Mi palabra

Antonia, venga y le digo, por qué estamos ¡como estamos!

Los falsos están presentes en las más mínimas actividades, pero lo fingen o lo disimulan con una habilidad pasmosa que, si la pudieran envasar para venderla a lo mejor hacen el mejor negocio de su vida, que, cuando escriben, hablan o quieren esconder su pasado no muy limpio para presentarse, como algo novedoso CONTRA LA CORRUPCIÓN, desechando lo de ayer, como si estuvieran utilizando el papel higiénico. En política parece que, salen del mismo criadero para presentarse, en el escenario político en el preciso momento, cuando se agitan las aguas queriendo pescar en rio revuelto y en cualquier actividad pública se aparecen, pero en la mayoría de las veces al final terminan, que no les creen ni arrodillados.

Desde, el preciso momento de tomar las riendas del país el comandante Chávez, empezaron a despertarse los falsos, los hipócritas y los tránsfugas, que, se habían mantenido agazapados, como unos verdaderos oportunistas y para hacer ese papel se valieron de miles argumentos y artimañas, porque saben perfectamente que, el tiempo se va convirtiendo en su mejor aliado inmediato para presentarse en muchos casos, como la salvación, antes una descomposición creada por el capitalismo, donde la corrupción juega un papel preponderante y por eso estamos, como estamos.

En plena campaña electoral el comandante Chávez, se presentó en Guanare en un acto multitudinario y le pareció el momento oportuno para darle un impulso a la candidatura de la popular –negra Antonia – Antonia Muñoz y la expresión retumbó en toda Venezuela –cuando dijo– ¡Esta negra, es, como si la hubiera parido yo! haciendo uso de sus travesuras con su verbo encendido. A partir de ese momento todo estaba dicho para su reelección; ni siquiera el ataque virulento de su contrincante inmediato: Iván Colmenares, pudo detenerla, cuando denunció la corrupción de su primer mandato, donde salió un caballo relancino por el costo de 200 millones de la época y hasta en su vida personal se metió en repetidas oportunidades por un supuesto concubinato, que, por cierto, no es un problema ideológico ni tiene que ver con la corrupción, pero para algunos religiosos es un pecado y precisamente buscaba descalificarla al saberse derrotado.

Antonia Muñoz, ahora, parece una santa, pero por el color difícilmente va conseguir un puesto en una iglesia por muy devota de la religión católica, porque el racismo ha existido, desde el mismo Vaticano y el destacado poeta Andrés Eloy Blanco, en su poema ¡píntame angelitos negros! lo denuncia. Además, se ha dado su paseíto por varias organizaciones buscando a como dé lugar la oportunidad de llegar nuevamente a la gobernación, pero al darse cuenta, que el resultado no era otro, como dicen en el argot hípico ¡Detrás de la ambulancia! ha desistido, ya que, de pendeja no tiene nada. En sus opiniones coincide con la derecha al no tocar al imperialismo, ni por equivocación, uno de los culpables de la situación en que nos encontramos al tratar de rendir al heroico pueblo venezolano por hambre, algo imperdonable y ya sabemos el destino final del más destacado peón: ¡Guaidó! quien llegó a Miami y solamente lo recibió la soledad, que espanta a cualquier espanto, como él, en plena luz del día.

Por eso, en estos momentos tenemos que poner de manera precisa los puntos sobre las íes, ya que, la falsedad y la hipocresía forman parte de la corrupción al utilizar estos comportamientos, como careta para exhibirse. El comandante Chávez, asumió su responsabilidad por el intento de golpe del 4 de febrero y pasó dos años en la cárcel de San Francisco de Yare. Antonia Muñoz, e Iván Colmenares, a pesar de tener el pie en el acelerador para alejarse de la izquierda, chocan en un punto. Antonia, se distanció de la cuna de donde salió sin ver para tras y cada momento se parece más al propio Luis Miquelena, a quien Chávez, respetaba, como un padre, pero terminó en brazos de la oposición. Con la negra perdió el comandante su parto ficticio. Iván, aún, cuando me parece que nunca fue de la izquierda, a pesar de haber llegado a la gobernación apoyado por lo que parecía lo que alguien se atrevió a llamar despectivamente ¡el chiripero! Ahora, asume con lealtad sin careta su apoyo al criminal aventurero de Guaido, al escribir el artículo * (A mi amigo Guaidó). Ustedes sacan sus propias conclusiones. ¡verdad mi estimada Antonia!

*https://www.diarioultimahoradigital.com.ve/2023/05/01/a-mi-amigo-juan-guaido



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Narciso Torrealba


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