El necesario abrazo de Pascua entre los empobrecidos de la oposición y del chavismo

Venezuela atraviesa por tiempos de penumbra, desasosiego y pauperización en los que está obligado a sobrevivir su pueblo, resultado de una mafiosa lucha por el reparto del país entre la administración hipercorrupta de la hamponcracia madurista en maridaje con el sindicato de los explotadores de las clases trabajadoras, fedecámaras, y por otro lado, de las nunca insaciables y criminales ansias de enriquecimiento de las grandes transnacionales capitalistas. En medio de esta dramática situación, como mecanismo de soporte ideológico de justificación de esta, o para decirlo con palabras del filósofo venezolano, Ludovico Silva, de falsa conciencia, se deja colar la teoría de la capa del barniz, teoría que asegura que la civilización no es más que una fina capa de barniz de fácil quiebre que a la más mínima señal del entorno deja al desnudo la naturaleza egoísta y salvaje del fenómeno humano. Esta teoría no es más que otra versión del neoliberalismo.

Porque al contrario de lo que asegura esta teoría, en los últimos diez años de sufrimiento que el pueblo venezolano se ha visto obligado a soportar todo tipo vejaciones y agresiones neoliberales de maduro combinadas con las del del imperialismo norteamericano y europeo, los venezolanos han demostrado ser, a pesar de la terrible escases familiar, un pueblo solidario y fraterno, porque para vergüenza de la hamponcracia neoliberal, en la mesa del pueblo nunca falta el amigo y el vecino para compartir una arepa, la tasa de café o un arroz con frijoles. Frente a la enfermedad de un familiar o un amigo se establece automáticamente una red de ayuda y búsqueda médica y siempre hay un médico y una enfermera dispuestos, y si el remedio terrenal fuera poco, asimismo hay un chamán dispuesto. A pesar de la educación burguesa del sálvese quien pueda, que han pretendido inculcarnos desde hace siglos, nuestras maestras y maestros a pesar de los miserables sueldos no abandonan a sus muchachos. Con toda las limitaciones que hoy en día hay en el campo para producir y transportar la comida del día a día, los campesinos no abandonan su responsabilidad de seguir sembrando. Aun sabiendo que militarmente frente al imperialismo somos muy débiles, no dejan de faltar bolas y ovarios para en caso de una intervención militar hacerles comer nuestra pólvora. Y así, muchos etc, que echan por tierra esas falsas teorías que nada tienen que ver con la naturaleza de rebeldía y dignidad indígena/comunitaria, cristiana, bolivariana y socialista del pueblo venezolano.

Los diez últimos años de resistencia que ha demostrado el pueblo venezolano, lo único que nos dice claramente es, que los empobrecidos del chavismo y los empobrecidos de la oposición somos al fin y al cabo parte de un solo pueblo que clama, que necesita unir todas sus fuerzas y deseos para conquistar por si solo su propia liberación, liberación política que debe establecer las bases de la construcción de una sociedad donde convivamos todas las identidades culturales, todas las posiciones y las ideologías políticas, todos los deseos de realización. Una sociedad que nunca deje de tejer los sueños y de imaginarse edificar una sociedad de productores de vida libremente asociados.

Opositores empobrecidos y engañados y chavistas empobrecidos y traicionados debemos acabar ya con esa estúpida división política en las cual nos han encerrado para podernos dominar mejor y mas fácilmente. Hay que ponerse a trabajar el gran encuentro nacional del pueblo Venezolano. Agarrarnos de la Constitución y de las reservas morales que subyacen en las bóvedas de nuestra República.

Ciertamente es una época difícil y peligrosa, que paralizó casi por completo el desarrollo nacional que necesitamos y deseamos en función de satisfacer las necesidades radicales del pueblo. El saqueo y el robo de las riquezas nacionales son el objetivo de la hamponcracia que nos domina. Por eso la tarea de todo el que se considere patriota, nacionalista y revolucionario es trabajar por la unidad de todo el pueblo, a eso deben abocarse las fuerzas sociales potencialmente liberadoras, con el solo y firme propósito de construir un Gran Movimiento de Unidad de la Patria. Cualquier otra tarea es diversionismo político ideológico funcional a los planes de la hamponcracia madurista y del imperialismo norteamericano. Los Venezolanos en la era Chávez demostramos, aunque por pocos años, yéndose después todo al caño por la traición del madurismo y la falta de vigilancia popular, que si es posible construir un mundo un poco más justo, más libre y más fraternal.

Entonces, no perdamos más tiempo, que los dos bandos, los empobrecidos y traicionados de la oposición y los empobrecidos y traicionados del chavismo salgan de sus estrechas trincheras y se fundan en un fuerte abrazo de pascua y hagamos de ello una poderosa bandera símbolo de nuestra unidad, una sola trinchera de lucha nacional contra los que nos han empobrecido y dominado para ellos vivir en la opulencia a costa de los bienes públicos.

 



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Arnaldo Aguilar Dorta


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