Los días pasan, el salario baja y el capitalismo sube

Las protestas, justas, justificadas, no han dado el resultado previsto, al contrario, parece que han fortalecido el descaro del gobierno que insiste en su camino de entrega del país a los capitalistas, sus trácalas y mentiras. El problema del salario se lo endosó a una tal comisión con participación estelar de los empresarios. Eso es más que una grosería, es la consagración de la traición a Chávez. El madurismo se olvidó de los trabajadores, se los entregó en bandeja a los explotadores. ¿O es qué el madurismo encontró la fórmula para construir un capitalismo que no explote a los trabajadores, que no robe el trabajo?

Después de las protestas la situación es peor, el capitalismo está más fuerte, el salario más bajo, y el gobierno se regodea en el lujo absurdo de los estadios. Algo está mal. Y lo que está mal es que la dirigencia, de esas protestas quiso hacer una tortilla sin cascar los huevos, evitó, con mil excusas, pedir la salida del causante de los males, evitó ir al fondo del problema, se quedó en la zona de confort, regateando el salario como si de vender una mercancía se tratase: "dame un poco más" y que todo siga igual. Y la protesta quedó como un juego de carnaval, una manifestación alegre que no plantea solución.

Al final, el gobierno salió triunfante, y las protestas sembraron el desconcierto, la desesperanza. Ahora habrá más depresión, más emigrantes, más desesperados. Es necesario dar a la masa razones sagradas por las cuáles luchar. Las manifestaciones, así como la organización, no pueden preceder a las razones por las cuales luchar. Y la calidad de esas razones determinará la calidad de la organización y de las manifestaciones, dará el sentido a la lucha, la fuerza, la trascendencia.

Salir a la calle sin más consigna que un aumento de salario le da poca profundidad a la lucha, debe ir acompañada de metas estratégicas, de más alcance, ir a las causas de los males, situarse en la contradicción de la sociedad, en su evolución histórica.

Hoy la gran batalla social es entre el camino al Socialismo que señaló Chávez y la restauración capitalista que emprende el madurismo. Cualquier lucha social se ubica, de manera consciente o inconsciente, en alguno de estos dos campos. La lucha, simplemente por el salario, se ubica en el campo capitalista, no pasa de ser un regateo por el precio de la mercancía trabajo. Las luchas de los trabajadores deben ser por su reivindicación inmediata, y también por su reivindicación mayor, el Socialismo, acabar con la explotación, con la apropiación de la riqueza social. Eso le dará a la lucha profundidad estratégica, sentido histórico. Los trabajadores, los desposeídos, no pueden ignorar que hace pocos años este país transitaba el camino hacia la redención de los desposeídos, hacia el Socialismo, y deben ubicarse, ser motores del campo Socialista. La lucha por esa reivindicación mayor es ahora. Estos trabajadores tienen el privilegio de haber conocido el futuro; con Chávez, la sociedad sintió la posibilidad real de superar al capitalismo y con él al periodo histórico de sistema de explotación. No pueden cambiar esa lucha por la simple batalla economicista.

¡CHÁVEZ HISTÓRICO!



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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