Problemas de la construcción de una tercera alternativa popular

La tesis básica de este artículo es, que la única manera de derrotar politicamente al madurismo, como la corriente más exitosa de la contrarrevolución, no es confiando esta misión a un único individuo encaramado autoritariamente encima del pueblo como el que más sabe, sino, en la construcción de un frente que unifique todas las fuerzas populares que sientan la necesidad de concentrar el conjunto de sus energías para hacer frente a la concentración equivalente del madurismo-oposicion de derecha, y que sostenga con firmeza un programa correcto, que en mi opinión sigue siendo el Proyecto Nacional Simón Bolivar.

En esa misma línea de pensamiento, cabe recordar, que todas las fuerzas políticas que unan sus esfuerzos para construir esta tercera alternativa popular están obligadas a desarrollar tres aspectos 1) hacer un análisis estratégico del capitalismo actual, 2) analizar la especificidad del estado venezolano como el campo de la centralidad de la política, sintesis de todas las contradicciones y 3) la necesidad misma de la organización política. Una revolución no se puede llevar a cabo sin conocer amplia y en profundidad el terreno y tampoco sin contar con un instrumento adecuado.

Se puede aceptar que cada quien asuma las herramientas teóricas que más crea conveniente al contexto histórico que vivimos para transformar la realidad, está en su pleno derecho, sin embargo, tal postura, muy legitima, no tiene porque erigirse en un obstáculo inamovible que impida que los demás piensen y hagan lo propio pero tampoco convertir todo esto en un obstáculo para construir la unidad de acción y pensamiento común que sirva de guía para conseguir los objetivos trazados, en el caso que nos ocupa, que es construir una tercera alternativa popular que descubra cómo hacer una revolución hoy en Venezuela y no mostrar una revelación inscrita en algún libro sagrado.

Está registrado en la historia, que conseguir la unidad orgánica entre todas las organizaciones que hablan en nombre de los intereses del pueblo, es la cosa más difícil; todas reclaman el primer y los mejores lugares. Es decir, lo que dicen ser, inmediatamente lo desdicen en los hechos, y terminan así por reproducir lo que manifiestan en teoría querer transformar. Esto siempre ha sido un asunto de gran dificultad por resolver y muy difícil de superar por cualquier revolución. En este terreno el pensamiento colonial de las relaciones dominantes ha tenido un gran éxito.

Para nada estoy proponiendo que haya que ceder, para subsanar el anterior problema y alcanzar la unificación, se deba construir un partido donde cohabiten los explotadores al lado de los explotados, como tampoco elaborar una especie de eclecticismo teórico-programatico, no creo en esas mezclas. Lo que digo es, que debemos ser más radicales, porque a partir del momento mismo en que haya un acuerdo entre las fuerzas politicas por levantar unidos las banderas de la construcción de una República de valores de uso y de productores libremente asociados, debe prevalecer entonces el ejercicio del escuchar con atención y reconocer al otro, en esa medida puede asegurarse que se está produciendo una ruptura con todo tipo de relaciones de dominación, y esto no tiene nada que ver con arrebatos utopistas, es más bien praxis revolucionaria real concreta, es si se quiere decir en otros términos, el boceto de promoción de la sociedad que se desea.

Y teniendo esta razón de fondo es que vengo insistiendo en la construcción de un puente donde se encuentren las acciones, los pensamientos y deseos entre lo que hasta ahora han sido dos caras de la misma clase social, los empobrecidos y traicionados del chavismo y los empobrecidos y traicionados de la oposición, con sus respectivas formas organizativas. Porque después de la muerte de Chávez, el madurismo que si existe como una fracción y la más exitosa de las corrientes contrarrevolucionarias, al quedarse con el timón de la revolución bolivariana abandonó una de las tareas estratégicas más importantes, que era unificar a la población venezolana para transformarla de pueblo en si en pueblo para sí. Y logicamente no lleva a cabo esta misión porque si ayuda a que el pueblo venezolano se hubiese transformado como era lo esperado, ( el impedimento que opuso para construir el estado comunal es una prueba irrefutable ) en esa categoría concreta, lógicamente el madurismo jamás hubiese podido haber causado tanto daño al pueblo venezolano porque sencillamente EL PUEBLO QUE SI EXISTE COMO CATEGORÍA POLÍTICA se lo hubiese impedido.

Entonces, el asunto a resolver, en este momento histórico, para estar en capacidad de construir una tercera alternativa popular, es superar el prejuicio de que debe existir un líder que todo lo sabe y todo lo ve. Se trata es de dedicar, toda nuestra atención, tensionar todas nuestras voluntades y desplegar todos los deseos en construir una tercera alternativa popular. No hay, por ahora, otra tarea.



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Arnaldo Aguilar Dorta


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