Mi palabra

Motorizados sin conciencia peligrosos suicidas

"Una buena conciencia vale mil espadas"

Shakespeare

Una dama de hablar pausado, pero no paraba mientras escogía unas papas con la mano cubierta por una frágil bolsita, de esas hechas para embolsar lo poco que se puede comprar; por momentos parecía comunicarse con lo que veía en las mesas, pero todo aquel, que le daba una oportunidad, terminaba por referirse al tema de los motorizados, el cual han inundado calles y avenidas con desenfrenadas carreras, para finalmente utilizar las cornetas, como si están espantando pájaros, ya que, por donde usted pase oye el sonido de aviso y puede asegurarse, que viene un motorizando anunciando su paso, el único fugaz e intermitente momento de cierto raciocinio: tocar la corneta.

El problema ha desbordado a los encargados del orden público, a tal punto, que los mismos comisionados de poner en práctica el ordenamiento, en repetidas oportunidades los vemos utilizando estos vehículos de dos ruedas, con más de dos pasajeros y por ahí podemos sacar profundas conclusiones para reflexionar sobre el verdadero y gran berenjenal, que significa el aumento sin control de la circulación de motorizados y de la cantidad de accidentes con el lamentable número de muertos y heridos.

Los grandes fabricantes y comerciantes, siempre tiene el radar presto para intuir, cuando el negocio es rentable, por algo en estos momentos las licorerías, ventas de motos y farmacias, vienen ocupando tanto espacio en cualquiera ciudad, que prácticamente no dan para más y muchas veces en pequeños rincones aparece uno de estos establecimientos, con la publicidad necesaria para atraer, pero tienen que cargar los dólares de lo contrario, se regresa, como niño pensando en un juguete, aún, cuando de la curiosidad no se salva nadie, así lo pongan a repetir la lecciones en miles oportunidades señalándole el problema dolarizado.

Hace algunos años, un escritor e investigador italiano le advertía a la humanidad, que en los próximos años en todo el mundo la mayoría de las familias, iban a tener por lo menos uno de sus integrantes, con problemas de alcohol o drogas y eso lo estamos viendo de manera alarmante, pero es que por vender y cargar dinero a manos llenas a los inescrupulosos creados por el capitalismo no se les arruga la cara, porque nadie se imaginaba, que en tan corto tiempo la venta de motocicletas se iba a entender en toda Venezuela y por lo jugoso del negocio, ahora en cualquier barrio del país, se ven estacionadas y son tan funcionales para movilizarse, que el menos pensado se compra una y llegará el momento, que en cada hogar una moto.

¿Cuál es el verdadero y real problema de estos funcionales medios de transporte? La falta de conciencia de los conductores, porque lamentablemente parece un vehículo exclusivo para jóvenes –por muchas razones –y la mayoría cargan la adrenalina acelerada y cuando no es así, se encuentran con la tentación del alcohol y algo más, hasta llegar muchas veces, quienes no piensan en el peligro a cometer locuras, empezando por hacer caballito, como imitando la publicidad de un conocido ron llamado popularmente "caballito frenao" pero hasta ahí, porque los motorizados hacen muy poco uso de los frenos, cuando andan en esas piruetas y muchos terminan pagando la osadía con su propia vida

La contrariedad está presente diariamente, porque lejos de convertirse en una solución en el problema del transporte, ha llegado a los límites de sálvese quien pueda, porque ahora la imprudencia, la falta de conciencia y la velocidad desenfrenada anda en moto y son tantas, que prácticamente se agota el espació y más en las grandes ciudades los fines de semanas, ya que, aumenta la circulación por la cantidad que llegan de los caseríos y lugares circunvecinos, la mayoría hacer las compras de la alimentación diaria, pero no faltan los que quieren dársela de grandes pilotos y ese que no vivieron la época del gran campeón Johnny Cecotto, porque de lo contrario los muertos llegarían a niveles de pandemia, ya que, los jóvenes para imitar y estar a la moda hacen cualquier cosa, menos tomar conciencia. A todo esto podemos agregar, que, los que andan de parrilleros no les falta el celular y en cualquier accidente son los primeros de salir disparados y muchas veces ni se enteran del paso violento hacia la eternidad y para allá no vale tocar corneta.



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Narciso Torrealba


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