Carta de un maestro venezolano a Xi Jinping y a Vladimir Putin

Excelentísimos Presidentes de China y Rusia

Quiero ante todo extenderles un saludo fraternal y respetuoso de parte del cuerpo docente venezolano, aunque en honor a la verdad, debo decir, que no he sido autorizado por la soberanía de este honorable gremio de trabajadores de la educación para ser vocero de la propuesta que se le hace a ustedes en esta carta, ya que la misma es una decisión personal. No obstante, estoy plenamente seguro que al hacerse público su contenido, esta iniciativa contará con el consentimiento mayoritario, no sólo de los docentes sino, de la inmensa mayoría de la empobrecida República Bolivariana de Venezuela angustiada por la educación de sus hijos pero que se sabe hundida hoy en una catástrofe social y política que se origina en un 50% por la aplicación de las criminales sanciones del imperialismo euronorteamericano, y el otro 50% lo aporta la inmensa corrupción y destrucción de los bienes públicos que se lleva a cabo desde el gobierno neo-liberal y entreguista que preside el ciudadano Nicolás maduro Moros.

La humanidad pensante y preocupada que es la gran mayoría que habitamos esta República construida con inimaginables sacrificios de hombres como Bolívar pero también por millones y millones de mujeres que de no ser por su practica pedagógica del cuidado y la ternura, jamás hubiese sido viable esta nación, podemos mirar con admiración como los niños y la juventud de China y Rusia se desarrollan científica, tecnológica y artísticamente, mientras los nuestros tienen que salir huyendo de su patria, muriendo en las selvas de América Latina o sacrificados en los muros realmente existentes del American way of life, inducidos, sin lugar a dudas por la la alienación del consumismo y del sálvese quien pueda, a buscar falsas salidas individualistas de mejor vida en otras latitudes pudiendo perfectamente encontrarla aquí como venía siendo hasta años recientes. En Venezuela todo lo sólido se ha desvanecido en el aire y tenemos la sensación de vivir tiempos líquidos.

Pero no es justo lo que estamos sufriendo, las venezolanas y los venezolanos sabemos que hemos sido agraciados por dios y por la naturaleza por haber nacido en una tierra promisoria, dotada de amplias posibilidades y bondades geohistóricas de ecodesarrollo para satisfacer las necesidades básica de su pueblo y contribuir efectivamente con otros pueblos del planeta. Entre nosotros han vivido por siempre todas las naciones del mundo y a nadie se le ha arrebatado la vida o discriminado por ser negro, blanco o amarillo, por creer en sus dioses o por haber nacido en otro rincón del mundo. Venezuela, y de ello nos regocijamos, les ha bridado cobijo y respeto a todo aquel ciudadano del mundo que lo ha necesitado. Como sociedad, siempre nos ha impulsado la convicción de luchar por ser libres y soberanos, por eso tenemos como referencia de nuestra educación al maestro de América, Simón Rodríguez. Pero de repente, hemos ingresado en una noche oscura y ya llevamos atrapados en esta penumbra y borrosidad cultural diez años.

Cuando el pueblo venezolano estaba convencido de haberse dado su propia revolución, comete el fatal descuido de dejar aparecer en su trayectoria a uno de los más grandes escamoteadores y tramposos que haya habido en la historia de Venezuela, que vino expresamente a arrebatar los sueños de todo un pueblo que se sentía constructor de su propia historia con base a una cultura de mayores niveles de oportunidades para realizarse individual y colectivamente ,dentro de una sociedad con altos niveles de felicidad, fue con esa razón histórica que el pueblo venezolano se dio la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, para reunir en ese documento sagrado que es la CRBV los deseos, los sueños y las aspiraciones de vivir en paz consigo mismo y con el resto del mundo.

Apoyándome entonces en el derecho pleno que me otorga la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, pero asimismo en el talento caribeño, andino, llanero y amazónico del pueblo venezolano y en las ganas y deseos que tenemos las venezolanas y venezolanos de edificar una vida buena a partir de nuestro trabajo e inteligencia colectiva, les quiero proponer solemnemente, que nos extiendan un crédito para salvar nuestra educación nacional para levantar un poderoso modo de producción de conocimiento soberano e independiente. El pueblo venezolano tiene como hacerlo y lo quiere hacer.

Se trata de Crédito solidario que sea administrado por el mismo pueblo venezolano, controlado y fiscalizado con los mecanismos más transparentes que haya y podamos definir, incluso que ustedes mismos puedan monitorear. Será un préstamo para invertirlo en la formación científica y cultural de nuestros niños y jóvenes, es decir, es un préstamo para construir con garantías y seguridades nuestro futuro con república.

¿Qué cómo vamos a pagar ese crédito solidario? será cuestión de discutir públicamente la forma de pago, el pueblo venezolano siempre ha sido buena paga, los gobiernos que hemos tenido son los que nos hacen quedar mal.

Esta, excelentísimos presidentes, es la humilde propuesta que deseaba hacerles, no sin antes pedirles disculpas por tratar de distraer su atención concentrada en cuidar a sus naciones de las amenazas de la Otan. Con la esperanza de una respuesta positiva de su parte se despide de ustedes un docente venezolano.



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Arnaldo Aguilar Dorta


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