La reunión de los chavistas leales

No fue fácil que todos asistieran, aquella reunión era de antemano una definición política, salir a la luz; reunirse con los calumniados, con los proscritos, con los leales al legado era un riesgo, pocos vencieron ese miedo. Ese susto era la evidencia de una feroz dictadura sustentada en el terror. De esa manera, todos eran confinados a la soledad, a lo permitido, eran prisioneros de sus temores, de las amenazas sutiles de los desleales. No sólo temían a los cuerpos represivos, sus propias cadenas íntimas los paralizaban.

Eran pocos, muy pocos, la historia no registra exactamente el número. En condiciones de represión, esos datos eran reservados, se sabe que algunos no pudieron acudir, se sospecha saboteo. El gobierno, al saber que se reunieron los leales, sintió el vértigo de la derrota en la espalda. Se dijo para tranquilizarse "son muy pocos, no tienen apoyo"; vana pretensión, sabía que tenían la fuerza de las ideas, del ejemplo y la imagen del Gigante. Si la masa se impregna de las ideas de la reunión, estas se transforman en fuerza física y se despertaría la esperanza, y sus días estarían contados, el final habría comenzado, lo mejor era ignorarla, prohibido mencionarla. Los loros callaron y la vida siguió su curso.

La reunión comenzó con retardo, los que venían del exterior tuvieron problemas con su seguridad. La reunión abrió con un saludo del miembro de más alto rango, quien habló del compromiso que el Comandante dejó en su testamento, lo han tratado de ocultar, de falsificar. Pero, está allí, esa es la guía –dijo-, no podemos retroceder, desde ese punto es necesario avanzar. Luego se leyó el orden del día: Constituir una dirección provisional, discutir un plan de propaganda, elaborar las consignas estratégicas, y tácticas. La reunión fue muy fraterna, alegre, entusiasta. Resolvieron visitar el Samán de Güere, allí donde comenzó todo, y luego ir al Cuartel de la Montaña, desde donde comenzará el retorno.

Los cuerpos represivos se enteraron de la reunión un poco tarde y corrieron a avisar a sus jefes, los analistas de seguridad trabajaron a toda máquina, aunque sin resultados. Ahora cada día y por diferentes métodos se producen adhesiones a los leales. Los vientos de esperanzas se sienten por todo el país, y por el continente. El grito que se oye es el de "¡el chavismo regresó!" "¡No estamos solos!" "¡hay esperanzas!".

Luego de la reunión circula un manifiesto, pero aún no lo hemos conocido, no lo han subido a las redes, se dice que explica que son perseguidos por ser chavistas leales, que el madurismo no es chavismo, es su contrario. Hablan, en ese manifiesto, de la necesidad de salir del madurismo de manera perentoria, el país no aguanta más destrucción. Al tenerlo en las manos, les comentaremos.

Queda en el aire la incertidumbre si la reunión es un caso de literatura influenciando a la política, o, por el contrario, política engendrando literatura, sólo el tiempo tiene la respuesta. Más allá de la imaginación está la implacable realidad. Nos consuela saber que cuando todo falta, queda la literatura.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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