Ay mi Chucha, si la vaina va como creo que va en las escuelas públicas de Margarita, dentro de muy poco mi cotorrita, ni vamos a poder escribir correctamente, una cosa tan propia y margariteña como esto: hija er diablo o hijo er diablo. Si la vaina continúa así mi cotorra, tampoco vamos a decirlo correctamente. No hay nada más margariteño que un hijo era diablo y una hija era diablo.

No te extrañe mi comay cotorra, que en los cuadernos escolares de tareas, veamos cosas que no se veían tanto y tan feas. Vaina sea mi cotorra, que las nuevas generaciones que egresen de las escuelas públicas sean mudas. Enmarcó el problema dentro de las escuelas públicas porque los cuadernos que ví mi comay, fueron de estudiantes entre 6to y segundo año.

Chelita, cuénteme mejor; qué te traes con esto y bajo qué argumento, usted mi comay, hace una observación como está.

No digo mudo mi cotorra, pero ratificó que serán como mudos, porque su vocabulario es realmente muy pobre y definitivamente por lo que he visto en alumnos de las escuelas de El Cercado y El Maco y La Vecindad (Municipio Gómez) a través de los cuadernos que he revisado, entiendo que la cosa puede ser peor a lo que imagino.

¿Qué puedes hacer mi burrita Chela?

Pienso tocar a la gente que quieren ver a sus hijos echando pa'lante. Te voy a leer, el borrador de la cara para que me ofrezca tu opinión y tratar de sensibilizar a las familias sobre esta delicada situación.

Estimados padres y representantes

Créame, que ponerme como la burrita Chela, en el compromiso de escribirle para exponerle una preocupación que puede generarnos muchas angustias, no me es fácil. Opté por escribirle porque no puedo desprenderme de una responsabilidad, que ejercí en la Universidad Central de Venezuela y como docente, este problema, que ahora me permito comentarle, fue parte de una labor o de las actividades que atendí.

Entre los años 1980 y la década de los noventa del siglo XX, se realizaron investigaciones para conocer sobre la calidad de la educación venezolana. El consenso era que no tenía la calidad que debía. En este proceso fue importante la designación de una comisión de alto sentido académico con Arturo Uslar Pietri y Luis Beltrán Prieto Figueroa al frente de ella.

El informe y el proyecto (COPEN) que está comisión presentó fue muy claro y preciso en este drama de escolares sin el dominio de las competencia para leer bien y escribir igualmente buen. Si en esto no estamos bien, no hay comprensión y no hay ideas ni pensamiento.

También para estas décadas, conocimos la investigación de la profesora Lourdes Sánchez (UCV) y de Ramón Casanova y Gabriela Bronfenmajer. En el trabajo (libro) de Ramón y Gabriela se registran dos hechos, que ahora no voy a tratar. Fue público y notorio la situación que se registró sobre el pésimo nivel de escritura y lectura de los estudiantes venezolanos.

Amigos, he podido ver unos casos de acá (El Cercado, El Maco y La Vecindad) y creo que la situación es hoy peor en el campo de la escritura y la lectura. Nuestros niños, según lo que he visto, tienen un muy bajo nivel en estas competencias básicas.

La escritura y la lectura son dos competencias o habilidades que tienen su importancia en el desarrollo intelectual. Si no se escribe bien y si no se lee bien; los niños tendrán problema con el desarrollo intelectual y el pensamiento lógico, que aunque tiene su momento, debe tener como apoyo estás dos herramientas.

Son casos que he visto y desearía que fueran una excepciones, pero creo que en esto estamos en la regla. Creo que el problema está generalizado.

Creo que como comunidad, se pueden pensar en alternativas para ir en lo posible intentando atenuar la situación.

Otro dato que se anexa a este y lo produce, es el muy pobre vocabulario que tienen nuestros estudiantes. Los veos con un palante muy limitado y grosero.

Dale mi comay, mándala. La carta se ve bien.