El madurismo está agotado, eso es evidente. De aquí en adelante, todo lo que haga de aquí tiene la intención de postergar su ineludible fin, ocultar su debilidad. Su fuerza se manifiesta sólo en relación con la aún más débil derecha gringa, ese torneo entre macilentos los tranquiliza, evitan la calle, andan cubiertos bajo techo; atrás quedaron, como recuerdo incómodo, las siete avenidas. Entre tanto, el país, la sociedad va al garete.
Son expertos en efectismo, hay que reconocerlo, lo aprendieron en los sindicatos, como agentes del patrón, bajo la falsa imagen de luchadores por la clase obrera. Ahora, el madurismo convoca a capriles a debate. Busca el consabido espectáculo, discutir entre pares, que todos son capitalistas, que la humareda quede en casa.
¿Qué busca el madurismo con esta convocatoria a capriles? Es hábil la maniobra: primero, busca crear confusión en las filas de la derecha gringa que, desesperada, procura su unidad extraviada. Y segundo, intenta que el debate quede en casa, sea entre capitalistas, sólo en la superficie, nada de discutir la economía, la organización social, en eso ellos están de acuerdo; sólo discutirían pendejadas, hechos de farándula, los comentarios de una "noche tan linda". Tercero, persigue dar una impresión de seriedad, de profundidad. Y cuarto, y principal, evita la discusión de fondo.
¿Qué espera el país doliente? Espera una discusión de los grandes asuntos nacionales. Discutir la economía, pero, la economía profunda, la de las relaciones de producción, de la propiedad de los medios de producción que en el capitalismo que ellos impulsan son en realidad medios de la explotación; discutir de dónde proviene la riqueza de los capitalistas; discutir qué pasó con el legado de Chávez, ¿se está cumpliendo? ¿es esto lo que Chávez le encomendó a maduro?; discutir el destino del petróleo, qué pasó en pdvsa, la privatización del petróleo y de las demás minerías; y discutir qué pasó con la investigación del asesinato del Comandante Chávez. Ese es el debate serio que el país necesita.
Ese debate, entre maduro y capriles, debe ser complementado con un representante del chavismo socialista, así sería el verdadero debate, del Socialismo enfrentado al capitalismo de maduro-capriles. Se puede dar en terreno imparcial, no hay necesidad de ir a México, se puede dar aquí y público, en la televisión. Con un moderador imparcial, quizá Vladimir Villegas ofrezca su programa "Un par de calvos" junto a Carvajalino, y serían buenos moderadores; o, quizá, el programa de Juan Barreto y Javier Biardeau. No hay razón para que el debate no se dé.
Candidatos a representar a Chávez y al chavismo los hay, y muy buenos. El primero es el Ministro Ramírez, calificado por la bestial y nazista persecución que sufre, no sólo él, sino también su familia, sus simpatizantes en Pdvsa. Allí se cumple aquello de "qué has hecho de bueno, que la canalla te ataca".
Esperamos, sentados, que el debate se dé, sabemos que a la propuesta le aplicarán la ley del silencio. Pero ya esa evasión a la discusión será una respuesta al país. Estamos seguros, todo cambiará, el madurismo que ya cumplió su papel de desleal a Chávez saldrá del gobierno, y el país protagónico, discutidor, participativo volverá de la mano del chavismo auténtico, regresará a transitar el camino de la felicidad, del vivir fraterno.
¡VIVA CHÁVEZ!