Nos estamos preparando a otra fase en la confrontación latinoamericana y, ahora es El Esequibo, donde el comandante Chávez y su Canciller y ahora presidente poco elevaron una argumentación válida hacia ese territorio abandonado y que le pertenece a Venezuela. Claro, es necesario rescatar la soberanía nacional para declararnos en resistencia al modelo de privatización existente, concesiones y saqueos de nuestros recursos mineros, miles de extranjeros hacen vida ilícita en el país y, todo en silencio. Sí, los venezolanos levantamos nuestras voces, pero, ya hay grupos de personas incursionando en la minería y empresas, cuyo origen es extranjero, ahora más, por las alianzas estratègicas que poco han beneficiado a nuestros ciudadanos que están comprometidos con el país, desde que se ejecutó La Asamblea Constituyente para que cada ciudadano tuviese una vida digna.
La ignorancia de algunos progresistas en el Sur es garrafal. Aúpan las etapas de desarrollo del capitalismo monopolista transnacional, es un proceso de expansión del capitalismo a las esferas de la ideología y de la cultura que, ha alcanzado magnitudes nunca antes conocida y, la carencia educativa ha llevado a acondicionar el pensamiento hacia Venezuela como una especie de adversidad.
El desarrollo del Capitalismo de parte de partidos de izquierda y sus respectivas organizaciones, agrava no solamente la situación alimentaria, sino también sus manifestaciones sociales. En este sentido, las mujeres guyaneses emprenden un largo recorrido a nuestras tierras venezolanas y paren en centros hospitalarios- sanitarios, con todos los gastos pagados por el gobierno central, pero, las autoridades de identificación nacional jamás desde la época de Raúl Leoni hasta Maduro se les ha ocurrido darle una cédula de identificación bolivariana a estos neonatos, ahora, vienen con esa pregunta inverosímil. Y nos obligan a votar por el sí, siendo un deber. Pura escatología militar, cuando somos civiles.
En la rápida globalización, la verdadera prosperidad mundial es invisible, un panel experto en Ciencias en 1948 expresó, “No puede perdurar en una parte del mundo las riquezas, sí en el Tercer Mundo encontramos pobreza y mala salud”. Las islas de La Cuenca del Caribe y Guyana, siempre son asistidas por Venezuela, solo, que, en la modernidad al aparecer la difusión de la economía de mercado, se rompieron los lazos comunitarios y, privó a millones de personas del acceso a la tierra, al agua y a otros recursos y, a nuestros presidentes se les olvido El Esequibo. Los pobres aparecieron cada vez más como un problema social, que requería nuevas formas de intervención en la sociedad y, estaban estas tierras venezolanas totalmente vírgenes. La pobreza a escala global apareció después de la II Guerra Mundial.
La muerte y el replanteamiento de la economía de desarrollo están ligadas, sin duda, a la defunción del neokeynesianismo y, al ascenso del neoliberalismo en el mundo entero.
Han aparecido criticas muy agudas, lo cierto es que los cubanos adquirían piezas textiles en las tiendas guyanesas para su grupo familiar que iban en viajes chárter y en yates, se les abrió una compuerta a la burguesía de la principal isla caribeña que, despreciaban los productos chinos referidos a electrodomésticos por carecer de respuesta o, lo difícil de adquirirlos en nuestro país, nos despreciaban.
Los economistas occidentales que estudiaba Asia, África y América Latina a finales de la Segunda Guerra Mundial estaban convencidos de que los países que integraban estos continentes no eran complicados, sus problemas fundamentales se resolverían con solo aumentar adecuadamente su ingreso per cápita., con la doctrina del nuevo crecimiento económico, de modo que siempre fuimos unos muñecos de cuerda desde 1981 y Fidel Alejandro Castro Ruz, inquiría un acercamiento con el Reino Unido por sus discrepancias con Rusia y Guyana era parte del juego.-
El desarrollo, permitió ver al mundo desde lo técnico, en una amplitud geopolítica, para ello, la tecnología constituía la nueva estructura de la modernidad y el universo contemporáneo, la ideología ya no era un ápice de discusión política, todo se fundamentaba en lo financiero y bursátil.
El mercado interno del país- Venezuela- lo deja a uno estupefacto. Mientras, las islas se sostienen económicamente gracias al petróleo. Nuestra ruptura con EE.UU nos ha perjudicado, de Irán nada podemos esperar en lo positivo, sino que nos impongan sus leyes y, esto, no lo digo yo, lo han expresado los Ayatolas , desean nuestro territorio para operar en sus cadenas de montajes y pagarnos miseria. Y, la Ruta de La Seda desea desviarla por Capernamuco, Brasil, en línea recta con Jerusalén, pasando por África. Venezuela quedará a un lado y, los inversionistas solo la ven como un nicho, poco un país para invertir. El silencio no es bueno, nuestro presidente- es su oportunidad- de hablarnos de su época de Canciller de La República y su gestión con Guyana y no del Oriente Medio, eso queda lejos y es una sociedad compleja.