«Cada pueblo tiene el gobierno que se merece», la frase refleja el pensamiento de Joseph de Maistre (1753-1821), quien en su obra «Consideraciones sobre Francia» (1796) la empleó como una crítica a la Revolución Francesa y a la idea del contrato social; con ello, Maistre, buscaba expresar su crítica a la responsabilidad colectica de una nación (Francia), por los males que ejecute el gobierno electo por éstos. Lo cierto es, que Maistre se equivocó en su apreciación pues como demuestra la historia, un mismo pueblo puede tener durante un período de tiempo gobiernos diferentes, desde el autoritarismo de Donald Trump hacia el gobierno de corte neoliberal como el de Joe Biden en un período tan breve de tiempo como un cuatrienio. Los Estados Unidos, pudieron transitar ese cambio que por ahora transita por nuevos senderos de cambio. El cambio es lo permanente, como demuestra la historia y la decadencia de la otrora potencia hegemónica global, es hoy una realidad a la cual se resiste la burguesía imperialista estadounidense.
Suramérica pudo redefinir su liderazgo con hombres y mujeres, surgidos del mismo pueblo; ejemplo de ello, lo fueron Evo Morales, Hugo Chávez, Lula Da Silva, Néstor Kirchner, Rafael Correa entre otros. Obreros, indígenas, campesinos, soldados y funcionarios públicos, pudieron verse reflejados en gobernantes que eran como ellos, sobrevino así, la época dorada del progresismo suramericano. Y mientras el Sur se rejuvenecía, el norte permanecía inerte, anclado a líderes guerreristas que sólo sabían de golpes de estados, invasiones militares, doctrinas militares, guerra y más guerra. Bush, Obama, Biden y la nota discordante, del Mr. Trump, con quien el neofascismo tocó las puertas de la otrora nación supuesta como paradigma de democracia sucumbiendo ante el autoritarismo. Toda esa cadena de cambios profundos, denotaban la pudrición que el sistema capitalista neoliberal, venía sintiendo internamente. Uno de los síntomas más certeros que expresaba su enfermedad lo era, que su población se refugiaba –masivamente- en el consumo de drogas, como un escape a una realidad tan perversa como es, el estilo de vida americano. A esa generación de líderes y lideresas suramericanos, les tocó asumir con entereza los retos del milenio 2000-2015 de la ONU, en el marco de la «Cumbre del Milenio», como un compromiso para mejorar las condiciones sociales de vida de casi la mitad de la población mundial que vive en condiciones de pobreza (2.800 millones de personas, viven con menos de 2 US$ diarios). Suramérica, no sólo cumplió con dichas Metas, sino que su cumplimiento fue ejecutado antes de la fecha propuesta de vencimiento, en contravención con lo ocurrido en el norte global en el que ni se cumplieron las metas. Esa sola señal, prendió las alarmas en Washington D.C. que vio en el Sur, un rival de peso a sus pretensiones de dominación global. Los golpes de Estado, se hicieron habituales en la región y poco a poco, América se fue derechizando; apenas Cuba, Nicaragua y Venezuela, lograron resistir las andanadas del imperialismo que venía por la vida de aquellos pueblos que habían osado enfrentarse a su dominación. El mensaje de Washington, era claro: «ni se les ocurra cambiar nuestra dominación». El castigo, se hizo más severo y la fórmula cubana del genocidio masivo, se hizo extensivo a Nicaragua y Venezuela como fórmula de castigo, con las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo de sus economías; se concretaba así, el mensaje que Washington enviaba a aquellos pueblos de una región en que la amistad, solidaridad y hermandad les es característico a su forma de ser y actuar, y que Washington consideraba inapropiado. Algo inaceptable para un hegemón, que los quiere divididos y sometidos. ¡Os mandaré al Infierno por esto! Fue el grito de molestia que se escuchó desde Washington. Lawfare, guerra híbrida, desestabilizaron toda la región y gobiernos progresistas antes estables, se volvieron inestables y las revoluciones de colores, alias «golpismo», se puso de moda como si se tratara de una epidemia. Todo lo avanzado en la época dorada del progresismo latinoamericano en calidad de vida, fue echado para atrás y los estados de bienestar destruidos por una política cuyas consecuencias, hoy paga el imperialismo con centenares de miles de migrantes provenientes de países del Sur, tocándoles las puertas por un cupo de ingreso para trabajar y vivir en dicho país. Como decía Alejandro Dumas: «Cuando el diablo se mezcla en los asuntos humanos para arruinar una existencia o trastornar un Imperio, es muy extraño que no se halle inmediatamente a su alcance algún miserable al que no hay más que soplarle una palabra al oído para que se ponga seguidamente a la tarea.» Tal cual, le ocurrió a la Venezuela Bolivariana en 2019, y el miserable autoproclamado: Juan Gerardo Guaido Marqués, al subordinarse a los mandatos del «Fürer» Donald Trump y sus caprichos de consumir hidrocarburos, que Venezuela posee en abundancia. Al momento de escribir estas líneas, se hace público una nueva trama de corrupción ejecutada por juan ladrón, y la misma fue tratada en la Corte de Delaware, según la cual: «el político Juan Guaidó, habría usado recursos de la estatal petrolera Pdvsa (Citgo) para financiarse, obligando a la empresa a aceptar sus términos de refinanciamiento, ocasionando a Venezuela una pérdida de 19 millardos de dólares», cifra que lo convierte en el venezolano con más dinero robado en el mundo. Una fortuna, producto de la corrupción más grande, aplicada a país alguno sobre la tierra. Ni Alí Babá con sus 40 ladrones le toca sus talones, ni remotamente. Si el Presidente Biden, tuviera un mínimo de sinceridad en su propagandizada lucha contra la corrupción, de seguro que ese delincuente ya estaría tras las rejas y en espera de pronto juicio. Recordemos lo afirmado Biden, en junio 2021: «Mi Administración liderará los esfuerzos para promover la buena gobernanza; traer transparencia a los sistemas financieros de los Estados Unidos y del mundo; prevenir y combatir la corrupción en el país y en el extranjero; y hacen que sea cada vez más difícil para los actores corruptos proteger sus actividades…». Palabras que, una vez que su hijo consentido [Hunter Biden], pactara con la Fiscalía un acuerdo para no pagar con cárcel, los gravísimos crímenes de corrupción cometidos por éste en Ucrania, sencillamente, el tema fue sepultado y la corrupción, si te he visto no te reconozco.
Y tan igual que la corrupción, le ha ocurrido a las promesas de campaña electoral, las cuales se esfumaron con el tiempo que duró la campaña electoral y lo malo que era Trump fue asumido por Biden como solución a los gravísimos problemas que aquejan la vida del ciudadano/ciudadana estadounidense. Por estos días, anuncia el Presidente Biden, la reanudación de los trabajos de construcción del muro en la frontera sur. «No habrá otro pie de construcción de muro en mi administración», afirmaba el entonces candidato Biden, el 03 de agosto de 2019 en Texas. «Fin. Detener. Hecho. Se acabó. No lo voy a hacer. Vamos a retirar las demandas y salirnos. No vamos a confiscar la tierra», decía Biden entonces mientras acusaba al candidato Trump de implementar políticas migratorias racistas y de crear una crisis humanitaria en la frontera con México. 4 años y unos pocos meses tenemos al hoy Presidente Biden confirmando que su Administración iniciará la construcción de una nueva sección de 32 kilómetros de muro fronterizo con México, asegurando: «no poder detener o reasignar los fondos destinados para su construcción por parte del Congreso de Estados Unidos». ¡Así es Biden! El responsable, irresponsable. ¿Cómo creerle? No se equivocó el Ché, cuando afirmó una ley histórica para los revolucionarios y revolucionarias del mundo, a quienes dijo: «Al imperialismo, no se le puede creer ni un tantico así, ¡nada!» (Discurso pronunciado por Ernesto Che Guevara en la inauguración combinado industrial de Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1964).
Es por ello, que cuando escuchamos al anciano presidente de los EEUU, hablar ante el púlpito de las Naciones Unidas y decir todo un conjunto mentiras, medias verdades y frases pasadas de modas, nos dijimos: ¿hasta aquí llega la decadencia de la ONU, al prestar su tribuna a un ser tan corrupto e irresponsable, como lo es Joe Biden? El otrora político de «clase media», devenido en multimillonario sin haber trabajado nunca antes en su vida y posando –gratuitamente- y micrófono en manos para los huelguistas automotrices estadounidenses. Escuchar decir al anciano presidente estadounidense, que el culpable de la guerra en Ucrania es Rusia, cuando una semana antes su jefe político, ex presidente Barack Obama, exponía sin rubor su crimen, al ratificar lo dicho por Ángela Merkel, que la guerra en Ucrania obedeció a una estrategia Made in USA, con el propósito de debilitar a Rusia. Solo que, el tiro le salió por la culata y la Federación Rusa, su economía y su complejo industrial-militar no solo se ha fortalecido, sino demostrado ser superior al estadounidense en todos los sentidos. Incluso más, como afirma Rusia y ha quedado demostrado en el campo de batalla ucraniano, las armas desarrolladas por EEUU están en inferioridad, con relación a las desarrolladas por la extinta URSS. Lo que habla muy mal, del complejo industrial militar de EEUU y su desarrollo tecnológico. Ni que hablar de China, el definido como principal enemigo de la potencia declinante sobre el cual se refirió días atrás, el jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, el general Mark Miley, haciendo hincapié en la importancia de evitar un conflicto armado abierto con China: «Debemos hacer todo lo posible para evitar un conflicto armado abierto con China», en entrevista con la cadena CNN este mes de septiembre 2023. Lo que nos habla, no solo de la fortaleza militar que ha adquirido China para emparejarse y superar las fortalezas del antiguo imperio, sino del respeto que genera en los altos mandos militares la República Popular.
La sarta de mentiras que todas juntas hicieron el discurso del anciano presidente Biden, no aguantan la colocación del polígrafo pues su colocación en el cuerpo del anciano presidente pudiera generarle un infarto, como respuesta ante tantas mentiras dichas por Biden. Razón tenía el Presidente Chávez, el 20 de septiembre 2006, cuando en un escenario similar se hizo presente otro presidente de EEUU, George W. Bush, armado también de mentiras, medias verdades y fake news, para hablar ante la Asamblea General. Respondió con dignidad Hugo Chávez: «Ayer desde esta misma tribuna el señor presidente de EE UU, a quien yo llamo el diablo, vino aquí hablando como dueño del mundo; un psiquiatra no estaría de más para analizar el discurso de ayer, como vocero del imperialismo vino a dar sus recetas para tratar de mantener el actual esquema de dominación y saqueo».
La responsabilidad, es una cualidad que tiene todo individuo de cumplir sus obligaciones o promesas, y asumir las consecuencias de sus actos, cuando los realiza de manera consciente e intencionada. La responsabilidad, es un valor y una práctica ética, ya que impacta en la vida familiar, académica, laboral y ciudadana. Una persona responsable, cumple con sus deberes de manera oportuna y eficiente. Fue en correspondencia con el cumplimiento de su responsabilidad, que el Presidente Hugo Chávez, rindió cuentas ante la Asamblea General el 15 de septiembre de 2005, en la ciudad de New York, sede de la Organización de Naciones Unidas Organización de Naciones Unidas (ONU). Dijo el Presidente Chávez: «Cinco años después de la Cumbre del Milenio, la cruda realidad es que la gran mayoría de las metas diseñadas, pese a que eran ya de por sí modestísimas, no serán alcanzadas. Pretendimos reducir a la mitad los 842 millones de hambrientos para el año 2015. Al ritmo actual la meta se lograría en el año 2215 (…) Esto, amigas y amigos del mundo, nos lleva de manera irreversible a una amarga conclusión: las Naciones Unidas han agotado su modelo, y no se trata simplemente de proceder a una reforma, el siglo XXI reclama cambios profundos que sólo son posibles con una refundación de esta organización. Esto no sirve, hay que decirlo, es la pura verdad. (…) Mientras avanzamos hacia un nuevo modelo de Naciones Unidas que haga cierto y suyo ese nosotros de los pueblos, hay cuatro reformas urgentes e irrenunciables que traemos a esta Asamblea, la primera, la expansión del Consejo de Seguridad tanto en sus categorías permanentes como en las no permanentes, dando entrada a nuevos países desarrollados y a países en desarrollo como nuevos miembros permanentes. La segunda, la necesaria mejora de los métodos de trabajo para aumentar la transparencia y no para disminuirla, para aumentar el respeto y no para disminuirlo, para aumentar la inclusión. La tercera, la supresión inmediata, seguimos diciéndolo desde hace seis años desde Venezuela, la supresión inmediata del veto en las decisiones del Consejo de Seguridad, ese vestigio elitesco es incompatible con la democracia, incompatible con la sola idea de igualdad y de democracia». En su intervención, clamó Chávez por la protección del pueblo estadounidense: «Yo creo, que uno de los pueblos que requiere protección es el pueblo de Estados Unidos, demostrado ahora dolorosamente con la tragedia de Katrina: no tiene gobierno que lo proteja de los desastres anunciados de la naturaleza, si es que vamos a hablar de protegernos los unos a los otros…» Y proseguía en su rendición de cuentas: «En apenas 7 años de Revolución Bolivariana, el pueblo venezolano, puede exhibir importantes conquistas sociales y económicas. Un millón 406 mil venezolanos aprendieron a leer y a escribir en año y medio, nosotros somos 25 millones aproximadamente y, en escasas semanas el país, dentro de pocos días, podrá declararse libre de analfabetismo, y tres millones de venezolanos antes excluidos por causa de la pobreza, fueron incorporados a la educación primaria, secundaria y universitaria. Diecisiete millones de venezolanos y venezolanas –casi el 70% de la población reciben, por primera vez en la historia, asistencia médica gratuita, incluidos los medicamentos y, en unos pocos años, todos los venezolanos tendrán acceso gratuito a una atención médica por excelencia. Se suministran hoy más de 1 millón 700 mil toneladas de alimentos a precios módicos a 12 millones de personas, casi la mitad de los venezolanos, un millón de ellos lo reciben gratuitamente, de manera transitoria. Estas medidas han generado un alto nivel de seguridad alimentaria a los más necesitados. Señor Presidente, se han creado más de 700 mil puestos de trabajo, reduciéndose el desempleo en 9 puntos porcentuales, todo esto en medio de agresiones internas y externas, que incluyeron un golpe militar facturado en Washington, y un golpe petrolero facturado también en Washington, pese a las conspiraciones, a las calumnias del poder mediático, y la permanente amenaza del imperio y sus aliados, que hasta estimula el magnicidio…» Mayor nivel de responsabilidad, imposible…