El sabio refrán de los timotocuicas fue desatendido por el madurismo, temprano se cortó las alas. Y ahora, cuando quiere volar como el cóndor rey de Los Andes, sólo puede dar salticos de pulga.
Las alas que Chávez le dejó a este pueblo: la pasión que emana de razones sagradas para la lucha; el saberse parte de un proyecto histórico destinado a cambiar al mundo; la conciencia de pertenecer a la sociedad; el sentir que los que ayer eran aislados, ahora tienen la fuerza del colectivo; la confianza en sus líderes, coherentes; tener la fuerza de la organización y el conocimiento; el ejemplo de un gobernante humilde sin perder la autoridad de la transparencia, el no mentir jamás, el que ofrece la vida por la causa común. Todo esto lo conquistó la masa irredenta con Chávez, y eso la hizo fuerte, capaz de derrotar golpes y saboteos, fuerte para sobreponerse a las calamidades.
El madurismo ignaro, llevado por los consejos de hechiceros que no conocen las hierbas, de economistas que todavía no saben que la fuerza económica más poderosa es el espíritu, liquidó la espiritualidad del pueblo de Chávez, liquidó las razones sagradas, acabó con la pasión, el cemento fraterno que convierte a la masa en una fuerza descomunal, capaz de resistirlo todo. Quiso convertir a Chávez en una imagen hueca, sin pasión, recortó sus discursos, ocultó su prédica de un mundo nuevo, le teme hasta a sus ojos y al color rojo, eliminó las metas colectivas, las sustituyó por logros egoístas. Entregó la economía a los capitalistas, y subastó el petróleo. Fue así que la masa desprovista de alma se replegó a sus predios egoístas, dejó de ser pueblo empoderado, consciente de su fuerza, para ser la frágil suma de egoísmos, incapaz de grandes tareas, presa fácil de charlatanes.
Cuando el capitalismo, alentado por el gobierno, comenzó a pasar su factura, recordemos que el diablo paga mal a sus aliados. Cuando el capitalismo ataca a la moneda, se chupa los dólares que le proporciona el banco central, sube los precios; cuando el imperialismo, consciente de que el gobierno es timorato, presiona para más concesiones, es el momento en que el gobierno necesita a un pueblo combativo, y no lo hay, él mismo le cortó las alas. Entonces, hoy, este es un gobierno sin dolientes, acobardado y débil, sólo una suma de clientes que piden sus prebendas.
Al capitalismo, que el madurismo dejó escapar de la botella, le interesa un pueblo fragmentado, egoísta, incapaz de construir una fuerza que lo cuestione, cuya relación social se entrelaza con la relación económica, fraudulenta, egoísta. La tarea de los chavistas leales es recuperar la espiritualidad de Chávez, devolver a la masa las razones sagradas, las metas, la pasión, las alas para el vuelo alto, eso, aunque parezca una paradoja, está por encima de cualquier consideración económica. Sólo un pueblo así es capaz de salir de la estafa capitalista, de vencer a la miseria espiritual y material que se desprende de esa estafa, resolver cualquier crisis, y enfrentar la tarea de fundar un mundo de fraternidad. El Socialismo. (Síguenos en Instagram: el arado de Toby @elaradodetoby)
¡CHÁVEZ, ALAS SOCIALISTAS!