Nuestra apreciación de la coyuntura nos conduce a la conclusión siguiente: que el destape de las acciones hamponiles contra los bienes de la Respública, por parte de conspicuos miembros del madurismo coloca a este en una definitiva debacle política, lo que se puede observar extendiéndose, igualmente, a sus aliados de la oposición de derecha y fedecámaras, proyectándose un derrumbe irreversible. A este bloque de dominación, sus ocultos e íntimos acuerdos para repartirse la riqueza nacional en detrimento del pueblo, les está haciendo correr la misma consecuencias y los hace lucir como alternativas muy desgastadas y no confiables como referencias para una inmensa mayoría del electorado que quiere cambiarlo todo. Por tal razón, al quedar evidenciados unidos en sus actividades delincuenciales contra los intereses y el patrimonio del país y por consiguente destruyendo la vida de la gente, hoy no cuentan, y tal aseveración puede medirse en la calle, con el apoyo suficiente del pueblo venezolano para seguir gobernando.
Sin embargo, no creemos en los vacios políticos, por eso detectamos que hay otro aspecto de suma importancia que se desprende con claridad cuando se hacen los contrastes para precisar la correlación de fuerzas entre los actores politicos de la coyuntura, y es que el chavismo, entre todas las fuerzas sociales y políticas continúa siendo el que mayor potencialidad mantiene para volver a transformarse, si supera su perplejidad y tiene amplias pisibilidades de poder hacerlo, en una alternativa de cambio con un poderoso apoyo y consentimiento nacional.
Siendo entonces el chavismo un fenómeno político que pudo agrupar al mayor número de fuerzas sociales transformadoras, nacionalistas y patrióticas, que integro en su seno a toda una corriente histórica de lucha por la emancipación social y nacional y que además atrajo a todos los sectores populares que vivían atrapados por la ideología burguesa adecocopeyana, podemos decir, sin ninguna duda, que el chavismo es el camino, es el instrumento político adecuado para volver a repetir la revolución bolivariana. Porque cuando se trata de liberarse uno de cualquier yugo o pesadilla como la hamponcracia madurista, entonces, si se tiene que repetir mil veces la revolución hasta hacer que salga bien, por supuesto, superando cada vez las fallas, debe hacerse. Solo los falsos revolucionarios, oportunistas y genuflexos abandonan cuando aparecen las primeras dificultades.
El chavismo esta requiriendo que lo liberen de su postración, del secuestro que la hamponcrácia madurista lo sometió para desmantelarlo para que deje de ser el genuino instrumento de liberación del pueblo venezolano. Pero lo que no se puede hacer es que sea reivindicado con fines utilitaristas, pensando en las elecciones burguesas del 2024, eso seria asumir una actitud reformista, acomodaticia de pseudo líderes que hay dentro de todas las revoluciones populares. Conducir al chavismo a unas elecciones sin que esta fuerza haya antes demostrado su papel de vanguardia de la revolución bolivariana obligando a la hamponcrácia madurista a separarse del poder a través de una huelga general que conduzca a la instalación de una junta patriótica sin esa victoria previa, es, asimismo, traicionar del pueblo, es seguir hundiéndolo en la miseria material y moral producida por el capitalismo al que nos retrotrajo la hamponcracia madurista. El chavismo debe y tiene que reorganizarse ahora, en este momento para librar a la gente de la desastrosa y criminal guera económica generada por la hamponcrácia madurisra en su afán de darle continuidad al capitalismo subdesarrollado y dependiente.
En resumen, estamos convencidos de que el chavismo es el camino correcto, no es nunca el fin, y que las construcción de otras experiencias organizativas por muy buenas intenciones con las que se hagan solo serán trochas sin salida.