Se puede afirmar, sin riesgo de parecer exagerado, que todas las revoluciones han caído víctimas de ellas mismas, se han derrotado desde sus propias entrañas. Este fenómeno lo conocen los imperios y lo usan para diseñar sus estrategias de ataque a los intentos revolucionarios. Conocer cómo opera el capitalismo en su pretensión de desmontar los ensayos Socialistas es básico para defender a las Revoluciones.
Una Revolución genuina, que vaya más allá de lo declarativo, transforma la propiedad privada de los medios de producción en propiedad social, la propiedad capitalista en propiedad Socialista. Al dar este paso, el sistema capitalista se pone en alerta y mueve sus mecanismos de defensa.
Los cambios en lo económico, en lo material, son más rápidos, más fáciles que los indispensables cambios en la conciencia, en lo espiritual. Y es allí que el capitalismo apoya su lucha contra el ensayo socialista. Se aprovecha de la espiritualidad, la subjetividad que anida en la mente individual del hombre del capitalismo, saca ventaja del egoísmo que germina en el hombre de los sistemas de explotación. La lucha contra el Socialismo se afianza en siglos de la idealidad propia de los sistemas de división de la sociedad en explotados y explotadores.
Es allí, en esa mentalidad, que desliga el interés individual del interés social, que se sustentan los planes de restauración del capitalismo. Las revoluciones no han sabido triunfar en el campo espiritual, por eso la restauración capitalista ha sucedido sin resistencia. Con frecuencia, es tan burda la restauración como ausente la resistencia a ella. La conciencia de pertenencia a la sociedad es sustituida temprano por el despertar de la guerra de todos contra todos; impera, en la masa y su dirigencia, el egoísmo, la salida individual. He allí, el núcleo de lo que ahora llamamos corrupción, y siempre ha sido la ambición capitalista, éticamente aceptada, o es que olvidamos que detrás de toda fortuna hay un crimen.
Aquí en Venezuela tenemos un ejemplo más de esa maldición. La Revolución Socialista de Chávez está siendo desmontada por el madurismo siguiendo los pasos de la estrategia capitalista, y la resistencia no aparece. Ya se ha denunciado lo que hacen con el petróleo, principal fuente de ingreso de la nación, lo regalan a los privados internacionales y nacionales, se lo roban, acabaron con PDVSA y la respuesta es nula. Privatizan la propiedad social en secreto y no tan en secreto, y la respuesta está ausente. Violan la Constitución de Chávez, y todos miran para otro lado; la derecha de guaido ríe, lo que ellos no pudieron hacer lo hace el mismo gobierno. Con felonía atacan al PCV, y los demás partidos se retiran silbando.
Las masas azotadas por la profunda crisis económica no consiguen superar el economicismo, sus dirigentes no plantean metas altruistas, estratégicas, se confinan a la comodidad de la reivindicación inmediata, no apuntan al futuro, a la espiritualidad. En el horizonte se asomaba una nueva organización social, donde todos viviéramos como hermanos, de acuerdo a cada uno según su necesidad y de cada uno según su capacidad, sin explotados ni explotadores, el Socialismo. Esos días Venezuela asombraba al mundo, le decía que era posible zafarse del capitalismo suicida, que más allá existía la tierra prometida. Y esa conquista humana posible, la estamos dejando ir sin levantar un dedo.
¿Será que el chavismo auténtico, el Socialista, será que los obreros petroleros, sus dirigentes, los universitarios, sus dirigentes, será que el psuv, será que todos seguirán de espalda a la ignominia? ¿Se repetirá la maldición que ha truncado a las Revoluciones, o empezará aquí la resistencia, se conseguirá defender a la Revolución de Chávez, rescatar el espíritu altruista que derrotó golpes y saboteos? ¿Demostraremos que todavía nos habita el espíritu de Bolívar, de Chávez, o seremos un ejemplo más de una Revolución derrotada por ella misma?
La estrategia del capitalismo está dando resultado, ahora nos aplican el opio de unas elecciones bufas, y todos duermen. Es hora de convocar a la masa para lo grande, para la concreción de los sueños. Es hora de recuperar el camino secuestrado por los desleales, es hora de cambiar de gobierno y de sistema.
¡CHÁVEZ NO SERÁ VENCIDO!