Mi palabra

La última guaidotada protagonizada por Rafael Ramírez

"Cuatro cosas no pueden ser escondidas

durante largo tiempo:

la ciencia, la estupidez, la riqueza y la pobreza"

Averroes

Rafael Ramírez, pregunta ¿Dónde está Tareck El Aissami? la respuesta de inmediata, pero con doble interrogante ¿Dónde están escondidos él y Tareck El Aissami? Ya que, estos dos personajes tienen características muy semejantes por el papel protagónico en el proceso revolucionario, pero en el momento de escuchar al presidente Nicolás Maduro, anunciando la lucha frontal contra la corrupción salieron espantados o simplemente aprovecharon el preaviso de la sirena, como el ladrón de barrio, que apenas se entera del ruido de un silbido y si no es de su compinche se pone en máxima alerta, para terminar desapareciendo. La diferencia de estos, es, que no es precisamente en las conocidas procesiones de migrantes, como alzaron vuelo y además, mientras aquellos se van limpios en busca de los dólares, estos se los llevaron en cantidades industriales alarmantes.

Los dos exministros se pasearon por varios ministerios y misteriosamente se encuentran "desaparecidos" evadiendo los uniformes de colores encendidos, con el cual visten a los capturados con las manos en la masa. Por supuesto, son muy parecidos en su comportamiento antes la justicia, porque es más fácil saber el paradero de Guaidó, que de Rafael Ramírez, quien dejó el pelero hace rato y sabemos que está vivo, porque resuella a través de los escritos y en esporádicas declaraciones y el otro se lo trago la tierra y de seguir así, va terminar reemplazando el conocido adagio popular: ¡Más perdido que el hijo de Lindbergh! Por el de ¡Más perdido que Tareck El Aissami!

La gran diferencia –hasta ahora –entre estos dos fugitivos es el cinismo de Rafael Ramírez, al pisotear con odio y sin ninguna vergüenza el manual de Carreño. Leer cada artículo de Ramírez, es conocer una autodefensa centrada en la descalificación del presidente Maduro con minúscula, porque juraba y perjuraba, que el comandante Chávez, le iba a colocar la tabla de salvación al nombrarlo en su reemplazo, como el candidato antes un final, que se avecinaba irremediablemente, pero apenas escuchó la voz del comandante anunciando a Nicolás Maduro, como su elegido a la presidencia, sabía, que su final estaba adelantado por los hechos de corrupción que se conocen de PDVSA y ahora se parece a toda la jauría que comandó Donald Trump, con el propósito de cazar al presidente Maduro.

La manera más sencilla para acabar con un proceso revolucionario, es descomponiéndolo a través de la corrupción y en menor escala por medio de escándalos de faldas y si no se ponen los correctivos apenas se comienza, con medidas severas y ejemplarizantes, todo lo van minando, hasta regresar al pasado. Carlos Andrés Pérez y Jaime Lusinchi, por su naturaleza capitalista con sus gobiernos corruptos y sus barraganas denunciadas por Luis Piñerúa Ordaz, hacían lo que querían, hasta que claudicaron y ahí apareció el comandante Chávez, con su verbo encendido, dispuesto a combatir la corrupción, pero conseguir mujeres y hombres con la voluntad de luchar por esos nobles ideales no es tarea fácil y menos, cuando el partido de apoyo crece, después de la llegada del comandante al poder.

No es casualidad, que los enemigos más cínicos del proceso bolivariano, hayan salido del mismo movimiento. El país pedía a gritos un cambio radical, antes la corruptela impuesta por la caricatura democrática de los otrora grandes partidos: AD y COPEY, pero en medio del forcejeo se empezaron a colearse los "revolucionarios" con el carnet de la patria en la mano. Los ganados para la lucha eran muy pocos y el mismo José Vicente Rangel, como candidato vivió una experiencia amarga; en una visita a un pueblo del estado Cojedes; me tocó acompañarlo en la función de presentador ¡Aquí está el candidato del socialismo, vota por la izquierda! Y en vista, que no salía la gente, se me acercó al viejo vehículo y por la ventana me susurró: "Apagué ese aparato y nos vamos, parece que aquí no hay gente" no pude contener las risas, porque me vino a la memoria una vieja anécdota extraída de una visita a la tierra del Silbón: Guanarito; andábamos varios entusiastas principiantes en estas lides vendiendo la "Tribuna Popular" el periódico del PCV y salió un llanero con su expresión cantadito ¡No, ñerito aquí no se compra eso! y se guardó.

Sin embargo, de ese pueblo adoctrinado por AD y ÇOPEI salió una vanguardia aguerrida, valiente y decidida acompañando al comandante, hasta la muerte, y a la vez aprendiendo a defenderse de las embestidas del imperialismo, ya que, el inspirador de las luchas independentistas: Simón Bolívar, lo había señalado, como el futuro enemigo de los pueblos. Lamentablemente parece imposible olfatear por anticipado las pretensiones oportunistas de estos mercantilistas dolarizados, como Tareck El Aissami, Rafael Ramírez y otros tantos, que apenas se bajan o los descubren, empiezan a gritar, chillar y son capaces de revolcarse, como los niños malcriados, con tal de llamar la atención y esconder los dólares por millones mal habido de los ministerios donde enseñaban caras de angelitos. Mayor cinismo ¡Imposible!



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Narciso Torrealba


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