El Ministro Ramírez, radiografía de una época

Hay personas que compendian en su humanidad toda una época. Su escogencia no depende de su voluntad, es la historia que en su azaroso torbellino los inviste. De ellos sólo se espera fidelidad a sí mismos, a su trayectoria, a sus principios de vida, con eso basta. En ellos converge la contradicción principal de su época, su vida es una radiografía del momento histórico.

Uno de estos hombres es Bolívar, atacado por muchos, incomprendido, al final pasó a la posteridad como símbolo de su tiempo, la independencia. Martí cumplió su periplo vital fiel al sentido de su vida, y víctima de las miserias humanas. Al hablar de ellos se habla de la historia. Trotsky, sin dudas, hasta el día de hoy, despierta las contradicciones de aquella Revolución. Fabricio cambió su comodidad por el compromiso, acudió al llamado de la historia que tocaba a su puerta. Chávez lo tenía todo y se la jugó el 4 de febrero por fidelidad a sus orígenes y a su momento. Todos ellos, como dijo el Libertador, majaderos de la historia, Quijotes.

Hoy, la historia toca a las puertas del Ministro Ramírez, seguro que él no se buscó ese papel, la vida lo puso en el dilema de ser fiel a sí mismo. Luego del asesinato del Comandante Chávez emergió con fuerza sorprendente la lucha interna dentro del chavismo. Pocos supieron detectarla, el duelo nubló la inteligencia. El capitalismo había llegado al gobierno, cisneros y mendoza cruzaron la puerta que durante años les estuvo vedada. Con lentitud poderosa, como las lluvias de Borges, la traición fue actuando y desmontó el legado de Chávez. Primero su espiritualidad, luego su base económica y, simultáneamente, guillotinaban a las figuras del chavismo; unos fueron arrinconados, otros se engolosinaron con una embajada, otros están en las cárceles, allí mueren, otros fueron al exilio. Quien se mantuviera fiel al Socialismo Chavista, más allá de las declaraciones, era fusilado en el paredón moral.

El chavismo languidecía, era deformado primero, luego olvidado, el color rojo, sus ojos eran anatema. Y le tocó a Ramírez denunciar la traición, desechó comodidades, seguridades y se puso, decidido, del lado de Chávez… Y ahora paga su lealtad. Hoy la batalla entre el chavismo auténtico y el madurismo desleal se resume en Ramírez. A él lo persiguen, por Chavista, y en él persiguen a Chávez y a todos los chavistas. El madurismo enfila contra Ramírez todo su odio fascista, estamos presenciando una persecución nunca vista en Venezuela y pocas veces vista en el mundo. No toleran a Ramírez por ser un bastión chavista, ha develado la maniobra artera del madurismo, encargado de olvidar a Chávez, transformarlo en un nada, inocuo, una imagen que se va destiñendo con el tiempo.

A Ramírez le temen, saben que, como diría Martí, el Chavismo auténtico desde el fondo de una cueva es capaz de derrotar a toda la canalla. La idea justa está de su lado, no valen calumnias, ni sentencias, ni persecución de fiscalías, nada podrá detener el río de dignidad, de decoro, que en este país comenzó con Gual y España y sigue corriendo hasta nuestros días. La barbarie será derrotada.

Ramírez no está solo. Junto a él está lo mejor de este pueblo y del mundo, ese que ofrece su corazón, que no sale en las encuestas pero lucha por sus ideales humanistas. Hoy, quien calle frente a este linchamiento, que es a Chávez y lo mejor de nuestra historia, quien no se pronuncie, quien prefiera el silencio que abre las puertas al fascismo, ese perderá su alma.

La historia habló, tienen la palabra los hombres, no caben vacilaciones…

¡ES LA HORA DE LOS MAJADEROS!



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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