, ahora, está oculto.
Los humildes, los explotados, no consiguen concretar una opción. Por ahora, son carne inerte en esta batalla en las tinieblas capitalistas. Empero, se acerca el momento en que entren en combate por su futuro. Aparecerán, ya están apareciendo, los dirigentes de esta lucha redentora, aún la masa no los identifica, aunque los capitalistas sí los olfatean de lejos, detectan el peligro, los atacan temprano. Temen los dos bandos la resurrección del chavismo verdadero, el Socialista, temen que la opción del Plan de la Patria, de la lucha contra la lógica del capital tome cuerpo en sus dirigentes naturales y entre en batalla. Ese día la masa irredenta hará valer su furia, y entonces volverán las siete avenidas y "pagarán sus culpas los traidores", el país retomará su soberanía y emprenderá el rumbo de hermandad que una vez transitamos.
¡CHÁVEZ VOLVERÁ!