Casi disparando desde la cintura, me atrevo a copiar algunos apuntamientos que he circulado en numerosos mensajes de WhatsApp con amigos de diversas posiciones políticas (en particular, del campo opositor).
Primero a lo primero: despachemos el casi siempre ocioso tema numérico.
Llamado al botón el vocero, a causa de sus equívocos, ya se ha confirmado negro sobre blanco y a viva voz: según el CNE, votaron 10 millones de venezolanos. Legítima incredulidad. Natural que Venezuela dude de esa abultada cifra. Lo de las colas no es un punto de referencia importante. Y la comparación con las primarias de la PUD es tonta. Con decenas de miles de mesas electorales más, y siendo un acto comicial tan rápido, lógicamente el "agolpamiento" de electores a las puertas de los centros de votación no se iba a producir. Pero la "percepción de participación" (como ocurre a veces con la percepción climática) no se corresponde con esos 10 millones de electores. Y, como sabemos, la percepción es la mitad de la política.
Pero lo digo con franqueza: en cualquier caso, yo, frente a Guyana (porque es frente a Guyana que estamos, no frente al gobierno), no voy a entrar a discutir esos resultados. Critico sí la partidización del gobierno de un referendo que debió ser nacional. Igual que la abstención de la oposición extremista. Pero frente a un agresor externo no me fajo a poner en tela de juicio esos resultados. Hacerlo me parece antipatriótico.
Sentí que era una lástima, y muy triste por el país, que ni siquiera un tema como éste pudiese sacarse de la infernal lógica polarizadora... Escribí: "Si la participación no fue tan alta como pudo haber sido, se le hará un daño al país frente a Guyana".
Había, hay, dos grandes responsables, a mi modo de ver:
• Por una parte, culpa tendrá el abstencionismo oposicionista militante que pone sus intereses por encima de la nación y cuyo liderazgo responde a mandatos foráneos.
• Por la otra, la cultura partido-Estado que quiso convertir la consulta en una victoria PSUV vs. Machado, convocándola sin consultar con nadie, comenzando por la PUD y su candidata, como debió haber hecho. Lamentable la alocución del presidente Maduro en el CNE, sectaria, sesgadísima, al momento de recibir el certificado con los resultados.
Desde esta perspectiva, el centro de la crítica nacional debe ser a los dos extremismos, que sacrifican al país como una víctima propiciatoria en nombre de sus intereses particulares. Uno, llamando a la abstención. Otro, tratando de partidizar una consulta nacional. Para ambos, el Esequibo se convirtió sólo en un pretexto... Por eso hay que salir de los dos… o, desde un tercer factor, constreñirlos a ponerse de acuerdo.
Más allá del referendo, y más aún si fuesen ciertas las sospechas de que las cifras fueron trucadas (como creen algunos), en cualquier caso, está claro que sólo es posible un cambio político en Venezuela si se persuade al gobierno …y si se les dan garantías a Maduro y su gente de que no habrá persecución, que no habrá "cacería de brujas" (como amenazó Machado), y de que se mantendrán en el poder, compartiéndolo, aunque salgan del gobierno. A los "trancazos" no será. Ellos harán lo que sea, sin escrúpulo alguno, para impedir un cambio a la fuerza.
Escribo "más aún si fuesen ciertas las sospechas de que las cifras fueron trucadas", pues si es así, se prueba la fortaleza en términos de poder real de ese fenómeno político social que he acostumbrado llamar partido-Estado. Observando al disciplinado Alto Mando en el acto electoral de su Comandante en Jefe, es decir, a la F.A. como pieza constitutiva del partido-Estado, confirmé que sólo será posible un cambio político que los haga parte del proceso transformador.
En tal sentido, la candidatura opositora no puede ser la que más antipatía le cause al gobierno sino una que cuente con su aquiescencia para entregar. De lo contrario, olvidémonos del cambio en 2024. El chavismo-madurismo hará lo que sea necesario para impedirlo, echando mano sin escrúpulo alguno de todos los resortes del poder, que son muchos. En fin de cuentas, se creen revolucionarios …y de Robespierre y Lenin a esta parte, sabemos que un revolucionario que se tenga por tal, no puede tener escrúpulos. Por todo esto Machado es el principal obstáculo para ese cambio.
Para que el cambio 24 sea un cambio posible y seguro; para que se puedan acordar las reformas y la constitucionalización de los Poderes Públicos de modo que haya más y mejor democracia; para que haya crecimiento económico con justicia social, abatiendo la inflación de modo que se incremente la capacidad del salario real y las pensiones y jubilaciones y se recobren las prestaciones; para ocuparse de reconstruir a la nación, en particular los servicios públicos de salud, electricidad, agua, gas y vialidad; para que la educación sea un instrumento de superación personal y un emporio de capital humano para la nación; para que podamos transitar hacia nuevas formas de energía más allá del petróleo, usando el agua, el sol, el viento, que Venezuela tiene en abundancia; para que todo esto pueda lograrse, tenemos que superar la camorra infecunda y construir la Tercera Unidad Nacional: si la del siglo XIX nos dio la independencia y la del siglo XX nos dio la democracia, que la del XXI nos dé el desarrollo con progreso, inclusión y justicia social.
Esto es posible. Está a nuestro alcance. Sólo necesitamos un poco de buena voluntad… y de inteligencia… para lograrlo. Los venezolanos podemos.