El mundo está gobernado por "nulidades engreídas", qué duda cabe, basta ver el rumbo que lleva la humanidad para que la conclusión apoye la afirmación, y quizá se quede corta, el mundo está gobernado por estúpidos y más allá. Y esta condición de gobernantes vanos infecta a los dirigentes medios, y contamina a la población.
No se trata de un mal individual, no es un asunto de individuos maléficos, es un problema social, los gobernantes son personificaciones de las relaciones sociales, a ellas le sirven, son las relaciones sociales encarnadas, es el sistema social el que se expresa a través de ellos.
En estos días que corren es el capitalismo el que se manifiesta en estos gobernantes, y lo peor, no hay resistencia, contraparte. El capitalismo tiene como esencia la acumulación de capital por sobre todas las cosas, se fundamenta en la consigna "si da lucro es ético, es legal, se justifica", esta búsqueda ha tallado un mundo de egoísmo, de lucha de todos contra todos, en que unos pocos son inmensamente ricos, y otros, la mayoría, son inmensamente miserables, unos pocos se apropian de la riqueza social.
Este sistema, ya es malo cargando esta diferencia social, no obstante, el mal mayor surge de que el capital, la acumulación, sus reglas, su ética, tiene vida propia, se impone a la voluntad de los humanos. Y eso es lo que está pasando en el mundo de hoy. Los gobernantes vanidosos están atrapados por la lógica del capital, a ella obedecen.
El desastre ambiental es fruto directo de la locura del capital capaz de contaminar océanos con tal de lucrar, de vender el Amazonas a la voracidad del capital personificado en unos empresarios que mañana mueren y dejan el desastre.
El llamado complejo industrial militar, personificado en putin, en biden, en zelensky o xi jinping lleva a la humanidad, con variadas justificaciones, a la extinción atómica. En el mundo hay Nueve países que poseen más de 12.705 armas nucleares, según recoge un informe del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo. Tienen fuerza para acabar con la vida del planeta varias veces. Imaginemos el capital que ellos representan, imaginemos a esta bestia que tiene vida propia, insaciable, que se reproduce por sobre todas las cosas, y veremos claro el futuro terrible que en esas manos espera al planeta.
Por eso la lucha no es en primer lugar por protegernos del desastre ambiental; no es tampoco, en primer lugar, por evitar la guerra, eso sería luchar con la sombra del problema, con el efecto y dejar la causa actuando, los triunfos así obtenidos se desvanecen, son capturados por la lógica del capital.
La batalla tiene que ser, tiene que ir a la raíz, la lucha central, ineludible, es la batalla contra el capitalismo, por el Socialismo, por una nueva relación social. De ella depende el futuro de la especie. El hombre del capitalismo no es viable, al final de su camino está la extinción.
Es trágico, la cárcel del capital no permite la lucha contra él. Todos los gobernantes del mundo están atrapados en la lógica del capital, no existe uno que se oponga con decisión a esta situación límite, de extinción, no pasan de saludos a la bandera, de declaraciones bufas.
La batalla de hoy, decisiva, vital es por construir un verdadero polo alternativo al capitalismo unánime, desechar los vapores de los triunfos inútiles, y poner todas las fuerzas en la tarea de crear ese polo, que sea el inicio de la recuperación de la libertad de la especie, desde donde se propague la sanación a todo el planeta.
¡CHÁVEZ, VIDA!