Voy a aprovechar de embarcar sobre el más reciente excelente artículo de Evencio Barboza, titulado, Jesucristo está disfrazado de Venezolano.
Creo que todos deberían leerlo porque él da, en mi opinión, precisamente sobre la cabeza del clavo, donde básicamente él (en base a mis interpretaciones) sugiere que Rafael Ramírez ha sido el Ministro de gobierno --- quien, de paso, Maduro botó a patadas --- que a través de sus ACCIONES habría cumplido con más deliberación la voluntad de Jesucristo en comparación con cualquier madurista hasta ahora, lo cual, no por casualidad, también es un hecho generalmente verificable y comprobable.
Rafael Ramírez fue el brazo derecho de Chávez, de sus Misiones, de sus programas humanistas, de su empatía hacia los más inocentes, vulnerables, y necesitados de nuestra sociedad, ejemplarizando a Jesucristo, mientras por otro lado, el madurismo ha sido todo lo opuesto, en mi apreciación, un instrumento del Diablo*.
(*En mi libro, cualquier persona que deliberadamente contribuye al malestar de los más inocentes, vulnerables, y necesitados de nuestra sociedad, o de cualquier sociedad, o de cualquier grupo de personas, o de cualquier persona en general, particularmente cuando la persona lo hace al beneficiar simultáneamente a las personas de las clases media, media altas, y altas, y las élites, sería un instrumento del Diablo, pero no lo digo en un contexto religioso, porque yo no soy ni creyente, ni soy religioso, soy ateo, más bien lo digo en un contexto filosófico práctico-aplicable a la vida real en cuanto a las diferencias fundamentales entre el bien y el mal.)
En su artículo, Evencio Barboza enfatiza una de las más grandes enseñanzas de Jesucristo (Mateo 7:16):
"Por sus frutos los conoceréis."
Esta cita forma parte del párrafo de los versículos 15-20 del capítulo 7 de Mateo:
"15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis."
Ahora …
Yo, exactamente así como Jesucristo nos ha recomendado de hacer, y desde los 15 años de edad cuando tomé ciertas decisiones con respecto a mi futuro, siempre he medido a la gente por sus ACCIONES, no por sus palabras, ni tampoco por su estatus social, ni por su belleza, ni por sus ideas, y menos todavía por lo que predican o aparentan.
Desde esta perspectiva, la única cosa que cuenta, para mí, son los resultados … y las intenciones detrás de esos resultados.
Desde entonces, siempre fui así, yo no le creo absolutamente nada a nadie hasta que no lo demuestre, y así cumpla con su palabra.
Para mí, intrínsecamente, la palabra vale cero.
Por ejemplo, yo preferiría mil veces más tener aquí en Venezuela un gobierno totalmente dictatorial y conservador que se ocuparía en primer lugar, y por encima de todo, y siempre PRIMERO, de la población más inocente, vulnerable, y necesitada, y después ocuparse de los demás (quienes no estarían en tan mala condición), que de tener un gobierno democrático que predicaría ocuparse de los más inocentes, vulnerables, y necesitados, pero que en lo práctico se ocupa PRIMERO y sobre todo del bienestar de las clases media, media altas, y altas, y de las élites de nuestro país, repartiendo migas a los demás.
Igualmente, preferiría tener como jefe de Estado a una persona que habría demostrado físicamente su voluntad y capacidad de cumplir con su palabra --- en este caso de ocuparse del bienestar de los más inocentes, vulnerables, y necesitados ---, que de tener como jefe de Estado una persona que habla de ocuparse del bienestar de los más inocentes, vulnerables, y necesitados, pero que no cumple su palabra con las acciones correspondientes.
Si ponemos a Maduro y a Rafael Ramírez lado a lado bajo estos criterios de Jesucristo, bueno, la respuesta es obvia:
¡Rafael Ramírez a la presidencia de Venezuela!
Creo que ningún creyente podría sensatamente llegar a otra conclusión, y menos todavía de seguir considerando a Maduro como candidato para las próximas elecciones presidenciales (2024).
¿A quién escogerían ustedes, creyentes, para la presidencia de Venezuela?
(Yo no soy creyente, pero sí soy seguidor de Jesucristo, entonces yo escogería, obviamente, a Rafael Ramírez. De hecho, me asombra leer a escritores aquí en Venezuela que dicen ser creyentes y que apoyan a Maduro, eso no tiene absolutamente ningún sentido común para mí, de que un creyente apoye a un lobo vestido de oveja, a un falso profeta, a un instrumento del mal, así como lo es Maduro en mi apreciación.)
oscar@oscarheck.com