Mi palabra

El presidente Maduro se defiende a lo Muhammad Alí

"La habilidad y la paciencia

pueden triunfar

donde la fuerza haya fracasado"

Esopo

El combate entre George Foreman y Muhammad Alí escenificado en Zaire el 30 de octubre de 1974, aparte del vitoreado triunfo del carismático Alí, quien se atrevió a desafiar las leyes estadounidenses para no ir al servicio militar y en ese momento era estar presente en una guerra de invasión por parte del gobierno de los Estados Unidos; lo dijo bien claro y a todo pulmón ¡No tengo ningún motivo ni ninguna justificación para ir a combatir contra los que no me han hecho nada! Una gran lección para no olvidar, con varias interpretaciones, la más ejemplarizante ¡Al poderoso se le derrota con astucia, inteligencia y cualquier paso hacia atrás, es para cambiar de estrategia!

Triunfó Muhammad Alí, antes un verdadero gigante, que infundía miedo por la corpulencia, pero la inteligencia estaba de su parte, aun, cuando aparentaba debilidad y apenas se subieron al cuadrilátero parecía una presa fácil. Los rounds que duró el combate, casi todos los golpes salían de la impresionante figura de Foreman y Alí defendiéndose con una estrategia muy bien montada, como si estaba escenificando una obra de teatro. Finalmente reaccionó con una andanada de golpazos, que llevaron al campeón Foreman al piso derrotado, como si habían lanzado un saco de papas.

Rememoro este inolvidable momento del deporte, ya que, lo podemos comparar con lo que está ocurriendo en nuestro país, siempre guardando las distancias por ser hechos totalmente distintos. El gigantón Foreman, cuando subió al ring, se creía el todo poderoso, infundía miedo, pero al ser derrotado se perdió en la inmensidad del olvido por lo torpe y mediocre. Está comparación es posible realizarla en nuestro país, porque desde el mismo momento de haber tomado las riendas, el creador del proyecto el comandante Hugo Chávez, para continuarlo Nicolás Maduro Moros, quien lo ha defendido siempre evitando los daños mayores en contra de la apreciada paz, ha demostrado una firmeza que enfría a los opositores, con la cual ha desbaratado todos los intentos de la oposición.

Si, en estos momentos analizamos con el corazón y la verdad en la mano, con el buen sentido patriótico y el amor por Venezuela, nos damos cuenta que, Nicolás Maduro, ha obrado a lo Muhammad Alí, porque el reguero es impresionante en los años que le ha tocado gobernar y defenderse, siempre pensando en los más sagrados intereses de la patria. Desde un tal llamado Luis Almagro, quien aprovechó su cargo en la OEA en favor del imperialismo, ahora derrotado en medio de los sobresaltos del gobierno estadounidense, boquea de vez en cuando sin ninguna incidencia al no tener moral ni credibilidad en sus arrebatos de entreguismo.

Todo lo que estamos viendo es una verdadera desbandada y la prueba está la vista de todo el mundo en la fragmentación de la oposición, como un pedazo de vidrio, cuando cae miles de metros, desde el infinito cielo. El autoproclamado o interino no va servir ni siquiera para sacar una muestra para espantar pájaros en época de cosechas. La que aparentaba o representaba una verdadera cascarrabias María Corina Machado, cuando aparece, parece haber dejado los ímpetus guardados en un cofre para el recuerdo, porque son pocos los que le creen o la oyen y pone más condiciones que esposa en vía de separación pidiendo su parte.

El barranco de los que van quedando en el camino es impresionante. Por una u otra razón han fracasado en la tarea encomendada por el imperialismo: derrotar al presidente Nicolás Maduro, después de la frustración frente al comandante Chávez, se van estrellando con otra piedra de la misma formación y resistencia. Lo único que no han perdido es midiendo el tiempo tratando de acabar con un proyecto nacido al calor del pueblo. El momento de la humanidad es bastante complicado, pero más complicado lo tiene el monstruo que ha venido amamantando a todos estos títeres, que han hecho vida política lanzando golpes sin dar en el objetivo, porque carecen de la razón y la moral suficiente para atentar contra la verdad. Sin embargo, siguen representando un serio peligro en un mundo, donde los gobiernos estadounidenses utilizan la prepotencia para humillar a los más débiles.



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Narciso Torrealba


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