El perro Pipo, como siempre, recorrió el conuco que estaba dibujado por el pincel mustio de los últimos soles y del látigo sofocante del calor que ha hecho en la Tacarigua de Margarita. Es triste ver como de un momento a otro la sonrisa de la cara de los árboles cambia y muestran un rostro como arrugado por la falta de agua y por las altas temperaturas.
El periodista Juancho Marcano, mientras tanto, regaba con un poco de agua a las matas de ajíes, que ya estaban pidiendo auxilio por la sed que atravesaban por los rayos destellantes del astro rey. En eso llegó Pipo y viendo que ya Juancho, estaba por terminar su tarea, le comentó: "Sabes Juancho que cerca de la mata de ciruela morada vi caminando una iguana, me extrañó mucho verla, pues primero que ya su tiempo pasó y segundo, tenía rato que no observaba un animal de esos por aquí".
El periodista también se asombró por el comentario del perro, pues en verdad las iguanas en la Tacarigua de Margarita han desaparecido por la caza indiscriminada de esos reptiles, por eso le indicó a Pipo: "Antes Pipo, en este pueblo y sobre todo en esos cerros que rodean a este valle, había muchos animales de eso, y los hombres de aquí la cazaban bastante, hasta que se fueron desapareciendo, no sólo porque se morían cuando las capaban y las cosían y luego la soltaban, sino que después, más adelante, vino la costumbre de comérselas, que alguien trajo de tierra firme, porque aquí muy poco se comía esa clase de animales, y ahí el daño fue más grande."
- Pero, Juancho, eso de comérselas no debiera ser, dijo el perro.
- En verdad que no, y ahora mucho menos que en un estudio en México determinó que comer carne de iguanas, que a pesar de ser nutritiva, tiene la consecuencia de convertir a los hombres en homosexuales, pues la degustación de dicha carne es capaz de destruir ciertas células u hormonas masculinas que causa que el sexo masculino, le provoque realizar cosas raras y femeninas, dijo el periodista.
El perro escuchó y hasta manifestó: "Ojalá que sea así, pues así cogen miedo y se salvan muchas iguanas". Juancho oyó callado el comentario, estuvo de acuerdo y luego convidó a su perro para regresar a casa.