Mi palabra

Maduro en minuscula y mayuscula

"Nunca se miente tanto como antes

las elecciones, durante la guerra

y después de la cacería."

Otto Von Bismarck

Para hacer el papel de ridículo hay muchas vías, y los ejemplos sobran, cuando vemos los ataques contra el presidente Nicolás Maduro. Las reacciones e insistencias dependen del odio desarrollado en la persona, producto del aparato mediático de la oposición y el gobierno de EUA. No es raro oír de un vendedor de frutas el rechazo hacía el presidente, cuando le nombran la palabra maduro, aún, cuando muchas de esas resistencias se quedan en algo jocoso; pero, algunos de los que andan desesperados y no hallan que inventar para atacarlo, han caído en la ridiculez de escribir el apellido en minúscula, creyendo desvalorizar la personalidad y el amor por la patria de un mandatario que, ha resistido todos los embates del imperialismo, desde el mismo momento de haber sido designado por el comandante Chávez, para representarlo dignamente.

Entre un humilde vendedor, que muchas veces pasa las de Caín, para llevar el sustento al hogar y Rafael Ramírez Carreño (ingeniero mecánico) pero presentado por los medios con bombos y platillos, como un experto petrolero, cuando no fue más que, un interesado saca cuentas y todo el mundo sabe para donde tiraba la mayor tajada, y eso lo han hecho saber verdaderos conocedores en la materia petrolera; sencillamente sirve para entender los intereses de clase. Esta comparación pone al descubierto, como el odio hace estragos en la conciencia del ser humano. Del vendedor podemos concebir y perdonar sus arrebatos de rabia y al final termina en algo parecido a un chiste, ya que, su misión es vender, pero qué un profesional siga dando muestras de terquedad, odio y de paso pisoteé el idioma para dar demostraciones de estar en contra del presidente, solamente se digiere con paciencia, sabiduría y finalmente apartarlo, como algo muy lejos de un ser humano.

De estos casos encontramos muchos a lo largo y ancho del país. María Corina Machado, quiso dársela de graciosa y más valiente que la mujer maravilla en la entrega de una memoria y cuentas del comandante Chávez, para terminar, haciendo el papel de ridícula, cuando de manera muy comedida el presidente le espeto algo parecida a una daga ¡Águila no caza moscas! La expresión encajó de manera tan directa, oportuna y profunda, porque la imprudencia en todo momento es rechazada, así, como estos impertinentes insectos son espantados, ya que, nadie los soporta, ni siquiera en la oscuridad. El reciente caso de Carlos Lanz, dejó a muchos come candela de la "izquierda" al desnudo. Quisieron involucrar al presidente en su desaparición, al final se conoció todo el enmarañado y horrendo crimen por la vía del sicariato.

Lo de Ramírez es un caso profundamente tomado de los pelos, como dicen por ahí. La frustración es muy grande, y no precisamente por los errores del presidente Maduro, que, innegablemente los ha cometido. El ex ministro aspiraba a la presidencia, porque se creía el más capacitado y al lado de Nicolás Maduro, sacaba a relucir y sopesaba las raíces de clase y eso lo tenía muy claro el comandante Chávez, cuando se encontraba enfrentando la traicionera enfermedad, que lo llevó a la tumba. Al asumir la presidencia el aguerrido Maduro, se desataron los demonios manejados por el imperialismo al saber la capacidad de resistencia y hasta los momentos ha visto pasar varias tempestades, pero ha capeado los temporales y el enemigo ha buscado otras vías para arremeter con nuevos títeres.

Todos estos arrebatos de odio han llevado a la oposición a fragmentarse en pedazos, que no se les consigue ni pies ni cabeza; pero lo risible por la hipocresía es lo ocurrido con un grupo de ex funcionarios del comandante Chávez y el presidente Maduro. Apenas los apartaron del gobierno por hechos comprometidos con la corrupción empezaron a "defenderse" con las mismas armas utilizadas por el gobierno de los Estados Unidos para atacar a Venezuela, llegando incluso a la inmoralidad de callar, cuando arreció el bloqueo y la escasez de alimentos estuvo a punto de producir un estallido social. Se quisieron aprovechar de los arrebatos de Trump y compañía, haciendo parte de la comparsa del ánima en pena: Guaidó. A pesar de todos estos adefesios lanzados contra Nicolás Maduro, estamos seguro, que, la historia lo va a registrar en mayúsculas, porque la verdad no se puede esconder todo el tiempo y menos, cuando vulgares asesinos, como Iván Duque, esconden su frustración, como lo hace Rafael Ramírez, escudándose en Nicolás Maduro.



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Narciso Torrealba


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