La voluntad de Chávez y el socialismo son indivisibles

Como suele hablar Toby Valderrama, la calidad de los teóricos del madurismo dice de la calidad y solidez política del madurismo. En este caso esa calidad y solidez se mide por la de Jesús Farías, el incontinente que ha servido de vocero y ha dado la cara por el gobierno para justificar ante la opinión pública sus contradicciones. Es el autor de "la Constitución bolivariana no se puede interpretar al pie de la letra", y de un rosario de razones técnicas sacadas de los manuales del reformismo, es un marxista de manuales: "hay que desarrollar la fuerzas productivas; basta con la organización social del trabajo para que el capitalismo caiga como fruta madura, sin violencia, no es necesario ninguna lucha social o de clase, ninguna vanguardia revolucionaria o líderes revolucionarios, ni cambios radicales".

Pero quedaron entrampados en el capítulo de los "cambios graduales", en eso de "la mano invisible del mercado", donde Jesús Farías coincide con Adam Smith, donde los sofistas se dan la mano, difamando a Marx, al Che y a Fidel – ¡Amalhaya un economista marxista auténtico, que piense primero en los seres humanos y en la vida, antes que en la "riqueza de las naciones"! El hecho es, que Jesús Farías representa la confusión política, la cobardía intelectual del gobierno madurista –intelectuales que ahora hablan de corregir "los excesos de Chávez", o de un "falso positivo" al referirse a su gobierno, y etcétera.

Sin embargo, el único intelectual valiente del milenio se llama Hugo Chávez – una ironía para estos resentidos, para estos "quemados" –, el único que fue reconocido en el planeta como una verdadera esperanza socialista y una verdadera amenaza para capitalismo; el resucitador del socialismo ante mundo, el autor del plan de la patria que señala un futuro de lucha distinto, el plan original, el mismo que fue modificado por el madurismo pensante, "actualizado", debido a sus "excesos". Para eso son útiles los "neutrales", que en nombre de la ciencia no se manchan con nada terrenal, aunque que viven de lo terrenal, del dinero que los protege en sus limbos de ministros y diputados, defendiendo cualquier cosa, como vulgares abogados – justifican con su paja sofística cualquier cosa, el sacrificio de los hambrientos, la miseria humana, la indiferencia, la desigualdad; con la excusa de "lo complejo".

Chávez sigue representando a la voluntad de cambiar el mundo heredada de nuestros libertadores y de las revoluciones socialistas, no un diletante como Jesús Farías junto otros sofistas tarifados que ven la revolución como una oportunidad para publicar libros, vender obras, ganar algún dinero y notoriedad. Chávez fue amigo de Fidel, alumno del Che y de Lenin, de Bolívar, de gente de acción y de gente comprometida con imposibles... ¡Al carajo lo complejo! Compleja es la naturaleza y Bolívar la retó con coraje y libertó cinco naciones. Frente al discurso cobarde de la iglesia, a la de los intelectuales "neutrales" de hoy, mercenarios del capitalismo (en cualquiera de sus representaciones) la voluntad y las ganas de cambio mandan, trascienden a la muerte, conquistan la fama por encima de un éxito pasajero, vanidoso, farandulero donde se juntan políticos, aduladores, burgueses y tartufos.

Volver a Chávez es retomar el proyecto socialista pensado por él en el plan de la patria original. Volver a Chávez es recuperar las empresas socialistas y PDVSA, el control sobre los bancos, tener el mando de la economía y ponerla al servicio de toda la sociedad, sin distinciones, sin privilegios; radicalizar el socialismo, que es la única forma de frenar la codicia y la anarquía.

Es más fácil aprender a administrar con eficiencia una empresa del Estado que frenar la codicia de los capitalistas y oportunistas, la especulación y el robo que llaman "libre mercado". Es más fácil entenderse con los trabajadores, formar conciencia de clase, que reeducar a un empresario y hacerlo honesto y humilde. Como socialistas nuestra lucha diaria es la de formar conciencia de clase y socialista, conciencia del deber social, educar para acompañar los cambios, cambios radicales, que requiere este país.

Si hay que competir que sea hacia afuera y con ventajas, y nosotros solo las tenemos en el petróleo. Por eso hay que recuperar PDVSA y volver al plan de plena soberanía petrolera, para poner la revolución en pie, el país en pie… Exportar los alimentos que necesitamos a lo interno, solo para enriquecer a un grupito de aprovechadores, para que "crezcan" sus economías, es matarnos de hambre a una mayoría de subalimentados, que somos casi todos los habitantes del país. La producción de alimentos no puede ser para enriquecer a unos cuantos amigos del gobierno. La soberanía alimentaria fue pensada por Chávez para alimentar a todos los necesitados, elevar el nivel y la calidad de vida de todos los necesitados.

Los empresarios no son indispensables, necesitamos buenos administradores, buenos trabajadores, conscientes de que el éxito de toda la sociedad es el éxito de cada uno de sus miembros de forma individual, de cada uno de nosotros. Nadie se salva solo; o protegemos a todos, o morimos en la anarquía capitalista, en una guerra de todos contra todos, donde siempre ganan los más ricos, que parece ser lo que quiere este gobierno, que cada quien resuelva su vida como pueda dentro de la competencia capitalista; un "país de propietarios emprendedores", ¡como si eso fuera posible!

La lógica del capital nos dice que para llenar la barriga o alimentar la codicia del "Conde del Guácharo" (por ejemplo) hace falta explotar a muchos trabajadores. Un país de emprendedores es una quimera, no existe en ninguna parte, a menos que se apoye en un extenso continente de esclavos. En el capitalismo el pez grande se traga al pez más pequeño, es la ley de la concentración y acumulación de capital, la que tiene al mundo sembrado de hambre y miseria, de guerras, y al filo de una destrucción nuclear o ambiental.

Chávez es la representación de una voluntad de revolución, de hacer cambios radicales; es preferible el modelo de ésta voluntad, que la petulancia de empresarios y políticos codiciosos, capaces de vender a sus madres si eso les produce alguna ventaja y ganancias.

PAZ SIN JUSTICIA SOCIAL NO EXISTE, PATRIA SOCIALISTA O MUERTE



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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