"Las Verdades De Perogrullo, Quien A La Mano Cerrada Llamaba Puño".
Fin de la cita.
Anónimo.
En el segundo semestre de este año 2023 que está transcurriendo, los venezolanos, lo queramos o no queramos, nos encontramos involucrados en todos los debates políticos que están lo suficientemente candentes, y la mayoría de los ciudadanos los discuten eufóricamente en el ámbito que les toque, sean cotorras de café, redes sociales, de compra en los mercados, en las universidades, en los condominios, en las panaderías cerca de las alcaldías, tribunales, gobernaciones, legislaturas etc. El alto costo de la vida, el alza descontrolada del dólar, el aumento de tarifas. Y las elecciones presidenciales del próximo año 2024, son temas que acaparan buena parte de la atención del pueblo venezolano.
Este despertar político en la gente, es saludable. Si bien es sabido que los debates sobre los asuntos públicos de Venezuela, están contribuyendo enormemente a su vida política, también es cierto que pueden sacar a luz la apatía en la cultura social ciudadana.
Hasta ahora he analizado las falencias más comunes en las discusiones políticas que he observado.
Aquí mi objetivo es advertir sobre algunas de ellas. Que son parte de un fenómeno al que ya se está llamando como: "la tiranía de las redes sociales", altamente, presentes hoy en los medios digitales.
Donde todos los usuarios expresan su forma de pensar sin cortapisas, pero muchos de ellos sin hacer el más mínimo esfuerzo, por corroborar las fuentes, y así poder justificar sus opiniones. Cuando la tendencia informativa es predominante, muchas de las veces la discusión o debate carecen o son vacías de argumentos. La sola opinión sin argumentos no contribuye demasiado a un debate, para crear matrices de opinión en el barrio, el pueblo y la ciudad.
Aunque las muchas veces se usan tácticas para eludir los argumentos, cuando se dice: "escribo, pienso, y hablo como me da la gana, y punto lo demás es chicharrón de oreja" lo cierto es que la argumentación es necesaria, cuando el debate ante los ojos de los internautas, requiere de cierto nivel.
Otro de los objetivos mas conocidos es la llamada: "Falacia de Perogrullo", utilizada por Enrique Ochoa Antich, en sus tres escritos en contra de Diosdado Cabello, para tildarlo como un: "Fascista de Izquierda" en los medios digítales en estos primeros días de septiembre 2023. Los escritos de marras publicados consistieron en expresar ideas vacías de contenido, pero con el énfasis propio de quien dice algo sustancioso. Un caso oscuro, y mal intencionado fue la expresión: ¿Es posible un fascismo de Izquierda? Titulo que me llamó la atención, y como lector opté por replicarlo, utilizando como titulo: "La diarrea *fascista* de Enrique Ochoa Antich, en contra de Diosdado Cabello". www.aporrea.org/oposicion/a324452.html "la opinión de uno termina, donde empiezan los derechos del lector, que participa en el debate con criterios firmes" como lo originó con mucha humildad mi articulo. Todo parecía una idea con contenidos en las artículos de Ochoa Antich, pero todo lo escrito ahí era completamente vacuo. "Igual sucedió también durante la época de la esclavitud, donde todo era legal, hasta las opiniones: pero con la condición que los derechos de los esclavos terminaban allí, donde empezaban el de los amos". El problema era que siempre los derechos de los esclavos terminaban en la opinión, y el sitio incorrecto. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, reza muy claramente, las diferencias entre los distintos estamentos de la sociedad venezolana, donde radica, y dónde terminan, y comienzan los derechos de unos y otros.
Es así como surgen los genuinos debates. ¿Tenemos derecho a hablar necedades sin contenidos serios de un político en los medios de comunicación, o la libertad de expresión debería ceder ante el derecho a la verdad, y la seriedad? ¿Tenemos derecho a desalojar a los borrachos que se sienta a beber aguardiente, mearse, y cagarse en las puertas de entrada, y estacionamiento del edificio donde vivimos, o ellos deberían tener derecho a usar los espacios públicos para sus actividades recreativas, con el dios Baco? Cuando respondemos estas y otras opiniones, estamos llenando de contenido el debate de las ideas.
La falacia de Perogrullo es muy utilizada hoy por los politiqueros en campaña. Expresiones como "vamos a derrotar la inflación, y estabilizar el Bolívar frente al Dólar, cambiar y conservar lo que haya que conservar" o "haremos de Venezuela un país potencia, y lo industrializaremos con nuestra materias primas, porque tenemos un plan B" son expresiones vacías que encuentran los politiqueros, y sus gûataneros para hacer ofertas electorales engañosas, pero sin comprometerse con ninguna posición en particular.
En vista de todas estas chácharas politiqueras que estamos teniendo, y considerando que el próximo año 2024 abundarán los debates en el contexto de las elecciones presidenciales, es especialmente importante depurarnos de estos vicios, y exigir a quienes ocupan posiciones de poder que no intenten usarlos como demagogia electorera.