-Hay protestas en la calle, señor presidente, qué hacemos
-¿Son muchas?
-Si, señor presidente, asustan
-Tranquilos, suelten el bono, adelanten la navidad, que se oigan las gaitas.
A los pocos días, el presidente pregunta: ¿Cómo está la calle?
-Sin novedad, presidente, todo en calma. A pesar de ser Agosto ya se oyen las gaitas, el espíritu es de rumba.
El diálogo anterior pudo suceder en Miraflores en cualquier gobierno de la cuarta república, o ahora en esta continuación que es el madurismo. Es un método de manipulación de las masas para que no se salgan del potrero.
Los dirigentes políticos de la concertación, del pacto capitalista, es decir, los socialdemócratas, los reformistas, solo perpetran luchas que no pongan en peligro al gobierno y mucho menos al sistema. De esa manera protegen, educan, a las masas en la aceptación del orden establecido, solo aspiran a morigerarlo.
El método es eficaz, por ejemplo, el oprimido pelea, solamente, por un mejor salario, que lo paga el patrón, o el gobierno, de esa manera los está reconociendo, consagrando. El trabajador pelea por un bono, por alguna prestación, por vacaciones, por condiciones de trabajo, por sólo las dificultades inmediatas, pero no cuestiona al origen, a la causa de esas dificultades. El oprimido se contenta con las conquistas pequeñas, y el explotador tranquilo, sabe que el sistema está garantizado, la masa está distraída en peleas subalternas.
-Hay protestas en la calle, señor presidente, ¿qué hacemos?
-¿Son muchas?
-Si señor presidente, asustan
-Tranquilos, suelten el bono, adelanten la navidad.
A los pocos días, el presidente pregunta: ¿Cómo está la calle?
-Las protestas continúan, pero más fuertes, la gente pide su renuncia y la del gobierno. Dicen que ya no quieren pañitos calientes, quieren cambiar al sistema.
Estas protestas con contenido político, es decir, que disputan el poder, van al fondo, cuestionan la causa, educan a las masas, les señalan su verdadero enemigo, su objetivo principal. Los dominantes no consiguen apagarlas con facilidad, las masas despiertas van más allá del economicismo esclavizante.
Cualquier parecido con la realidad nuestra es producido adrede. Las últimas protestas, y su captura por el espíritu de la navidad, ilustran el método. Aunque, ya lo dijimos, podría representar a cualquier gobierno de la cuarta.
El estómago, la reivindicación material, sin tener conciencia del sistema que oprime, por tanto, sin visión de cambio profundo, de revolución, necesariamente, baja el nivel de las masas, solo se ocupan de lo inmediato, que "el látigo dure más en ir y venir", que "las cadenas pesen menos", que "el pañito caliente llegue oportuno". Y se desentienden del prójimo y del futuro. El desempleo no le importa al que tiene su "gana pan"; el daño ecológico, mucho menos; la falta de educación a sus hijos lo ven como algo natural, se reducen a sobrevivir de la mejor manera. Así, se convierten en piezas inertes del mecanismo del mercado, o en desechos.
Se puede concluir que la tarea revolucionaria, la tarea chavista, es una faena de cambio cultural, de educación, que sólo se consigue en las luchas diarias, en la acción, dándoles profundidad de objetivos, haciéndolas escalones revolucionarios. Rechazando, develando los métodos de adormecimiento del sistema.
¡CHÁVEZ, REVOLUCIÓN!