Ningún ciudadano tiene que angustiarse por un desatino más, que como Alcalde viene haciendo Luis Javier Sifontes, éste caso seguramente más reprochable que los otros anteriores.
Ninguna razón le dá derecho al Alcalde -ni al Gobernador-, a utilizar el Castillo Santa María de la Cabeza [1671-73] como sala de fiestas privadas.
Como ciudadanos tenemos el pleno derecho a denunciar, a reclamar y a oponernos por considerarlo un cuadro de continuo despilfarro e irracionalidad.
Ninguna razón alegada hasta ahora le dá derecho a nadie a apoyar un complot de gorilas enardecidos para cobrar impuestos a "zaraos privados y exclusivos" sobre una edificación histórica.
Enderezar la ciudad de Cumaná torcida intencionalmente no es tarea fácil... ésta denuncia sólo es un sofisma de "románticos estrasnochados" que resulta inaceptable entre gente decente del gobierno.
Nuestros dirigentes, en quienes se les ha delegado la responsabilidad de administrar, planificar, controlar y dirigir nuestra ciudad, no saben lo que es ésta. Es comprensible. Son dirigentes políticos para quienes la política es un fín en sí mismo y no un instrumento de transfornación colectiva.